La poca consideración de padres, alumnos y sociedad, frente al respeto del que gozaban hasta hace unas décadas los docentes, es uno de los principales factores que lleva a los profesores de Secundaria a padecer el síndrome del profesional quemado o burnout
Un estudio de la Universidad de Zaragoza realizado sobre 617 profesionales de 38 Institutos de Educación Secundaria de Aragón revela que, aunque los docentes sufran sobrecarga laboral y un excesivo número de alumnos, estos no son realmente elementos que lleguen a predecir su desgaste o cansancio emocional, gracias a aspectos positivos como el sentimiento de comunidad –especialmente en centros pequeños– que actúa como factor moderador.
Sin embargo, uno de los rasgos comunes al colectivo docente de Secundaria en las tres provincias aragonesas es que la sensación de sentirse quemado guarda mayor relación con la variable 'recompensas', y no en referencia a la cuantía económica percibida, sino a la falta de consideración de alumnos, padres de alumnos o a la pérdida del prestigio registrado hace unas décadas.
Los resultados revelan además que este colectivo docente registra un índice de agresiones físicas, del 4,59%, inferior al 11% detectado en el medio sanitario de Aragón. Sin embargo, la violencia verbal presenta mayores porcentajes, tanto en amenazas (30%) como en insultos (48%), aunque siempre en proporciones inferiores al ámbito de la sanidad aragonesa, cifrado en un 64%.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio de investigación “Evaluación de la eficacia de distintos métodos de prevención en profesorado de Secundaria” que lidera el grupo de investigación de Psicología de la Universidad de Zaragoza con el apoyo del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón.
El trabajo, dirigido por Santiago Gascón, profesor del Grado de Psicología del campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza, se realiza junto a profesores de Psicología, Psiquiatría y estudiantes de últimos cursos de Psicología, en colaboración con otras universidades europeas.
El estudio se ha desarrollado siguiendo el modelo de Leiter y Maslach, quienes entienden el síndrome del trabajador quemado compuesto por tres factores: cansancio, depersonalización y falta de realización, que pueden predecirse según áreas críticas del mundo laboral (sobrecarga manejable, posibilidad de control, sentimiento de comunidad, justicia, recompensas y valores). El grupo de investigación añadió cuestionarios sobre episodios de violencia y sobre el ajuste/desajuste en la relación docente.
El objetivo de este trabajo no es otro que evaluar los riesgos psicosociales en el profesorado de Secundaria para diseñar y analizar la contribución de distintas estrategias de prevención sobre bienestar, salud y ajuste en la relación docente.
Los profesionales de la educación, especialmente los de Secundaria, constituyen uno de los colectivos con mayor exposición al estrés. El estrés constituye uno de los principales factores de riesgo de padecer trastornos como cardiopatías, dolor crónico, alteraciones gastro-intestinales, etc. y está implicado en la aparición de cuadros de origen laboral, como el síndrome del profesional quemado.
Los principales riesgos psicosociales son sobrecarga de trabajo, exceso de alumnos en el aula, falta de reconocimiento y de apoyo, bajo control, necesidad de estar al día en su formación, trato con alumnos difíciles, desmotivados y agresivos.
Los riesgos laborales en docencia, salvo excepciones (trastornos musculoesqueléticos, dolencias de la voz) se generan principalmente en el área psicosocial. Las incapacidades laborales son en gran parte debidas a estos riesgos. Incluso trastornos dermatológicos, gastrointestinales, entre otros, poseen un alto grado de origen psicosocial.
Para el investigador en Psicología, Santiago Gascón, educar puede ser la más gratificante de las tareas, pero cuando se trabaja con grupos desmotivados, el clima puede enrarecerse por deterioro del respeto, el trabajo puede llegar a convertirse en una fuente de estrés y de patología. Una óptima relación docente/alumno, basada en la confianza y el respeto, es imprescindible para el desarrollo educativo.
Distribución de la muestra del estudio
La evaluación se realizó en 38 centros educativos aragoneses: 29 públicos y 9 concertados. 24 ubicados en áreas urbanas y 14 en rurales. La distribución por provincias fue: 7 centros de Huesca, 9 de Teruel y 22 de Zaragoza. En total participaron 617 profesionales. Solo se tuvieron en cuenta aquellos centros en los que participaron el 60% de los profesores. La media de edad fue de 45,7 años. El 53,2% eran mujeres y un 46,7%, hombres.
El trabajo señala un grado moderadamente alto de desgaste profesional (normal en cualquier profesión que requiera trato con otras personas), tanto en agotamiento emocional como en despersonalización y bajo en falta de realización profesional. Si bien la primera variable fue explicada por aspectos como sobrecarga y falta de control, las otras dos lo fueron por la ausencia de recompensas (reconocimiento del profesorado) o sentimiento de justicia.
La muestra de docentes mostró diferencias ligeras (pero estadísticamente significativas, comparada con otras profesiones), en la dirección de mayores índices de cansancio y despersonalización y menores en falta de realización por el trabajo. Los docentes mostraron mejores índices en sobrecarga manejable, pero peores en control, recompensas, sentimiento de comunidad, justicia o congruencia de valores. Los episodios de violencia física sufrida fueron poco prevalentes y de escasa gravedad, al igual que las denuncias. En cambio, fueron habituales los insultos, amenazas y reclamaciones.