Las facultades de Ciencias y Farmacia de la Universidad de Navarra y el Instituto de Fitoterapia Americano celebraron recientemente en Pamplona un curso de “Plantas medicinales andinas y amazónicas del Perú”, donde se intercambiaron experiencias sobre las últimas líneas de estudio de las plantas medicinales y sus productos derivados.
El encuentro contó con la participación de personas de reconocido prestigio a nivel internacional, como Lida Obregón, directora del Instituto de Fitoterapia Americano; Salvador Cañigueral, profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona y presidente de la Sociedad Española de Fitoterapia; y Bernat Vanaclocha, director de la Revista de Fitoterapia.
Según explicó Salvador Cañigueral, “se deben cumplir diversos aspectos técnicos y legales para que los productos elaborados a partir de plantas iberoamericanas se incorporen al mercado europeo. Es lo que denominamos “fitoterapia racional”; esto es, hacer un uso adecuado de los preparados a base de plantas con finalidad terapéutica. Para ello, es preciso disponer de medicamentos de drogas vegetales o productos extractivos que cumplan los criterios de calidad, seguridad y eficacia que se exige para cualquier medicamento”.
La calidad de los medicamentos, incluidos los empelados en fitoterapia, viene regulada por normas europeas entre las que destaca la farmacopea europea. Sin embargo, muy pocas plantas latinoamericanas cuentan con una monografía específica en dicha farmacopea. Por este motivo, es preciso generar métodos analíticos y especificaciones que permitan controlar su calidad. “Por otra parte, no existe calidad si no se fabrica. Así que en el caso de las plantas medicinales y derivados tenemos que saber dónde y en qué condiciones se ha recolectado, cuál ha sido el tratamiento postcosecha, cómo se ha elaborado el producto extractivo, etc., porque es la forma de garantizar que el producto final responda a lo que queremos. Así pues, debemos trabajar con el país de origen, para que se adapte a las exigencias de las regulaciones europeas y pueda exportar su producto con seguridad”.
Alternativa terapéutica
En la actualidad, existen algunos productos comercializados en España que han demostrado sus propiedades terapéuticas, como la Uña de gato (Uncaria tomentosa). En este contexto, los estudios de laboratorio realizados por el equipo de Salvador Cañigueral se centran en establecer métodos de control y especificaciones de calidad para otros preparados de origen vegetal, algunos ya disponibles en el mercado latinoamericano como medicamentos. “Uno de ellos es la sangre de drago, producto constituido por el látex obtenido de la planta amazónica Croton lechleri, que se utiliza tradicionalmente en esta zona y con el que se han realizado algunos estudios clínicos. Otro ejemplo interesante es el aceite esencial de la Cordia verbenacea, que se administra por vía tópica como antirreumático. En dos años este producto ha desplazado del mercado al 50% de los antiinflamatorios no esteroidales de aplicación tópica en Brasil. Los especialistas lo han incorporado como una alternativa válida para el tratamiento de afecciones reumatológicas. Por tanto, es posible encontrar en latinoamérica, medicamentos a base de plantas que responden a todas las exigencias de calidad que deberían cumplir en Europa”.
Las plantas medicinales se presentan como un recurso más en el abordaje terapéutico actual. “Abren nuevas posibilidades de tratamiento y generalmente ofrecen un nivel de riesgo menor, por lo que se plantean como una buena alternativa para pacientes que requieren medicación crónica”.
Fuentes de información
Durante el curso celebrado en la Universidad de Navarra, Bernat Vanaclocha, director de la Revista de Fitoterapia, aseguró que “para utilizar esta alternativa el profesional de la salud tiene que estar formado e informado y para ello necesita disponer de fuentes a su medida. En este sentido, la revista y el vademecum de fitoterapia, que elaboramos desde 1992, recogen la información esencial sobre las plantas medicinales y, especialmente, sobre su utilización”.
En la actualidad, existen muchos medicamentos desarrollados a partir de plantas, a pesar de que muchos profesionales desconocen su origen vegetal. Se trata de productos que forman parte de la terapia tradicional y que han demostrado su fundamento científico. “La falta de conocimiento se puede resolver fomentando la formación en este campo. Todo ello contribuirá al desarrollo de una fitoterapia de calidad, segura y eficaz, que forme parte del arsenal terapéutico del profesional sanitario”.
Salvador Cañigueral y Bernat Vanaclocha coincidieron en apuntar la importancia de que “las universidades vayan incorporando materias que proporcionen la formación adecuada en este campo. De lo contrario, corremos el riesgo de recurrir a lugares poco adecuados, donde se adquiere deformación. Las facultades de Farmacia ya están trabajando pero todavía queda mucho por recorrer. Por eso es fundamental reclamar una formación adecuada que vaya acompañada de información rigurosa y fiable”.