Un estudio internacional con participación de la Universidad de las Illes Balears alerta que los plásticos degradados podrían ser los que alojan mayor abundancia de comunidades microbianas, ya que esos materiales envejecidos liberan más cantidad de compuestos orgánicos que los nuevos.
Las comunidades microbianas que crecen en los desechos plásticos de los ríos pueden albergar microbios potencialmente patógenos y actuar como reservorios de genes de resistencia a antibióticos, según un estudio internacional publicado en la revista científica Microbiome y liderado por Joseph Christie-Oleza, del Departamento de Biología de la Universidad de las Illes Balears.
Los resultados también ponen de relieve las diferencias entre los potenciales patógenos y los genes de resistencia a antibióticos que pueden albergar los plásticos nuevos y los degradados.
Los investigadores caracterizaron las comunidades microbianas halladas en la superficie de plásticos sumergidos durante siete días en el río Sowe (Reino Unido), a un kilómetro de una planta de tratamiento de aguas residuales, en febrero de 2020.
Las comunidades microbianas de plásticos nuevos y envejecidos se compararon con las encontradas en una superficie de control (madera) y las comunidades presentes en el agua del río.
Los autores descubrieron que las muestras de plástico, madera y agua albergaban microbios potencialmente patógenos, pero que los tipos de patógenos extraídos de las muestras de plástico y madera diferían de los de las muestras de agua de río.
Las muestras de plástico y madera contenían los patógenos potenciales Pseudomonas aeruginosa, Acinetobacter y Aeromonas —bacterias conocidas como 'oportunistas' que suponen un mayor riesgo para las personas con sistemas inmunitarios comprometidos—, mientras que las muestras de agua contenían los potenciales patógenos humanos Escherichia, Salmonella, Klebsiella y Streptococcus.
Del mismo modo, los autores descubrieron que, aunque los microorganismos extraídos de todas las muestras contenían genes de resistencia a los antimicrobianos, los tipos de resistencia diferían entre los de las muestras de plástico y madera y los de las muestras de agua.
Cuando los autores compararon las comunidades microbianas que crecían en plásticos nuevos y envejecidos, descubrieron que P. aeruginosa (que puede causar infecciones en pacientes hospitalizados) era especialmente abundante en las muestras de plástico degradado.
Especulan que esto podría deberse a que los plásticos degradados liberan mayores cantidades de compuestos orgánicos que favorecen el crecimiento microbiano que los plásticos nuevos.
También descubrieron que la abundancia relativa de genes de resistencia a los antimicrobianos presentes en las comunidades microbianas era mayor en las muestras de plástico envejecido que en las de plástico nuevo, aunque señalan que las razones no están claras.
Los autores sugieren que es necesario seguir investigando los posibles riesgos que tiene la contaminación por plásticos debido a su capacidad para albergar y transportar microbios potencialmente patógenos y genes de resistencia a antibióticos.
También ponen de relieve la importancia de monitorear los vertidos de aguas residuales por sus riesgos para la salud humana y el medio ambiente.
Referencia:
Zadjelovic, V., et al. "Microbial hitchhikers harbouring antimicrobial-resistance genes in the riverine plastisphere". Microbiome (2023)