Recientemente se ha publicado en Clinical and Translational Oncology un trabajo sobre terapia fotodinámica del cáncer realizado de forma conjunta por el grupo de investigación dirigido por la Dra. Ángeles Juarranz del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid en colaboración con los Drs. Pedro Jaén y Salvador González del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón Cajal. En dicho trabajo, se describe el fundamento y las aplicaciones de esta atractiva y relativamente reciente modalidad terapéutica aprobada en clínica para el tratamiento de distintos tipos de cáncer.
La terapia fotodinámica (TFD) consiste en la administración tópica o sistémica de un compuesto con propiedades fotosensibilizadoras que se acumula preferentemente en tejidos tumorales. La posterior irradiación de estos tejidos con luz visible, ocasiona la formación de especies altamente reactivas de oxígeno, que son las responsables de la destrucción selectiva del tumor.
La TFD presenta una serie de ventajas respecto a otros tratamientos convencionales de cáncer como son (1) su escasa toxicidad sistémica, debido a que el fotosensibilizador sólo es activado en presencia de luz, (2) su capacidad de destruir selectivamente tumores, con la consiguiente disminución de efectos secundarios sobre otros tejidos y (3) la posibilidad de administrarse sola o en combinación con otras modalidades terapéuticas como quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia o cirugía. Los resultados de su aplicación son varios, desde el retraso en el crecimiento tumoral en cánceres avanzados a una completa destrucción del tumor.
Actualmente esta terapia representa una importante herramienta para tratar, bien por vía endoscópica o bien directamente, tumores accesibles a la luz como pulmonares, gastrointestinales, ginecológicos, vesicales y muy especialmente tumores cutáneos. En dermatología tiene una gran aceptación por el excelente resultado cosmético en el tratamiento de cáncer de piel no melanoma, particularmente para carcinomas basocelulares, enfermedad de Bowen y para lesiones precancerosas como las queratosis actínicas cuya incidencia en la población es elevada y se incrementa cada año debido a una exposición excesiva al sol. Los principales compuestos utilizados en TFD son del tipo de las porfirinas o precursores de las mismas, destacando el ácido aminolevulínico y su derivado metilado (Me-ALA). Por último, señalar que también la TFD tiene una importante aplicación en áreas no oncológicas destacando su uso en el tratamiento de la degeneración de la mácula con la edad, enfermedad que afecta a un elevado número de personas y que les llega a ocasionar ceguera.