El Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha intervenido, por primera vez en España, a un paciente con enfermedad coronaria con el nuevo Dispositivo Vascular Biorreabsorbible (BVS). La intervención, realizada por Carlos Macaya, jefe del Servicio de Cardiología del centro, forma parte de un ensayo clínico mundial que estudia la “desaparición” del dispositivo coronario o stent.
"Los tratamientos para las patologías de las arterias coronarias han recorrido un largo camino. Los médicos estamos expectantes por ser capaces de abrir de forma eficaz una arteria bloqueada sin dejar un implante permanente en el vaso sanguíneo”, explica Carlos Macaya, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que ha dirigido la intervención.
El equipo de Macaya, que ha implantado el BVS por primera vez en España, inicia así la evaluación de su funcionamiento, diseñado para restaurar el flujo sanguíneo mediante la apertura del vaso obstruido y proporcionar soporte mientras éste cicatriza. Una vez que el vaso puede permanecer abierto sin ayuda, éste comienza a metabolizarse lentamente y finalmente es reabsorbido por el organismo.
“Este dispositivo tiene el potencial de revolucionar el tratamiento de los pacientes con patología de la arteria coronaria”, añade el cardiólogo del Hospital Clínico. “De hecho, si esta opción terapéutica continúa funcionando como lo indican los prometedores datos hasta la fecha, se podrían beneficiar de ella prácticamente todos los casos de angioplastias que se realizan en España, que son más de 70.000 pacientes anuales”.
Según indica Macaya, “la terapia de restauración vascular nos permitirá, mediante este dispositivo vascular biorreabsorbible, restablecer la pared vascular. Una vez que el dispositivo ha ejercido su función y la pared del vaso está otra vez intacta, comienza a reabsorberse. El hecho de no dejar una estructura metálica es más que deseable porque los pacientes no necesitarán tomar antiagregantes para evitar los coágulos”.
El potencial del implante
Este dispositivo biorreabsorbible está en investigación clínica en Europa, Australia y Nueva Zelanda, aunque de momento no está aprobado para su venta en ningún lugar del mundo. Está hecho de poliláctido, un probado material biocompatible que se usa frecuentemente en implantes médicos así como en suturas que se disuelven.
Gracias a que no se deja un implante permanente en el cuerpo del paciente, el vaso tratado con el dispositivo vascular biorreabsorbible recupera su capacidad vasomotora como lo haría un vaso sano. “El potencial para restaurar estas funciones naturales de los vasos es una de las características que harán del dispositivo BVS un tratamiento único en la patología coronaria”, concluye Macaya.