Un grupo de investigadores de la Universidad de León ha estudiado el desarrollo cardiaco de esta raza y ha observado que éste se completa al año de vida, antes que otras razas de las mismas dimensiones y peso.
Los perros de raza beagle son algo más que animales de compañía o fieles asistentes de caza. En el campo de la experimentación científica son los perros que habitualmente se pueden encontrar en los laboratorios. Ampliar el conocimiento que se tiene sobre estos sabuesos tiene una gran importancia, ya que estos perros son utilizados en estudios toxicológicos o renales, entre otros ámbitos, con aplicación para los seres humanos.
"Si no sabemos que es lo normal, difícilmente conoceremos qué es lo patológico", apunta Inmaculada Díez Prieto, directora del Departamento de Medicina, Cirugía y Anatomía Veterinaria y miembro del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed), donde se inscribe el grupo que ha realizado el trabajo. La experta apunta que el desarrollo cardiaco "es muy diferente entre las diferentes razas, ya que no se puede comparar un chihuahua y un mastín", pero en el caso del beagle, además de conocer las características propias de esta raza, es importante "realizar un seguimiento del desarrollo del corazón por ser un animal de laboratorio".
Los investigadores seleccionaron seis perras, en las que midieron durante casi dos años a través de un ecocardiograma diferentes parámetros cardiacos. En concreto, sometieron a los animales a la ecografía cardiaca a los cuatro, siete, 10, 13, 17 y 21 meses. La técnica utilizada no fue muy diferente a la utilizada en las clínicas para la detección de anomalías como hipertrofias o dilataciones en el corazón, con algunas variaciones metodológicas.
Los veterinarios de la Universidad de León relacionaron los parámetros del crecimiento del corazón con los de del peso y la superficie corporal de estos perros. De cachorro, un beagle ocupa 0'38 metros cuadrados de espacio, mientras que de adulto alcanza el medio metro cuadrado de superficie corporal.
A dos ritmos
Los científicos observaron que los beagle desarrollan su corazón a dos ritmos. Hasta los siete meses, el ritmo en algunas partes el corazón como el ventrículo izquierdo es rápida, más que en otras razas del mismo tamaño. A partir de entonces, el crecimiento cardiaco se desacelera hasta alcanzar la plenitud a los 12 ó 13 meses. En perros con las mismas dimensiones, la evolución es más sosegada.
Otros grupos de investigación han realizado este mismo trabajo en razas de tamaño similar como el pontier o el bull terrier. También se ha realizado este mismo trabajo en el mastín español (o leonés), de mayores dimensiones. "En todo caso, el desarrollo cardiaco es similar en todos ellos", indica Díez Prieto. La investigación ha sido publicada recientemente en Journal of The American Association For Laboratory Animal Science.
El grupo de veterinarios mantiene actualmente otras líneas de trabajo relacionadas. El equipo ha comenzado hace poco tiempo un trabajo sobre el establecimiento de valores cardiográficos Doppler en perros beagle en crecimiento. Los investigadores quieren conocer cómo evolucionan parámetros como el flujo sanguíneo en el corazón o la velocidad de la sangre según crecen los cachorros de estos sabuesos.
Asimismo, mantienen abiertas investigaciones sobre patologías congénitas y parámetros que ayuden a diagnosticar patologías cardiacas de mejor manera en las clínicas veterinarias.