Como la mayor parte de los estudios científicos se llevan a cabo en EE UU y Europa, poco se piensa en la ciencia de los países más pobres. Un proyecto de la Fundación Mujeres por África ayuda a las líderes científicas de este continente a dar a conocer su trabajo y a ampliar su formación con becas en grandes centros españoles.
Son biólogas, físicas, médicas, economistas y genetistas. Son mujeres africanas y cada día luchan por investigar en su campo de trabajo y visibilizar sus logros en la comunidad científica internacional. Un proyecto dirigido por la Fundación Mujeres por África las acerca a su objetivo.
Hoy se ha presentado en la Fundación Ramón Areces de Madrid “Ellas Investigan”, una iniciativa encargada de promover el trabajo que están realizando las investigadoras africanas en ámbitos como la energía y el cambio climático, la salud, la agricultura y la seguridad alimentaria.
A la multitudinaria inauguración, celebrada en el marco de la 1ª Jornada sobre Mujer, Ciencia, Tecnología e Innovación en África, han asistido la presidenta de la fundación, María Teresa Fernández de la Vega; la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela; la presidenta de Banco Santander, Ana Botín; y el presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno.
“Cada vez que el conocimiento ha vencido a la ignorancia, la sociedad entera ha ganado en bienestar”, ha subrayado en su discurso Fernández de la Vega. “Este es un proyecto para contribuir a que las mujeres africanas ocupen el lugar que les corresponde y sean visibilizadas como lo que son, generadoras y no meras receptoras de conocimiento”.
Por su parte, Carmen Vela ha insistido en el papel fundamental de la mujer en África. “Las mujeres africanas son el motor del país, las principales productoras de alimentos, las cuidadoras en la salud, el principal sostén para sus familias y las que más trabajan por la paz. Sin embargo, están discriminadas en lo económico, en lo político y en lo social”.
“La ciencia es la palanca del progreso, es la base imprescindible de cualquier avance”, ha apuntado la presidenta de la fundación. “Pero uno de los retos que tiene África es transformar ese desarrollo en un crecimiento que sea estable, duradero y que produzca bienestar”.
En la misma línea ha continuado la secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación: “La ciencia no es la panacea, no va a poder resolver todos los problemas, pero créanme, la solución a todos los problemas pasa por la ciencia, pasa por las mujeres”.
Grandes nombres de ciencia
El programa supondrá un intercambio de conocimiento y experiencias entre las científicas africanas y los centros españoles involucrados hasta el momento: el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y el Centro Nacional de Biotecnología (CNB). El Instituto de Salud Carlos III participará en el proyecto ofreciendo formación a personal sanitario sobre atención al parto y materno infantil en un entorno de ébola.
Entre las líneas de actuación que incluye el proyecto cabe destacar un programa de ocho estancias sabáticas en los centros colaboradores dirigido a investigadoras africanas líderes de equipos, para que puedan aportar su experiencia al mismo tiempo que adquieren nuevos conocimientos que transmitirán en sus respectivos entornos de origen.
Con el propósito de asegurar la calidad científica y ampliar la participación de las mujeres en la ciencia, se ha creado el Comité Científico de Mujeres por África, presidido por Fernández de la Vega e integrado por diversas personalidades científicas, entre las que se cuentan los españoles Margarita Salas, Pedro Alonso, Cristina Garmendia y María Blasco.
La propia Blasco ha sido la encargada de resumir los objetivos de esta iniciativa: “Promover el acceso de las mujeres de los países africanos a la ciencia y a la tecnología, apoyarlas en sus carreras investigadoras, ayudar a hacer visibles sus descubrimientos en la comunidad local e internacional y, sobre todo, promover el liderazgo mundial de estas mujeres”.
Cómo marcar la diferencia
Entre las representantes africanas se encuentran Fatimata Dia Sow, comisaria de Asuntos Sociales y de Género de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO); Glenda Gray, presidenta del Consejo de investigación médica de Sudáfrica; y Faouzia Farida Charfi, física y profesora en la Universidad de Túnez.
“El papel de la mujer en la ciencia puede marcar la diferencia en términos de impacto en la comunidad teniendo en cuenta su sensibilidad en las necesidades de las poblaciones. Dado que la ciencia es fuente de desarrollo en África, es necesaria para impulsar su productividad y su economía”, ha explicado a Sinc Fatima Dia Sow.
“Este proyecto puede ayudar en la asistencia a las mujeres científicas en sus laboratorios y universidades, proporcionando más conocimiento científico y conectando con centros del norte más desarrollados”, ha añadido.
Por su parte, Charfi ha reiterado que es “esencial” que toda la sociedad esté involucrada en dominar la ciencia y la tecnología. “Creo que las mujeres pueden ser capaces de movilizarse hacia este objetivo. Además, son conscientes de la necesidad de una investigación científica más adecuada a los intereses de su país”.
“Espero que en diez años África haya iniciado un proceso que pueda llevarla de mera espectadora a creadora de ciencia y tecnología. Esto implica que el conocimiento no sea considerado como un producto útil, accesible e inmediatamente consumible. El conocimiento tiene que ser una actividad compartida para que los países africanos alcancen la meta de construir una sociedad del conocimiento”.
África está experimentando un importante proceso de crecimiento en los primeros lustros del siglo XXI. Del 2000 al 2010 ha cursado un crecimiento del 6%. Sin embargo, este crecimiento no se ha traducido aún en un avance proporcional en el bienestar del conjunto de su población.
Siete de los diez países que más crecieron en 2012 son africanos. En África hay 200 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años. El continente posee el 97% de las reservas mundiales de cobre, el 80% de coltán, el 50% de cobalto, el 57% de oro, el 23% de uranio y fosfatos, el 60% de diamantes y el 14% de petróleo.
Las mujeres mantienen el 90% de la economía informal al producir el 80% de los alimentos y sostener a más del 40% de las familias del continente. El porcentaje de mujeres africanas en ciencia oscila entre un 20 y un 40% (el 38% en España).