Antonio Zarzuelo Zurita, investigador del Departamento de Farmacología de la Universidad de Granada, ha explicado en Salamanca la relación entre los microorganismos probióticos y la respuesta inmune del organismo ante determinadas enfermedades. Este experto ha señalado que, además de las aplicaciones habituales, que tienen que ver con patologías intestinales, los probióticos pueden tener utilidad para combartir problemas tan dispares como un resfriado o una dermatitis y que algunas líneas de investigación se están centrando en estos nuevos campos de estudio.
"Los probióticos son microorganismos que, administrados al ser humano, resultan beneficiosos, de manera que ofrecen lo que no aportan otras bacterias que ya tenemos", ha apuntado el científico en declaraciones a DiCYT. El intestino del ser humano alberga numerosas bacterias que protegen contra muchas enfermedades. Sin embargo, la ingesta de alimentos procesados o de antibióticos elimina su presencia y provoca que proliferen microorganismos patógenos. Para compensar estas carencias que propician algunas enfermedades, muchos alimentos funcionales incorporan en la actualidad probióticos como Lactobacillus acidophilus o bifidobacterias.
"Para que un microorganismo administrado al ser humano le sea beneficioso son necesarias una serie de condiciones, como que aguante el pH ácido o que sea capaz de colonizar el intestino", apunta Zarzuelo Zurita. "Gran parte de nuestro sistema inmune es estimulado y modulado por probióticos, por lo tanto, cuando existen patologías relacionadas con el sistema inmune que, bien por defecto, o bien por exceso de microorganismos de algún tipo, se corrigen con alimentos funcionales que contengan las bacterias adecuadas", explica.
Diarreas
"El probiótico es siempre de origen humano y que puede sustituir carencias", comenta. Habitualmente, los probióticos suelen ser apropiados para diarreas, diarreas del viajero, diarreas por antibióticos o por rotavirus. Pero además, otro caso habitual es el de la dermatitis atópica en niños, que se debe al hecho de que sus organismos "no cuentan con suficientes probióticos y, como consecuencia, originan una serie de respuestas inmunes que podrían ser controladas con los microorganismos adecuados", añade.
El científico de la Universidad de Granada, que ha participado en el III Simposio sobre plantas medicinales y compuestos naturales como fuente de nuevos fármacos, ha explicado que sus investigaciones se centran la enfermedad inflamatoria intestinal, caracterizada por la hinchazón del tubo digestivo. Sin embargo, en la actualidad, "comienzan a utilizarse los probióticos con bastante fuerza en la prevención del resfriado o la dermatitis atópica. Incluso su consumo podría prevenir la osteoporosis, porque productos de fermentación de los probióticos ayudan a al absorción de calcio", destaca.