Un equipo de investigación ha estudiado, por primera vez, cómo los roedores aprenden el comportamiento de selección de semillas sanas frente a las infestadas, discutiendo las posibles causas evolutivas responsables del aprendizaje y sus consecuencias ecológicas en la dispersión de semillas.
Los roedores seleccionan semillas para alimentarse y contribuyen a la dinámica de regeneración natural de muchas especies de plantas al dispersar las semillas. Ahora, los científicos Alberto Muñoz y Raúl Bonal, del Instituto de Recursos Naturales y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (CSIC-UCLM-JCCM), han analizado la importancia del aprendizaje en la selección de semillas por el ratón moruno (Mus spretus), un roedor muy común en la Península Ibérica.
Según el estudio, que se publica en el último número de Behavioral Ecology and Sociobiology, los roedores granívoros pueden haber desarrollado un comportamiento trófico concreto en función de la cantidad y calidad de las semillas que consumen, que es variable e impredecible en el tiempo y el espacio.
“A medida que avanza la temporada de caída de las semillas y los ratones adquieren experiencia, discriminan negativamente las semillas infestadas y seleccionan las sanas”, explica a SINC Alberto Muñoz. El trabajo pone de manifiesto la importancia del aprendizaje, que hace a los individuos “más flexibles y versátiles a la hora de seleccionar el alimento”.
Los autores, además, proponen que el comportamiento de aprendizaje de los roedores tiene unas causas evolutivas concretas y unas consecuencias ecológicas importantes, ya que “especies vegetales tan importantes para los ecosistemas mediterráneos, como la encina, dependen en gran medida de la labor de los ratones para la dispersión de sus bellotas”.
Selección en menos de 15 días
Los investigadores capturaron 19 ratones adultos (7 machos y 12 hembras) en el Parque Nacional de Cabañeros (Castilla-La Mancha) en el otoño de 2003 durante la época de caída de las bellotas. Según afirman los biólogos, estos roedores eran “individuos experimentados”, ya que habían tenido contacto con bellotas sanas e infestadas y eran capaces de reconocer y evitar estas últimas y de seleccionar “preferentemente” las bellotas sanas.
Para contrastar los resultados, capturaron otras 15 hembras preñadas que dieron a luz de 3 a 7 ratones cada una, de los que se seleccionó uno de cada hembra. Los científicos expusieron estos ratones nacidos y criados en cautividad a las bellotas sanas e infestadas para demostrar si éstos podían diferenciarlas, es decir, si existía un comportamiento innato en este sentido. Las conclusiones indican que los roedores “no experimentados”, sin contacto previo con bellotas, “no tenían capacidad de discriminar entre unas y otras, y consumían las infestadas con igual frecuencia que las sanas”.
Durante 15 días los investigadores ofrecieron sanas como infestadas a los roedores que no habían tenido contacto previo con bellotas, éstos fueron capaces de aprender a seleccionar las sanas. “Empezaron a rechazar las infestadas y acabaron seleccionando las bellotas sanas al igual que los individuos experimentados capturados en el campo”, señala Muñoz.
Las condiciones tróficas naturales de los ratones varían de un año a otro, de manera que éstos pueden encontrar proporciones muy diferentes de bellotas infestadas y sanas. En este contexto, Muñoz indica que “las estrategias óptimas de selección cambian y favorecen que los individuos aprendan a decidir a lo largo de cada temporada”. De este modo, se evita la selección de estrategias innatas fijas.
Gracias al aprendizaje y a la selección de los ratones, son dispersadas las semillas de encina más sanas, es decir, las que más probabilidades tienen de contribuir a la regeneración vegetal. Por el contrario, aquellas que son frecuentemente infestadas por gorgojos (insectos perforadores cuyas larvas se desarrollan dentro de ellas), pueden ser menos atractivas para los roedores, ya que reducen la cantidad y calidad de alimento disponible.
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Referencia bibliográfica:
Muñoz Alberto, Bonal Raúl “Seed choice by rodents: learning or inheritance?” Behavioral Ecology and Sociobiology 62(6): 913-922 ABR 2008