Las poblaciones del sur del continente europeo tienen mayor variabilidad genética que las del norte. Un análisis genético de 43 poblaciones diferentes demuestra que el flujo de genes desde el norte de África hacia el viejo continente contribuyó a esta diferencia entre el norte y el sur.
Entre los europeos del sur hay mucha mayor variabilidad genética que entre las poblaciones del norte. Aunque se han propuesto varias explicaciones para este gradiente norte-sur, hoy un estudio publicado en la revista PNAS revela que las migraciones magrebíes hacia Europa a lo largo de la historia tuvieron un papel importante.
Mediante un análisis genético, investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y de la Universidad de Stanford (EEUU) han comparado el patrón de variaciones compartidas entre 2.099 individuos de 43 poblaciones norteafricanas, subsaharianas, de Oriente Medio y europeas.
El resultado muestra un ancestro común entre las poblaciones marroquís, del Sahara occidental y tunecinas con las de la península ibérica y Canarias. La influencia norafricana es casi inexistente en las poblaciones al norte de los Pirineos.
“Se ha puesto de manifiesto que estudios anteriores podrían haber subestimado la ascendencia compartida entre las poblaciones de estas dos regiones”, explica a SINC David Comas, uno de los autores de la investigación, de la UPF.
Las explicaciones propuestas hasta ahora para esta diferencia de variabilidad entre el norte y sur del continente eran tres. La primera sugería que las poblaciones se refugiaron en el sur durante las épocas glaciales y solo un pequeño grupo recolonizó el continente cuando el hielo de retiró. La segunda propone un flujo de genes desde Oriente Medio, y la tercera apuesta por migraciones desde el sur del continente africano.
El Sahara, una barrera infranqueable
Aunque las hipótesis no son excluyentes, y todas ellas podrían contribuir a la diferencia en diversidad, los autores del estudio consideran que el Sahara es una barrera geográfica que hace poco probable el flujo genético desde el África subsahariana.
Además, según explica Comas, los resultados indican que “la ascendencia compartida entre los dos grupos de poblaciones (norte de África y sur de Europa) tampoco es resultado de migraciones de Oriente Medio hacia ambas regiones”.
“Nuestros resultados –explican los autores en su estudio– dan fuerza a la hipótesis de que migraciones recientes desde el norte de África contribuyeron sustancialmente a la elevada diversidad genética del suroeste de Europa”.
Además, al analizar el riesgo genético para 134 enfermedades, los autores también detectaron que era consistente con el patrón de migración propuesto. Según indican los autores en el estudio, esto resultaría en un error de cálculo en el riesgo de enfermedad genética en ciertas poblaciones europeas si no se tienen en cuenta las variantes de riesgo propias del norte de África.
Los investigadores analizaron variaciones de un solo nucleótido llamadas polimorfismos de nucleótido único o SNPs (por sus siglas en inglés) en más de 2.000 individuos 30 poblaciones europeas, siete norteafricanas, dos poblaciones judías de Europa, una de Oriente Medio, y del África subsahariana.
Referencia bibliográfica:
Laura R. Botigué, Brenna M. Henn, Simon Gravel, Brian K. Maples, Christopher R. Gignoux, Erik Corona, Gil Atzmon, Edward Burns, Harry Ostrer, Carlos Flores, Jaume Bertranpetit, David Comas, Carlos D. Bustamante. “Gene flow from North Africa contributes to differential human genetic diversity in southern Europe”. PNAS Junio 2013. DOI: 10.1073/pnas.1306223110