Algunos corales, probablemente los más antiguos del Mediterráneo, han estado creciendo casi continuamente durante los últimos 400.000 años, incluso antes de la aparición de los primeros neandertales. Así lo confirma un estudio con participación española que aporta también información inédita sobre el impacto del clima en su formación.
Al igual que los arrecifes de coral tropicales, los de aguas frías son grandes puntos calientes de biodiversidad. La principal diferencia es que los últimos no dependen de la simbiosis con algas microscópicas, y, como consecuencia, pueden encontrarse a mayor profundidad que los tropicales, donde no llega la luz solar.
A pesar de su singularidad y papel clave en el océano, siguen siendo ecosistemas muy poco conocidos, lo que dificulta su protección. De hecho, están catalogados por Naciones Unidas, la Comisión OSPAR y la Comisión General de Pesca del Mediterráneo como ecosistemas vulnerables.
Un equipo internacional de científicos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona y del National Oceanography Centre (NOC) de Southampton (Reino Unido) ha estudiado por primera vez los factores que han controlado el desarrollo de estos ecosistemas en el Mediterráneo occidental durante los últimos 400.000 años.
Los resultados, publicados en la revista Quaternary Science Reviews, revelan que los corales de aguas frías han estado creciendo casi continuamente en el Mediterráneo durante los últimos 400.000 años, incluso antes de la aparición de los primeros neandertales.
No obstante, se cree que podrían haberse empezado a formar mucho antes, ya que solo se ha descrito la parte más superficial (10 metros) de un arrecife en el Mar de Alborán que mide, en total, entre 80 y 90 metros de altura. En estos arrecifes, a mayor profundidad, mayor antigüedad de los corales, ya que las nuevas generaciones crecen por encima de las anteriores.
Los investigadores utilizaron la datación por ablación láser, una técnica que consiste en reducir a pedazos e ionizar muestras con un espectrómetro de masas para determinar la edad de 110 esqueletos de coral de aguas frías. Combinado con otros análisis, esto les ha permitido describir cuándo y gracias a qué factores ambientales tuvieron lugar los principales períodos de formación de los arrecifes.
El estudio proporciona además información inédita sobre el impacto del clima en la formación de estos arrecifes. En general, los distintos análisis revelan que el crecimiento de los corales y la formación de los arrecifes se han visto afectados por grandes cambios en el clima durante el período de tiempo estudiado.
“Las oscilaciones climáticas asociadas a las edades de hielo, los cambios en la productividad de la superficie del mar y las variaciones del nivel del mar parecen ser los principales factores que controlan el desarrollo de estos arrecifes de coral de aguas frías”, explica Guillem Corbera, estudiante de doctorado del NOC y de la Universidad de Southampton.
“Además, los intensos y prolongados eventos monzónicos que se produjeron en la parte oriental del Mediterráneo tuvieron un impacto perjudicial para el desarrollo de los arrecifes estudiados, aunque tuvieran lugar a miles de kilómetros de distancia de estos”, añade Corbera.
Según los investigadores, dependiendo de las condiciones climáticas, diferentes especies de corales dominaron estos arrecifes. “La investigación ayuda a entender cómo los arrecifes de coral de aguas frías pueden reaccionar a los efectos causados por el cambio climático actual”, afirma el investigador del ICM-CSIC Claudio Lo Iacono, que descubrió estos arrecifes hace unos años y que ahora ha dirigido este estudio.
Referencia:
Corbera, G., et al (2020). “Glacio-eustatic variations and Sapropel events as main controls on the Middle Pleistocene-Holocene evolution of the Cabliers Coral Mound Province (W Mediterranean)”. Quaternary Science Reviews