Un estudio internacional que analiza los hábitos de trabajo de los biólogos sugiere que echan demasiadas horas y que continúan su jornada hasta altas horas de la noche y fines de semana. Los resultados de la investigación han sido publicados en un editorial de la revista Biological Conservation.
Un grupo de investigadores de las universidades de Nottingham (Campus de Malasia) (UNMC), Boston y ETH Zúrich han llevado a cabo un estudio que confirma la creencia común de que los científicos son como ratas de laboratorio, que trabajan hasta altas horas de la noche, no desconectan en vacaciones ni en fines de semana, y dejan poco tiempo para la familia y asuntos personales.
Los autores de la investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista Biological Conservation, también tenían curiosidad por conocer las diferencias en los hábitos de trabajo de científicos de distintos países. Para ello, analizaron los datos de 10.000 presentaciones manuscritas y casi 15.000 revisiones.
Según Ahimsa Campos-Arceiz, profesor asociado de la escuela de Geografía de UNMC, el motivo del estudio tuvo una raíz personal. “Fui a la boda de un amigo en Bali y me pasé la mayor parte del tiempo revisando originales frente a la playa en vez de nadando o leyendo una novela. Me di cuenta de que encontrar tiempo para hacer estas revisiones en el trabajo es casi imposible, y que la mayoría de las veces hago esta tarea en mi tiempo libre, durante las vacaciones y los fines de semana".
La presentación de artículos para su publicación en revistas especializadas y la consecuente revisión por pares son componentes esenciales del proceso científico. Este proceso se hace on line, a través portales que registran la hora exacta en la que los autores y los revisores están frente al ordenador enviando sus archivos. Campos-Arceiz y sus colaboradores usaron esta información para adentrarse en los hábitos de trabajo de los científicos que publican en Biological Conservation.
"Revisar el estudio de otro es una labor relativamente altruista, ya que se hace normalmente de forma anónima y tiene por objetivo mejorar el trabajo de otro científico para asegurarse de que se publican buenos materiales. Si estas revisiones se realizan fuera de tu tiempo libre, ese altruismo aún es mayor, pero también nos preocupa que el estrés que todo ello pueda conllevar se traduzca al final en un trabajo científico de menor calidad”, subraya el investigador.
Japoneses, chinos e indios, los más adictos al trabajo
Los resultados muestran que los científicos que utilizan el portal web de la revista Biological Conservation llevan a cabo una cantidad sustancial de su trabajo a altas horas de la noche (un 16% de los manuscritos y el 12% de las revisiones), y que estas tareas fuera de horario se han incrementado en torno a un 5% o 6% en todo el mundo.
Hay pautas geográficas marcadas en este comportamiento. Los científicos japoneses, chinos e indios son los que trabajan más duramente y envían casi el 40% de sus manuscritos fuera del horario laboral, mientras que los investigadores de Bélgica, Noruega, Finlandia y Sudáfrica lo hacen en una proporción del 16% al 17%.
Estadounidenses y británicos son los que menos se salen de su horario y trabajan de forma moderada durante fines de semana y noches, añade el artículo.
Los autores consideran que el continuo incremento en la carga de trabajo en instituciones académicas, con cada vez mayores obligaciones en enseñanza y tareas administrativas, tiene un efecto negativo en la calidad del trabajo científico. También tiene consecuencias en el equilibrio vital de los investigadores, con efectos como el descuido de la familia, los amigos, la falta de ejercicio físico y de tiempo de descanso.
Campos-Arceiz hace un llamamiento a las instituciones para que recuerden que “la ciencia de calidad requiere tiempo para leer y pensar y los científicos estresados tienden por lo general a ser menos productivos”.
Además, recomienda que las revisiones por pares sean consideradas parte importante del trabajo académico y valoradas con un índice para medir el rendimiento.
“Al final, este estudio ha servido para reflexionar sobre nuestro propio comportamiento y prioridades. La próxima vez que vaya a Bali, voy a pasar más tiempo nadando y hablando con mi esposa y menos revisando manuscritos”, concluye el investigador.
Referencia bibliográfica:
Ahimsa Campos-Arceiz, Lian Pin Koh, Richard B. Primack. "Are conservation biologists working too hard". Biological Conservation. Agosto 2013.