La tasa de participación en el mercado laboral de las mujeres inmigrantes europeas está fuertemente determinada por los valores tradicionales que estas llevan consigo desde sus países de origen. El impacto de las normas de género y otros valores tradicionales es tal que duplica el efecto de la educación, de acuerdo con una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid.
Con su última investigación, Javier Polavieja, profesor de Sociología del departamento de Ciencias Sociales que ocupa una Cátedra de Excelencia UC3M-Santander, ha mostrado cómo las europeas que emigran a otros países del mismo continente arrastran las normas culturales de sus lugares de origen. Dichas normas tienen una importancia decisiva a la hora determinar su comportamiento laboral.
Para llegar a esta conclusión, el investigador ha comparado las actitudes de más de tres mil mujeres inmigrantes procedentes de una veintena de países europeos con las de más de cuarenta mil compatriotas no emigrantes de rasgos similares.
El estudio demuestra que las mujeres inmigrantes del mismo origen tienden a compartir valores similares de tradicionalismo y religiosidad con independencia de su país de destino.
Utilizando esta propensión observada como predictor del comportamiento laboral de las mujeres, Polavieja encuentra que el impacto negativo de los valores tradicionales sobre la participación laboral femenina resulta ser mucho mayor de lo que se pensaba: su efecto absoluto sobre la probabilidad de participar en el mercado de trabajo es tan fuerte que dobla el efecto de la educación.
Un método innovador para estudiar el impacto de la cultura
Con este estudio, publicado en la revista American Sociological Review, Polavieja ofrece también una nueva vía para responder a una de las grandes preguntas de las ciencias sociales y económicas: ¿cómo influye la cultura sobre el comportamiento de las personas? Esta cuestión aparentemente sencilla plantea uno de los retos metodológicos más importantes a los que se enfrentan las ciencias sociales, explica Polavieja.
En palabras del autor, “el problema es que los valores, los gustos y las preferencias de los individuos (su cultura) vienen determinados por el contexto social en el que están inmersos, el cual a su vez influye también sobre sus oportunidades y comportamientos. Esto hace que sea enormemente difícil separar el papel de los valores, gustos y preferencias culturales del entorno social a la hora de explicar el comportamiento humano”.
La investigación de Polavieja propone utilizar el fenómeno migratorio para separar el efecto de la cultura del efecto del entorno social, para lo cual el estudio desarrolla un innovador método estadístico.
Esta investigación se ha elaborado utilizando datos de la Encuesta Social Europea. A través de ella, se ha medido el grado de tradicionalismo y religiosidad de más de tres millares de mujeres inmigrantes procedentes de 23 países europeos, incluidos Turquía y Ucrania, y residentes en otros 25 países de Europa.
Las actitudes y valores de las mujeres inmigrantes se han comparado con los de más de 40.000 mujeres europeas no emigrantes entrevistadas en los países de origen.
Las inmigrantes españolas, entre las menos tradicionales de Europa
Según el estudio, las mujeres procedentes de Turquía, Portugal, Polonia e Irlanda son las más tradicionales de todas las inmigrantes europeas, mientras que las suecas, noruegas, finlandesas y españolas, las menos.
El grado de tradicionalismo se define atendiendo a la importancia que las mujeres otorgan a seguir las costumbres, normas y valores transmitidos por la religión y la familia. El grado de tradicionalismo disminuye a medida que aumenta el nivel educativo en todos los grupos estudiados. A este rasgo cultural van asociadas unas “fuertes normas de género en la esfera pública y privada”, explica el investigador.
La tasa de participación laboral de las inmigrantes españolas (77%) está entre las más altas de las inmigrantes intra-europeas, claramente superior a la de las inmigrantes de otros países del sur del continente, como Italia (60%) o Grecia (53%).
Esta cifra solo es superada por las mujeres procedentes de Suecia (84%), Noruega (82%) y Finlandia (80%) y resulta significativamente superior a la de las inmigrantes francesas (62%), alemanas (61%) o británicas e irlandesas (ambas con un 59%). Las inmigrantes turcas muestran las tasas de participación laboral más bajas (43%) de los 23 grupos estudiados.
Las posibles aplicaciones de la metodología empleada en esta investigación por el profesor Polavieja trascienden la relación entre tradicionalismo y mercado laboral. Así lo explica él mismo, al asegurar que el método desarrollado puede servir para estudiar cualquier tipo de impacto cultural en el comportamiento humano, siempre y cuando sea medible a partir de encuestas.
Este trabajo se ha desarrollado en el marco de las Cátedras de Excelencia de la UC3M, que cuentan para sus proyectos con el apoyo de Banco Santander a través de Santander Universidades.
Referencia bibliográfica:
Polavieja, Javier G. 2015. “Capturing Culture: A New Method to Estimate Exogenous Cultural Effects Using Migrant Populations”. American Sociological Review Vol. 80(1) 166–191.
Esta investigación forma parte del proyecto Competición, Adaptación y Logro en el Mercado Laboral de los Inmigrantes Internacionales en Europa (CALMA, por sus siglas en inglés) enmarcado en el sexto programa nacional del Plan de Investigaciones Científicas del Ministerio de Economía y Competitividad.
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