El astrónomo Ramón María Aller Ulloa es el protagonista este año del Día do Científico Galego. La Real Academia Gallega de Ciencias (RAGC) aprobó por unanimidad la elección de Aller por su papel introductor de la Astronomía como disciplina científica en Galicia e iniciador de una escuela importante de investigadores en este campo de conocimiento.
Aller fue catedrático de la Universidade de Santiago de Compostela, además de sacerdote católico. Sus libros, publicaciones y observaciones astronómicas consiguieron un gran reconocimiento en la comunidad científica y los instrumentos de observación y medición que desarrolló fueron adoptados por centros como el Observatorio de París. A él se deben los inicios de la investigación astronómica en Galicia hace más de cien años desde su Lalín natal y el descubrimiento de varias estrellas dobles, sobre las que introdujo su estudio en España y creó una importante escuela en Santiago.
La RAGC organiza este año la cuarta edición del Día do Científico Galego, con el que la comunidad científica gallega quiere homenajear a las figuras más destacadas de su Historia, difundiendo su contribución para que la opinión pública pueda percibir, a través de los ejemplos más destacados del pasado, el prestigio actual de la investigación en Galicia y la necesidad de invertir recursos en ella para que su potencial sea cada vez mayor hacia el futuro.
Después de recordar en ediciones anteriores las figuras del matemático Enrique Vidal Abascal, del geógrafo Isidro Parga Pondal y del ingeniero agrónomo Cruz Gallástegui, el próximo 26 de abril será homenajeado Ramón María Aller Ulloa.
Este año la Fundación Pedro Barrié de la Maza, a través de su Área de Investigación y Educación, se suma a la celebración del Día do Científico Galego colaborando con la RAGC en su difusión entre la sociedad, en particular en la comunidad escolar. A lo largo de dos jornadas consecutivas, el 27 y el 28 de abril, organizará un programa de visitas guiadas al Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la Universidade de Santiago de Compostela y al Observatorio del Museo Ramón María Aller de Lalín, recién reinaugurado y dotado con un telescopio didáctico muy avanzado. En total, se estima que participarán en esta actividad un total de 320 estudiantes acompañados por sus profesores.
Además, la Fundación elaboró, con el apoyo de los académicos de la RAGC y de profesores de Ciencias, un folleto divulgativo y dos juegos didácticos que serán difundidos a toda la comunidad docente de Galicia para que puedan utilizarlos cómo material de trabajo en la clase.
Pionero de las estrellas dobles
Aller nació el 3 de febrero de 1878 en la Casa de Filgueiroa, en Donramiro (Lalín, Pontevedra). Comenzó sus estudios con los jesuitas en A Guarda (Pontevedra) y los continuó posteriormente en el Seminario de Lugo. Con veinte años obtuvo un doctorado en Teología y fue ordenado sacerdote, pero se había hecho la promesa de no acceder a ningún cargo religioso ni recibir por su ministerio sacerdotal ninguna clase de retribución. Es entonces cuando decide desarrollar su vocación científica y en el curso 1899-1900 comienza por libre en la Universidad de Oviedo los estudios de Ciencias Exactas que seguiría en la Universidad de Madrid. En 1912 instala en la galería de su casa en Lalín el primer observatorio astronómico de Galicia.
Comenzó su afición a la observación astronómica con un anteojo de 75 milímetros de apertura que le regaló su abuela Camila Ulloa cuando era seminarista. A este primer instrumento le añadió un teodolito, un regalo procedente de Londres, y estos fueron los primeros instrumentos que montó en el observatorio instalado en la galería de su casa. Sus observaciones del cometa Johanesburgo 1910 llegaron a ser publicadas en el Anuario del Observatorio de Madrid. Luego realizó una serie de observaciones y estudios teóricos que fueron publicados en la Revista de la Sociedad Astronómica de España y América.
En 1917, y como consencuencia de los veranos que pasó en el observatorio de Luis Ocharan en Castro Urdiales, decidió ampliar y estabilizar la instalación que tenía en Lalín. Fue así como su pequeño observatorio se trasladó a dos casetas de madera en el jardín que resguardaban el teodolito una de ellas y un anteojo a otra, además de algunos instrumentos auxiliares y un cronómetro de la marina. Con esta nueva instalación sus observaciones alcanzan una admirable precisión, al tiempo que efectúa minuciosos estudios teóricos de instrumentos, apareciendo varias publicaciones suyas en diferentes revistas.
En 1918 edita su primer libro bajo el título ‘Algoritmia’ con el patrocinio de su tío Saturnino Aller. Al morir este, Ramón María queda con sus bienes en usufructo y decide aumentar el instrumental de observación adquiriendo un refractor de 120 milímetros de abertura y de 1.800 milímetros de distancia focal. La instalación de este instrumento, que se pondría en marcha en 1925, requirió la modificación de su observatorio, al que tuvo que añadirle una cúpula.
Los resultados de las observaciones que llevó a cabo con este instrumental se publicaron en la revista alemana ‘Astronomiche Nachrichten’, por aquel entonces la principal publicación de astronomía de Europa. Estos estudios fueron pioneros en España y crearon una importante escuela en la Universidade de Santiago.
En 1940 comienza su labor de docente de geometría analítica y análisis matemático en la Universidade de Santiago de Compostela, donde tres años después se inaugura con el patrocinio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) un observatorio al que se trasladan los instrumentos de Lalín y se crea la Cátedra de Astronomía.
El 30 de junio de 1943 presenta su tesis doctoral en la Universidad de Madrid. Ese mismo año es nombrado director del Observatorio Astronómico y edita ‘Introducción a la Astronomía’, obra que venía preparando desde su juventud.
En 1945 crea en el marco del Observatorio la sección de ‘Astronomía Teórica y Matemática Durán Loriga’, germen de la que luego sería la Facultad de Matemáticas de la USC. En 1948 es nombrado miembro de la Comisión de Estrellas Dobles de la Unión Astronómica Internacional y publica el libro ‘Astronomía a simple vista’. El año siguiente, en 1949, es nombrado miembro de la Comisión Nacional de Astronomía.
Durante estas décadas fueron pasando por su equipo varios doctorandos, becarios y colaboradores, entre los que se encontraron José Pensado Iglesias (posteriormente director del Observatorio de Madrid), Rafael Cid Palacios (catedrático de Astronomía de la Universidad de Zaragoza) y muchos otros.
Cae enfermo en 1964 y se traslada a su pueblo natal donde muere el 28 de marzo de 1966, a los 88 años de edad.