Las excavaciones en América del Norte siguen aportando nuevas evidencias de que la llegada del ser humano al continente se produjo por vía marítima antes de lo que se creía. El hallazgo de herramientas de piedra pertenecientes a una cultura hasta ahora desconocida en una cueva mexicana adelanta ahora a 30.000 años el comienzo del poblamiento de América.
La hipótesis de que los humanos llegaron a América desde Asia a través del estrecho de Bering hace 13.000 años cada vez se sostiene menos. El año pasado la revista Science ya publicó el hallazgo al noreste de EE UU de unas herramientas similares a las encontradas en la isla japonesa de Hokkaido. Databan de unos 16.000 años de antigüedad y apoyaban la teoría de que la migración de Japón a América fue costera.
Ahora, dos nuevos estudios, publicados esta vez en la revista Nature, aportan nuevas evidencias sobre cómo y cuándo se inició el poblamiento del continente americano. Según la datación de unos 1.900 utensilios de piedra, así como de restos vegetales y ADN de fósiles de animales hallados en la cueva de Chiquihuite en Zacatecas, México, los primeros habitantes de América habrían llegado hace unos 31.000 o 30.000 años, durante el Último Máximo Glacial, la época de máxima extensión de las capas de hielo.
Los análisis de la industria lítica encontrada en la cueva, situada a unos 2.740 metros de altitud, revelan además que pertenecía a una cultura hasta ahora desconocida. “Estas herramientas aún no se han encontrado en ningún otro lugar de América del Norte. Ninguna otra industria comparte similitudes con ella”, indica a SINC Lorena Becerra-Valdivia, científica arqueológica de las universidades de Oxford (Reino Unido) y New South Wales (Australia), coautora de ambos estudios en Nature y miembro del equipo responsable de definir la cronología en el trabajo de Science.
Según los expertos, la tecnología empleada para la fabricación de estos artefactos desconocidos del registro arqueológico de América posiblemente fue traída de otros lugares antes del último Máximo Glacial. El trabajo también subraya que no solo el tipo de herramientas es atípico, sino también la propia cueva donde fueron halladas.
La altitud del yacimiento obligó a sus ocupantes a adaptarse a paisajes montañosos, un comportamiento hasta ahora nunca observado en otras poblaciones del Pleistoceno en América. Este emplazamiento rompe con el patrón de la caza de la megafauna, los sitios abiertos y los refugios de rocas poco profundos.
Para los investigadores, se necesitaría analizar más ADN arqueológico y ambiental para dilucidar mejor los orígenes de los habitantes de la cueva de Chiquihuite, así como su relación biocultural con otros grupos más antiguos que los indígenas Clovis y el camino que siguieron sus antepasados hacia las Américas.
Esta herramienta de piedra, hallada en México, es anterior al Último Máximo Glacial. / Ciprian Ardelean
Hasta ahora, las principales hipótesis apuntaban a una primera colonización del continente por parte de la cultura Clovis hace unos 13.000 años. Sin embargo, gracias a las técnicas de datación por radiocarbono y luminiscencia, así como al modelado de edad bayesiano, las herramientas halladas en una secuencia de estratos de tres metros de profundidad ilustran un escenario completamente diferente.
“Hubo humanos en América del Norte antes, durante e inmediatamente después del Último Máximo Glacial, pero las poblaciones se expandieron significativamente en todo el continente mucho más tarde”, declara Becerra-Valdivia.
Según la investigadora, la dispersión de las personas al norte del continente sucedió durante un período de calentamiento global abrupto al final de la Edad de Hielo, hace entre unos 14.700 y 12.900 años. “De aquí parte el comienzo simultáneo de tres tradiciones principales de herramientas de piedra: las culturas Beringia, Clovis y la denominada Western Stemmed”, aclara la experta.
La datación sugiere que el primer cruce entre humanos en América se produjo cuando la antigua Beringia, región donde se sitúa el estrecho de Bering, estuvo completamente o parcialmente sumergida bajo el agua, hace entre 57.000 y 29.000 años. “Esto sugiere que los humanos tenían cierto grado de adaptación marítima o litoral”, comenta la investigadora, al hacer referencia a la vía marítima como modo de llegada a América.
La expansión de los humanos en América se une a la extinción de ciertas especies animales. Previamente se había relacionado con la desaparición de 37 géneros, una hipótesis conocida como ‘sobrematanza’. Sin embargo, otros estudios han sugerido otros factores como el clima. Los resultados publicados en Nature muestran que la presencia humana en el continente precede a la mayoría de las apariciones de los géneros extintos en América del Norte, incluidos camellos, caballos y mamuts.
“Estas nuevas evidencias son una prueba más de lo complejo y dinámico que fue el proceso de poblamiento del continente americano. Ahora, se necesita más investigación sobre la expansión a América del Sur para comprender el patrón completo de migración”, concluye Becerra-Valdivia.