La seguridad de las centrales nucleares en España está por encima de los requisitos nacionales e internacionales establecidos. Pese a eso, los test de esfuerzo a los que se sometieron todas estas instalaciones tras el accidente de Fukushima recomiendan reforzar la seguridad. De acuerdo con el informe presentado ayer en el Consejo de Seguridad Nuclear, entre 2012 y 2016 se acometerán reformas que incluyen la construcción de edificios sísmicos de emergencia en las centrales y un Centro de Apoyo en Emergencia, con base en Madrid.
Las inspecciones realizadas en los últimos meses muestran que las centrales nucleares en España tienen “márgenes adicionales de seguridad” según Carmen Martínez Ten, presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Sin embargo, para sosegar la inquietud ocasionada tras Fukushima, los resultados de estas pruebas de esfuerzo obligarán a dar una vuelta más de tuerca a los requerimientos mínimos de seguridad exigidos a las centrales, con actuaciones concretas que se desarrollarán entre 2012 y 2016.
Estos requerimientos de mejora de la seguridad, que según Martínez “van más allá de lo exigido por Bruselas”, incluyen alargar la autonomía de las plantas en caso de pérdida total de energía eléctrica, desde las 4-8 horas actuales hasta más de 24 horas, edificar nuevos edificios de seguridad dentro del emplazamiento de la central (conocidos como Centro Alternativo de Gestión de Emergencias, de diseño sísmico y protección contra las radiaciones) o rediseñar los planes de seguridad de las centrales más allá de sus bases originales de diseño.
Para garantizar la coordinación y eficacia en una situación de emergencia, la revisión de la seguridad incluirá escenarios como “el impacto de un avión, o fuegos y explosiones malintencionadas de gran tamaño”, dijo la presidenta del CSN.
La directora técnica de seguridad del CSN, Isabel Mellado, detalló cómo las actuaciones de refuerzo tendrán lugar a tres niveles: agresiones externas (terremoto, inundación, clima extremo), pérdida de funciones básicas de seguridad y finalmente, accidente severo. En cuanto a la actividad sísmica, la seguridad se situará, según Mellado “varias veces por encima de los requisitos”.
Ante un movimiento sísmico, la actual base de diseño de las centrales está preparada para resistir una aceleración horizontal máxima de 0,3g (la normativa para edificios es de 0,04g) y vertical de 0,2g. “Si no resiste este valor, se reforzará”, apuntó Mellado. Respondiendo a un comentario que señalaba que en el terremoto de Lorca se registraron 0,36g, Mellado argumentó que “en el entorno de las centrales nucleares no hay fallas cercanas. No es razonable esperar ni siquiera un 0,1g”.
Otras medidas adicionales de seguridad en que todas las centrales tendrán que empezar a trabajar a partir de 2012 incluyen la instalación de métodos para inyectar agua a la vasija del reactor, la instalación de quemadores de H2 auto catalíticos (para quemar el gas ante una posible acumulación) o de venteo filtrado.
Juan Carlos Lentijo, director de Protección Radiológica del CSN, destacó la construcción de un “nuevo centro de gestión de emergencias”, con base en Madrid y capaz de responder a una emergencia en menos de 24 horas. Pese a su confianza en los recursos técnicos y humanos actuales, Lentijo señaló que “hay un margen para la homogeneización de los recursos de seguridad de las centrales”.