Un equipo de científicos, liderados desde el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) ha comprobado que las bacterias del Río Tinto (Huelva) son capaces de sobrevivir bajo condiciones similares a las de Marte. La investigación, publicada en la revista Icarus, forma parte de los estudios preparatorios del viaje de la sonda Mars Science Laboratory, que en 2011 analizará la presencia de rastros de vida y habitabilidad en el Planeta Rojo.
La comunidad científica ya ha confirmado que Marte tuvo agua en el pasado y se centra ahora en el análisis de sus condiciones de habitabilidad. En este marco un grupo de investigadores ha sometido a un grupo de bacterias a las condiciones de vida en la superficie marciana y ha comprobado que un alto porcentaje de ellas sobrevive.
Para realizar el trabajo, publicado en la revista Icarus, se han empleado organismos y muestras extraídos de la cuenca del río Tinto, en Huelva, por su similitud al ecosistema marciano. La investigación está dirigida por el científico Felipe Gómez, del Centro deAstrobiología (centro mixto del CSIC y el Instituto Nacional de Tecnología Aeroespacial –INTA-), en Madrid, y se enmarca en el contexto de las futuras misiones de la NASA y la ESA a Marte.
“Una vez probada la existencia de agua en el pasado y con los indicios indirectos que tenemos, que apuntan la posible presencia de agua en la actualidad, el siguiente paso de las expediciones a Marte será conocer el subsuelo del planeta. Nuestro experimento ha evaluado las condiciones de habitabilidad en este medio”, indica Gómez.
“La radiación en Marte es muy alta, lo cual genera mucho estrés oxidativo que parece impedir la vida en la superficie. Queríamos saber si, bajo la protección que ofrece el subsuelo, ésta sería posible”, añade el investigador.
Los datos que han facilitado las sondas que han viajado a Marte han revelado el alto contenido de minerales de hierro en el planeta. Por ello, a la hora de elegir un ser vivo terrestre con el que realizar pruebas de habitabilidad, los investigadores se decantaron por bacterias quimiolitotrofas, muy relacionadas con el ciclo del hierro.
“Se desarrollaron pequeñas pastillas de minerales de hierro que simulaban polvo superficial marciano (conocido como regolito), que se depositaron encima de las bacterias”, explica Gómez. Después las bacterias fueron sometidas a condiciones muy restrictivas, similares a las marcianas: presiones de 7 milibares, temperaturas que superaban los 170 grados centígrados y condiciones relativas con alta presencia de rayos UV.
Según los autores, los análisis arrojaron altos niveles de supervivencia. Tras un periodo de exposición largo, las supervivencias de bacterias se situaban por encima del 35% cuando éstas estaban protegidas por una capa de subsuelo escasa, de tan sólo dos milímetros. Cuando se aumentó la capa protectora a 5 milímetros, los niveles de supervivencia llegaron al 40% y, al repetirse el experimento con periodos más cortos, se alcanzó el 50%.
“Los resultados determinan claramente la viabilidad de estos grupos bacterianos en un ambiente tan restrictivo como el del estudio. Hay que tener en cuenta que sometimos a las bacterias a condiciones mucho más duras de las que se pueden dar en multitud lugares de Marte a lo largo del año”, indica Gómez.
Este estudio aporta datos preparatorios para los trabajos que realizará la sonda Mars Science Laboratory de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto en 2011 y que cuenta con participación del Centro de Astrobiología.
“Esta misión pretende estudiar las posibilidades de presencia de rastros de vida y habitabilidad en la superficie marciana. La investigación que hacemos aquí, en la Tierra, es preparatoria para el trabajo definitivo en Marte que será el que determine la existencia de vida o no en ese planeta”, aclara Gómez.