La precariedad en los medios se ceba con las periodistas: entre los miembros de las redacciones con estudios universitarios que cobran menos de 1.000 euros, el 85% son mujeres. Además, los hombres ostentan tres cuartas partes de los cargos de máxima responsabilidad gerencial y dos tercios de los puestos de toma de decisiones sobre los contenidos. Un estudio internacional con participación de investigadores españoles muestra datos sobre esta brecha de género.
La International Women’s Media Foundation (IWMF) es el mayor observatorio de la igualdad de género en los medios informativos a escala mundial. En 2011 publicaba un estudio internacional en el que destacaba que 73% de los cargos de máxima responsabilidad empresarial eran ostentados por hombres, así como las dos terceras partes de los puestos de toma de decisiones sobre los contenidos.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Múnich (Alemania) han analizado cómo en las empresas de comunicación españolas prevalecen los patrones de desigualdad laboral femenina: infrarrepresentación, barreras en la carrera profesional y salarios inferiores. Su trabajo, para el que realizaron una encuesta a 390 periodistas, se enmarca dentro del estudio Worlds of journalism study,
“El ejercicio del periodismo es durísimo, muy competitivo, lo que unido a las precarias condiciones laborales actuales inclina la balanza hacia cualquier otra dedicación que permita la conciliación de la vida laboral y profesional”, declara a Sinc Roberto De Miguel, de la URJC, coautor del estudio que publica la revista El Profesional de la Información.
Por una parte, los hombres ocupan tres cuartas partes de los cargos de máxima responsabilidad gerencial y dos tercios de los puestos de toma de decisiones sobre contenidos. Sin embargo, ellas poseen mayor formación académica y mayor nivel de estudios de capacitación en la práctica del periodismo. Ellas obtienen, además, salarios inferiores.
Un atisbo de esperanza se encuentra en las nuevas plataformas de información digitales que constituyen el nicho del mercado laboral donde se observan los avances más firmes hacia la igualdad. En estos medios las mujeres ocupan cargos de mayor responsabilidad editorial.
“Cuando hablamos de brecha de género debemos partir de que existe paridad en el número de ejercientes, pero que los niveles salariales y la proporcionalidad en el escalafón son especialmente adversos para la mujer en el caso de la prensa escrita. Se percibe una mayor igualdad en los medios electrónicos (radio, televisión y medios digitales)”, explica De Miguel.
El trabajo también explica alguna de las estrategias de las mujeres en la carrera periodística. Maximizar el capital intelectual es la vía principal de las periodistas para reducir la brecha de género. “A las mujeres se les exige más. Nuestros datos demuestran que prácticamente todas han cursado los estudios que capacitan para el ejercicio de esta profesión. Además se esfuerzan por alcanzar el mayor grado de formación académica (máster o doctorado)”, apunta el investigador.
Según los autores del trabajo, este afán por el ‘cumplimiento del deber formativo’ obedece a una estrategia de empoderamiento dentro de las redacciones: cuanto mayores son sus capacidades, más posibilidades tienen de mantenerse o ascender. “El hecho de que los hombres no destaquen en el plano académico es un indicio claro de que poseen otro tipo de ventajas competitivas”, subraya De Miguel.
Dentro del segmento de los periodistas con titulación universitaria más cualificados, la precariedad se ceba en las mujeres. Entre los que cobran menos de 1.000 euros netos al mes, el 85% son mujeres.
El 73% de las mujeres percibe un salario inferior a los 2.000 euros mensuales con independencia del puesto que ocupan, lo que no las aleja de sus compañeros (69%). Lo que sí supone una diferencia es que el ratio de seniors que superan los 2.000 euros al mes es de una mujer por cada dos hombres.
“No existen pruebas empíricas de ello, pero el análisis de los datos de nuestra investigación deja entrever que hay un periodo crítico, entre los 35 y los 45 años, en los que las periodistas se enfrentan al dilema de ‘ser una más de la plantilla’ o ser madres, lo que es difícilmente compatible con esta profesión”, reflexiona De Miguel.
Las periodistas situadas en lo más alto del escalafón mediático superan, de media, esa franja de edad, lo que significa que no arrastran cargas familiares. Esto se ha detectado en otros ámbitos profesionales, como por ejemplo, en la política: “La edad media de las representantes es elevadísima”, dice el experto.
Salario superior a 2.000 euros por rango y género del/la periodista
A juicio de los investigadores, la mujer sobrevive en el mercado laboral periodístico por su capacidad de adaptación: “Las periodistas son conocedoras de sus desventajas para mantenerse o ascender en la profesión, lo que, unido a su mayor especialización y formación, hace que sean más resolutivas a la hora de adoptar innovaciones”.
Cuando se observa por separado qué ocurre en los medios digitales, la brecha de género se atenúa y hay más mujeres en puestos decisorios. Esto confirma una hipótesis acerca de cómo las mujeres ‘se apoderan’ de nichos del mercado informativo.
Las periodistas se abren un hueco en el ecosistema informativo invadiendo nuevos géneros, temáticas o estilos que no han sido aún colonizados por los hombres.
“En España tenemos muchísimos ejemplos de este afán innovador: Emilia Pardo Bazán, Concepción Gimeno, Carmen de Burgos (Colombine), Isabel Oyarzábal y Carmen Eva Nelken (Magda Donato). Todas ellas ejercieron un periodismo declarado ‘femenino’ en su época, por su temática social, y fueron introduciendo géneros como la crónica y la entrevista, lo que constituía una innovación en el periodismo del siglo XIX. Ambos géneros fueron más adelante colonizados por los hombres”, apunta De Miguel.
El llamado ‘fenómeno blog’, emergente a comienzos de la primera década de siglo XXI, constituye otro ejemplo de este patrón. “La creación de blogs resulta paradigmática en el terreno de las innovaciones estratégicas, ya que gracias a ellos las mujeres han conseguido ‘apoderarse’ de un espacio en el que es posible informar y opinar con plena autonomía, si no convertirse en directoras, editoras y reporteras de su propio micromedio, sin someterse al dictamen o autorización de las jerarquías masculinas a la hora de publicar. El fenómeno de las influencers es otro ejemplo de estrategia de empoderamiento por expansión”, concluye.
Referencia bibliográfica:
Roberto De-Miguel, Thomas Hanitzsch, Sonia Parratt, Rosa Berganza. "Mujeres periodistas en España: análisis de las características sociodemográficas y de la brecha de género". El Profesional de la Información, 2017.