Las enanas marrones no contienen masa suficiente para comenzar la fusión de hidrógeno, lo que impide su evolución como estrellas. Un estudio, en el que participa el Instituto de Astrofísica de Andalucía, apunta a que la Vía Láctea podría contener entre 25.000 y 100.000 millones de estos objetos subestelares.
Las enanas marrones, en ocasiones conocidas como 'estrellas fallidas' son el eslabón entre las estrellas de baja masa y los grandes planetas gaseosos. Se trata de objetos débiles y difíciles de estudiar, de modo que aún se desconocen muchas de sus características, e incluso el número de enanas marrones que existen. Un estudio, en el que participa el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), apunta a que la Vía Láctea podría contener entre veinticinco y cien mil millones de enanas marrones.
Se cree que las enanas marrones siguen un proceso de formación similar al de las estrellas, que comienza con la fragmentación y contracción de una nube de gas interestelar. Sin embargo, estos objetos apenas alcanzan un 10% de la masa del Sol, lo que impide que se desencadenen las reacciones nucleares que alimentan el brillo de las estrellas y provoca que con el tiempo vayan debilitándose. Desde el hallazgo de las primeras enanas marrones en 1995 se han detectado más de 2.000, principalmente en regiones de formación estelar cercanas y con una densidad de estrellas baja.
Ahora, un equipo internacional de investigadores ha buscado enanas marrones en el cúmulo estelar joven RCW 38, que presenta una densidad estelar muy alta y un gran número se estrellas masivas. Se trata de un entorno totalmente distinto a aquellos donde se han estudiado las enanas marrones, y los investigadores buscaban comprobar si su lugar de nacimiento afecta a la tasa de formación de enanas marrones, que en los cúmulos cercanos puede ascender a una enana marrón por cada dos estrellas.
5.500 años luz de distancia
“Se trata del primer estudio de este tipo en un cúmulo estelar masivo a una distancia mayor que un kilopársec (3.262 años luz), y representa un gran paso adelante en este campo –apunta Rainer Schoedel, investigador del Instituto del IAA-CSIC que participa en el estudio–. La gran resolución angular en óptica adaptativa del instrumento NACO del Very Large Telescope (ESO) resultó fundamental en este estudio y, precisamente, mi experiencia con imágenes de este tipo ha sido mi aportación en el trabajo”.
Los investigadores han hallado que RCW 38, que se encuentra a 5.500 años luz de distancia, muestra una proporción similar de enanas marrones y estrellas que otros cúmulos cercanos y poco masivos, lo que apunta a que las condiciones donde se forman no afectan al número de enanas marrones.
Los investigadores calculan que en la Vía Láctea podría haber entre 25.000 y 100.000 millones de enanas marrones. Considerando que nuestra galaxia contiene entre 100.000 y 400.000 millones de estrellas, constituye una proporción muy alta. “Y, dado que estos objetos son extremadamente débiles, puede que solo estemos viendo la punta del iceberg”, concluye Schoedel.