La covid-19 no solo ha sumido el mundo en una emergencia sanitaria, también en una crisis económica que los estados están tratando de contrarrestar. Solo una pequeña fracción de los paquetes de recuperación frente a la pandemia serviría para cubrir la inversión anual en energías verdes y afrontar la otra gran crisis que amenaza el planeta, la climática, según un nuevo estudio.
Desde el comienzo de la pandemia, las economías de todos los países del mundo han sufrido un parón sin precedentes debido a los confinamientos para frenar el avance de las infecciones. Para impulsar de nuevo la actividad, los gobiernos llevan semanas otorgando fondos de recuperación frente a la crisis de la covid-19. Hasta ahora, más de 12 billones de dólares se han invertido para este propósito.
Un equipo de científicos, liderado por Marina Andrijevic del Climate Analytics, señala que una mínima fracción de ese presupuesto anual podría encaminar el mundo hacia los objetivos climáticos del Acuerdo de París. El estudio se publica en la revista Science.
“En nuestro nuevo análisis mostramos que se puede aprovechar la oportunidad para cumplir los objetivos climáticos si se invierte una parte del estímulo fiscal de la covid en una recuperación positiva para el clima”, señala a SINC Andrijevic, también investigadora en la Universidad de Humboldt, Alemania.
Aunque esto supondría un desafío político, según los expertos, este ‘rescate’ climático estimularía la economía mundial y aceleraría el despliegue de medidas de eficiencia energética y el suministro de energías renovables.
El equipo de científicos comparó el tamaño de los paquetes de ayuda para la covid-19 en 149 países con la estimación de las necesidades de inversión en energías bajas en carbono, compatibles con el Acuerdo de París. Sus hallazgos muestran que estas soluciones verdes entrarían “dentro del presupuesto” destinado a la covid-19.
Los investigadores calcularon la inversión anual en fuentes de energías alternativas en cerca de 1,4 billones de dólares americanos a escala mundial. Esta estimación, valorada a corto plazo –de 2020 a 2024–, equivale al 10 % del total del fondo económico utilizado hasta ahora para revertir los efectos de la covid. A cinco años, la inversión en energías verdes supondría cerca de la mitad de la ayuda vertida hasta ahora para afrontar las consecuencias de la covid-19.
Sin embargo, se espera que la ayuda económica de la crisis sanitaria se gaste en el transcurso de unos pocos años. Dado que en ese momento los gobiernos posiblemente regresen a las políticas climáticas anteriores a la covid, poco ambiciosas, los expertos sugieren inversiones adicionales de 300.000 millones de dólares anuales a escala mundial hasta 2024.
Estas inversiones adicionales equivaldrían al 3 % de la ayuda ya otorgada a lo largo del 2020, y al 12 % si te tiene en cuenta el periodo a cinco años. “En pocas palabras, si incluso una fracción del estímulo gubernamental actual se dirigiera de manera responsable hacia una recuperación ecológica, los beneficios marginales para un futuro con bajas emisiones de carbono podrían ser considerables”, recalcan los autores en el trabajo.
La investigadora puntualiza que esto no significa que los sistemas energéticos estén por entonces descarbonizados, “sino que con estas inversiones anuales, la economía global habría dado un paso importante y positivo hacia la prevención del peligroso cambio climático”, subraya.
El objetivo principal del Acuerdo de París es limitar el aumento global de la temperatura por debajo de 2 ºC antes de finales de siglo, y continuar los esfuerzos para mantenerlo por debajo de 1,5 ºC. Para ello, es necesario reducir el uso de combustibles fósiles, incrementar el uso de fuentes de energía renovable bajas en carbono y realizar mejorar en la eficiencia energética.
“Los esfuerzos actuales de todos los gobiernos son insuficientes para alcanzar estos objetivos. Las políticas actuales nos están llevando hacia un aumento de la temperatura de 3 °C por encima de los niveles preindustriales. Esto conllevará mayores riesgos e impactos más severos, como sequías, inundaciones y tormentas”, advierte la experta.
Aunque la investigadora no espera que los gobiernos realicen todas estas inversiones en energías bajas en carbono, el estudio permite visibilizar las inversiones necesarias para descarbonizar los sistemas energéticos, “así como mostrar que es posible cuando una crisis se toma en serio”, recalca.
“A través de esta dolorosa lección, la covid nos está enseñando que el liderazgo decisivo, la acción rápida y el uso racional de los consejos científicos son una buena receta para hacer frente a una crisis global. No debemos perder la oportunidad de utilizar esta lección y ver cómo estamos abordando el cambio climático”, concluye.
Referencia:
M. Andrijevic et al. “COVID-19 recovery funds dwarf clean energy investment needs” Science 15 de octubre de 2020