Un nuevo estudio muestra los cambios que se producen en la dinámica cerebral ante una situación de estrés motivada por los síntomas depresivos que se pueden desarrollar en una población sana pero vulnerable, por ejemplo, como ocurre tras el fin de una unión sentimental.
Una situación estresante puede conducir al desarrollo de síntomas depresivos en la población general. Situaciones tan habituales como la ruptura de una relación constituyen un potente factor de riesgo para la calidad de vida, además de aumentar la probabilidad de un episodio depresivo mayor.
Los estudios de neuroimagen en estado de reposo han identificado cada vez más la comunicación anormal de todo el cerebro en pacientes con depresión, pero actualmente no está claro si los síntomas depresivos en personas sin un diagnóstico clínico tienen bases neuronales. De ahí que no se disponga aún de datos neurológicos fiables de los síntomas depresivos que pueden presentar alguna vez en su vida individuos sanos pero expuestos a un evento de estrés.
Una investigación, liderada por Sonsoles Alonso Martínez y Gustavo Deco de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), analiza si las diferencias individuales en la gravedad de los síntomas depresivos después de la ruptura de una relación se asocian a cambios en la dinámica del cerebro completo en estado de reposo.
En el trabajo, publicado recientemente en la revista NeuroImage Clinical, se estudia la complejidad dinámica del cerebro en 69 participantes con diversos grados de síntomas depresivos después de la ruptura de una relación.
“Presumimos que mayores niveles de síntomas depresivos autoinformados están asociados con una integración global y una variabilidad espacio-temporal reducida en la organización funcional del cerebro”, sostiene Deco, coautor del estudio.
Los resultados revelan que la gravedad de los síntomas depresivos se asocia con déficits en la capacidad del cerebro para integrarse y procesar información a través del tiempo. Además, los investigadores observaron que la mayor cantidad de síntomas depresivos se asociaron con una diversidad espacial y una variabilidad temporal reducida en la organización funcional del cerebro.
Estos eventos de ignición intrínseca reflejan la capacidad de una región cerebral para iniciar la propagación de la actividad neuronal a otras regiones del cerebro. / UPF
Para llegar a estos resultados, los expertos utilizaron el enfoque de análisis de encendido intrínseco, que permite caracterizar el grado de integración en el cerebro que resulta de eventos espontáneos que surgen con el tiempo.
Estos eventos revelan la capacidad de una región determinada para iniciar la propagación de la actividad neuronal (es decir, la ignición) a otras regiones, lo que provoca diversos grados de integración en el cerebro. A su vez, la integración refleja la capacidad del cerebro para interconectarse e intercambiar información.
“Investigamos en qué medida la gravedad de los síntomas depresivos en una muestra no clínica se asoció con desequilibrios en la dinámica compleja del cerebro en estado de reposo”, indican los autores.
La ignición y su variabilidad pueden promediarse en todas las regiones del cerebro para producir una medida global de integración y variabilidad temporal, respectivamente. La variabilidad temporal indica el grado de flexibilidad dinámica, también conocida como metaestabilidad.
Dada la creciente evidencia que demuestra una dinámica alterada del estado de reposo en los trastornos neuropsiquiátricos, “nuestros resultados en personas sanas pero vulnerables sugieren el mérito de investigar la rigidez cerebral –entendida como una dinámica cerebral menos compleja–, como un marcador de riesgo potencial para problemas de salud mental”, concluyen los autores.
Referencia:
Sonsoles Alonso Martínez, Jan-Bernard C Marsman, Morten L Kringelbach , Gustavo Deco, Gert J Ter Horst (2020), "Reduced Spatiotemporal Brain Dynamics Are Associated With Increased Depressive Symptoms After a Relationship Breakup", NeuroImage Clinical, 26 de mayo, edición avanzada en línea, DOI: 10.1016/j.nicl.2020.102299.