La cara oculta de la Luna es mucho más accidentada que la visible y, además, presenta una composición química diferente. Según un modelo de dos investigadores de la Universidad de California (EE UU) la explicación podría estar en un antiguo choque con otra luna menor, que pudo haber acompañado a la actual durante millones de años.
El rasgo geológico más notable de la Luna es la dicotomía que existe entre los dos hemisferios: el lado visible y más próximo es bajo y plano, dominado por mares volcánicos, mientras que la cara oculta es montañosa y repleta de profundos cráteres.
El origen de las tierras altas del lado no visible ha sido objeto de debate entre la comunidad científica desde la primera vez que se midió la Luna. Las explicaciones que se han planteado van desde posibles variaciones por el calentamiento mareal hasta bombardeos asimétricos en la superficie lunar.
Ahora, los investigadores Martin Jutzi y Erik Asphaug de la Universidad de California-Santa Cruz (EE UU) publican esta semana en Nature que una colisión a baja velocidad con una 'lunita' o luna compañera más pequeña pudo formar las tierras altas de la cara oculta.
Los científicos presentan simulaciones numéricas de la colisión que, en líneas generales, reproducen las diferencias de terreno y composición química entre la cara que vemos y el lado oscuro lunar. La corteza del lado visible, además de ser más fina, presenta una concentración característica de potasio, elementos de tierras raras y fósforo.
La colisión entre los dos cuerpos se llevaría a cabo a una velocidad relativamente baja, unos 2,4 km/s, lo que conduciría a la acumulación del material desde la “lunita” a la Luna, en lugar de formarse un gigantesco cráter.
En las simulaciones, el impacto produce una capa de acreción (adición de material) hemisférica en consonancia con la dimensión que tienen las tierras altas del lado oscuro, y también desplaza el "océano de magma" del subsuelo hacia el hemisferio opuesto. Esto ofrece una explicación de las concentraciones químicas detectadas en la corteza de la cara visible.
El estudio plantea que las dos lunas se pudieron formar al mismo tiempo a partir de un disco protolunar, y que pudieron compartir su órbita durante decenas de millones de años antes de chocar. Las colisiones simuladas contemplan una 'lunita' con un 4% de la masa lunar.
Referencia bibliografía:
M. Jutzi y E. Asphaug. “Forming the lunar farside highlands by accretion of a companion moon”. Nature 476 (7358), 3 de agosto de 2011. Doi:10.1038/nature10289.