Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid ha elaborado dos índices según la variedad y la singularidad de murciélagos a partir de modelos de distribución de especies registradas. Las zonas con los índices más altos —el Parque Nacional y su periferia— coinciden con las áreas protegidas
Los estudios diseñados para detectar las áreas más importantes para la conservación de murciélagos son aún escasos. Un grupo de investigación liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) demuestra que las mejores zonas para la riqueza y rareza de especies se corresponden con las áreas protegidas de la Sierra de Guadarrama y su periferia.
Los murciélagos se benefician actualmente de esta red de áreas protegidas por casualidad, ya que inicialmente fueron destinadas a proteger las aves y los hábitats (red Natura 2000).
“Es por ello que, a pesar de que estas áreas ayudan a la conservación de murciélagos, es necesario realizar un seguimiento de la evolución de las poblaciones de murciélagos a lo largo de las siguientes décadas para su correcta conservación y gestión”, insiste Elena Tena, investigadora predoctoral del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la UCM.
Para llevar a cabo el estudio, publicado en Animal Conservation, los investigadores utilizaron detectores de murciélagos para muestrear la distribución de su actividad en 274 puntos del centro del país.
Con estos resultados, se diseñaron 11 modelos de distribución para todas las especies de murciélagos registradas, con los que se calcularon dos índices (riqueza y rareza) con el objetivo de localizar las zonas en las que aparecían mayor número de especies y las que registraban las más raras.
“Así comprobamos que el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y la zona periférica se solapan con las mejores zonas de riqueza y rareza de murciélagos, aunque no tuvieron en cuenta a los murciélagos cuando se diseñaron”, indica la bióloga.
Las áreas de alta actividad de murciélagos rara vez se han considerado en la delimitación de áreas protegidas para ellos. Además, la conservación de murciélagos a lo largo de la historia se ha centrado principalmente en la conservación de sus refugios, pero no en las áreas de alimentación y de actividad, debido a la dificultad para muestrear la distribución de estos animales nocturnos.
“Este artículo sugiere que, además de la protección de los refugios, el conocimiento de las áreas de mayor actividad para la riqueza y rareza de los murciélagos podría complementar la conservación de las áreas más importantes para estos animales”, añade Tena.
En nuestra sociedad, los murciélagos “tienen muy mala prensa a pesar de que nos proveen de un gran número de servicios ecosistémicos muy beneficiosos en nuestro día a día”, destaca la bióloga.
En España, todas las especies de estos mamíferos son insectívoros, y un solo ejemplar adulto de un murciélago común en época de máxima actividad es capaz de ingerir hasta 3000 insectos en una sola noche, hasta dos tercios de su propio peso en insectos. Además, en otras partes del mundo, actúan como dispersores de semillas y algunas especies ejercen de polinizadores de plátanos, mangos o aguacates, entre otros frutos.
Referencia:
Elena Tena y José Luis Tellería. “Modelling the distribution of bat activity areas for conservation in a Mediterranean mountain range”. Animal Conservation, 2021