Entre 0,4 y 2,1 millones de aves silvestres mueren por prácticas ilegales cada año en el norte y centro de Europa, y en la región del Cáucaso, según un nuevo informe que completa la panorámica de la mortandad en esta zona. En la región mediterránea la cifra asciende a 25 millones de pájaros cada año, y en España mueren entre 103.000 y 405.000 individuos.
La investigación, titulada The Killing, y que se presenta hoy en Manila (Filipinas), en el marco de la 12ª conferencia de las partes de la Convención sobre Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), organismo coordinado por la ONU, revela que el 66% de las 457 especies nativas del continente europeo se exponen cada año a la captura o la muerte mediante prácticas ilegales. En términos cuantitativos, las aves acuáticas y las aves marinas son las más afectadas por esta problemática.
La captura y muerte ilegal de aves sigue siendo una importante amenaza en el continente europeo. Según las estimaciones de la coalición BirdLife International, de la que SEO/BirdLife es la parte representante en España, entre 0,4 y 2,1 millones de individuos mueren ilegalmente cada año en el norte y el centro de Europa, y en la región del Cáucaso.
Con estas cifras, la federación ambiental completa la panorámica de la caza y captura ilegales de aves que inició con su análisis en la región mediterránea, donde mueren cada año por esa causa unos 25 millones de ejemplares. En España, se calcula que entre 103.000 y 405.000 aves son capturadas o aniquiladas ilegalmente cada año.
La focha común –presente en España– pierde una media de 100.000 individuos cada año por este tipo de prácticas. Le siguen las especies de paseriformes, los pájaros cantores. De hecho, el gorrión común, el pinzón vulgar y la curruca capirotada, todas ellas también presentes en la península ibérica, son las especies con mayor mortalidad en Europa. La curruca capirotada ocupa los primeros puestos de mortandad en el área mediterránea, con la pérdida de entre 1,2 y 2,4 millones de ejemplares cada año.
Las palomas y las tórtolas, como la amenazada tórtola europea, tampoco se escapan a esta problemática. Pero el caso es especialmente grave en especies amenazadas. El sisón común, declarada Ave del Año en 2017 por SEO/BirdLife debido a su alarmante declive poblacional, pierde potencialmente un promedio del 10% de toda su población mundial por muertes ilegales en Europa y el Cáucaso cada año.
Las rapaces, el grupo con más especies afectadas
El grupo de aves con más especies afectadas por las prácticas ilegales son las rapaces, de las que mueren entre 15.000 y 68.500 individuos cada año. Solo una de las 52 especies de rapaces que habitan la zona –el elanio común–, se salva de esta masacre que afecta especialmente al busardo ratonero, que se estima que pierde cada año cerca de 10.000 ejemplares. También se muestra su preocupación por el amenazado aguilucho papialbo, que pierde en torno al 20% de su población en la UE cada año.
“Las cifras de mortandad y captura ilegal en la Europa continental y en el Cáucaso no son tan dramáticas como las de la región mediterránea. En Italia, por ejemplo, se estima que mueren entre 3 y 8 millones de aves por métodos ilegales cada año. Siria, Egipto, Chipre o Líbano también ofrecen cifras alarmantes. A pesar de que las cifras son menores, la segunda parte de The Killing evidencia que las prácticas ilegales están lejos de ser desterradas en esta parte del planeta”, explica el responsable de Especies de SEO/BirdLife, Nicolás López.
“Por desgracia, y a pesar de la rigurosa legislación comunitaria en este sentido, la impunidad en delitos contra la fauna sigue siendo casi absoluta en la UE. Los datos del primer informe de BirdLife han supuesto un acicate para que en países como España se adopten medidas para frenar estas prácticas ilegales, pero el problema persiste porque se sigue considerando que estamos ante delitos menores, se desconoce su impacto en la conservación de la biodiversidad, falta una mayor priorización en su abordaje y hay una escasez de recursos destinados a la lucha contra este tipo de criminalidad ambiental”, apunta el encargado del área Legal de SEO/BirdLife, David de la Bodega.
Prácticas puramente recreativas
La segunda parte del informe ha estudiado las prácticas ilegales en 28 países firmantes de la Convención de Berna para la Conservación de Fauna y Hábitats de Europa, 19 de los cuales forman parte de la Unión Europea y que, por tanto, están obligados a cumplir con la legislación comunitaria en este ámbito.
Según el análisis, la mayor parte de las prácticas ilegales tienen un interés puramente recreativo. La federación ambiental llama la atención sobre las habituales infracciones en países como Hungría o Polonia, donde la legislación comunitaria en materia cinegética no se ha implementado correctamente.
Este fenómeno da pie a incrementar la impunidad con la que cuenta este delito, que Bruselas trata de paliar por la vía de amonestaciones y la apertura de procedimientos de infracción. De hecho, a la aparición del informe de BirdLife sobre la región mediterránea en 2015, le siguieron procesos de infracción como el abierto a España por las capturas de fringílidos para su participación en concursos de canto (conocido como silvestrismo). Se trata de una práctica que continúa autorizándose en algunas comunidades autónomas, y que a juicio de SEO/BirdLife y de la Comisión Europea es ilegal, de acuerdo a la legislación europea vigente.
Otra motivación habitual para las prácticas ilegales es la gastronómica, especialmente en el norte y centro de Europa. En el Cáucaso, las aves cazadas se vinculan más a la necesidad de obtener ingresos económicos o alimento. El informe también cita las laxas interpretaciones de control de plagas y la confusión entre especies cazables y no cazables, entre las causas de la mortandad ilegal en el continente europeo.
Los seis países más señalados en esta región son, por orden alfabético: Alemania, Armenia, Azerbaiyán, Bulgaria, Georgia y Holanda. Por zonas, las seis con mayor número de muertes se ubican en Azerbaiyán; en el entorno de Gizil-Agach, en la costa del mar Caspio, donde mueren en torno al 18% del total de aves aniquiladas ilegalmente en esta región del planeta.
El Convenio de Berna lanza hoy The Last Tweet, una campaña creativa para informar a la sociedad sobre la matanza ilegal de pájaros, uno de los delitos contra la fauna que más se han expandido. Este crimen medioambiental es rentable y está muy bien organizado; y tiene efectos devastadores en las aves y en la biodiversidad en general, llegando a poner en peligro la supervivencia de muchas especies.
Para llegar a grandes sectores de la población ajenos a este problema, The Last Tweet –que es un juego de palabras– contará historias sobre la migración de cuatro especies de pájaros –tórtola europea @Ninja_Dove; petirrojo europeo @Red_theRobin, jilguero europeo @albertgoldfinch y curruca capirotada @sylviablackcap– a partir de cuatro cuentas de Twitter. Sus aventuras serán a veces graciosas y a veces tristes hasta que mueren a manos de cazadores ilegales.