En la actualidad, menos del 1% de los océanos mundiales está protegido, respecto al 12% de la superficie terrestre protegida. Sin embargo, la recopilación de estudios de casos realizada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) demuestra que proteger los océanos con áreas protegidas marinas a través del turismo y la pesca regulada puede generar mayores ingresos que una explotación continua, lo que podría aumentar la protección de ciertas áreas.
Las conclusiones, presentadas este fin de semana en el II Congreso Internacional de Áreas Protegidas Marinas de Washington (EE.UU), recopilan diferentes estudios de caso de áreas marinas protegidas de todo el mundo para demostrar que la pesca regulada puede generar beneficios económicos.
“Estos estudios de casos demuestran que el cierre de determinadas áreas marinas seleccionadas a la pesca u otros usos extractivos, genera ventajas económicas”, ha explicado Carl Gustaf Lundin, Coordinador del Programa Marino Mundial de la UICN. “Las áreas protegidas marinas, si están bien manejadas, contribuyen a reconstituir las poblaciones piscícolas, lo que aumenta el rendimiento en las zonas vecinas y mejora la situación económica de las comunidades locales”, ha añadido Lundin.
Recuperación de las áreas marinas
La UICN ha presentado diversos casos de áreas marinas protegidas A lo largo de la costa occidental de Hawai, por ejemplo, se estableció una red de áreas protegidas marinas en 1999 a raíz de la inquietud causada por la sobrepesca para los acuarios. Ocho años después, la captura total y la captura de las dos principales especies comerciales en las áreas adyacentes eran superiores a las de los 40 años anteriores.
En el Área Marina de gestión local de Navakavu, cerca de la isla de Viti Levu (Fiji), la captura piscícola aumentó un 3% en los cuatro años siguientes al establecimiento de la protección, lo que produjo un incremento de ingresos de 28.700 dólares americanos para las comunidades locales.
Un tercer caso muestra que los ingresos de los pescadores que operan en las cercanías del Área Protegida de Kulape-Batu-Batu, en la provincia de Tawi-Tawi (Filipinas), aumentaron en cerca del 20% sólo un año después del establecimiento de la reserva marina en cuestión.
Según la UICN, las áreas protegidas marinas atraen también al turismo, otra fuente importante de ingresos facilitados por la conservación marina.
Tras la instauración de una zona de veda total de pesca en la isla británica de Lundy, un área protegida de sólo 4 km2 establecida en el canal de Bristol en 2003, el turismo se ha desarrollado considerablemente: las actividades del operador turístico de la zona, por ejemplo, se han duplicado desde 2003. La industria pesquera se beneficia igualmente con la veda. Las langostas son más abundantes y de mayor tamaño de media, dentro y fuera de la zona protegida, lo que, según se estima, reconstituirá los stocks piscícolas de la zona e incrementará el rendimiento de la pesca.
“La UICN da pruebas de que la protección de los océanos es beneficiosa no sólo para la biodiversidad, sino también para la economía”, ha señalado Julia Marton-Lefèvre, Directora General de la UICN. “Estos ejemplos demuestran que no hay más excusas para seguir explotando los océanos hasta que no quede nada – lo que terminará destruyendo totalmente la industria pesquera, por no hablar de la diversidad de la vida en nuestro planeta”, ha subrayado Marton-Lefèvre.
En el marco del Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica, los Estados han acordado que el 1% de los océanos mundiales protegidos sea del 10% de aquí a 2010. Esta semana además, del 26 al 28 de mayo, científicos de todo el mundo analizarán la abundancia de la vida marina antes de la industrialización de la actividad pesquera. La conferencia se celebrará en la Universidad de Columbia Británica en Vancouver (Canadá).