Investigadores de la UAM y de otros centros españoles de investigación han desarrollado nuevas metodologías de análisis para realizar un seguimiento sistemático de la contaminación ambiental presente en suelos y aguas de antiguas zonas mineras de Asturias, con el objetivo de evaluar el grado de contaminación residual y buscar actuaciones correctivas.
Estudios llevados a cabo conjuntamente por investigadores del Departamento de Explotación y Prospección de Minas de la ETS de Ingenieros de Minas de la Universidad de Oviedo, de la Unidad de Espectroscopía de la División de Química del Departamento de Tecnología del CIEMAT y del Departamento de Química Analítica y Análisis Instrumental de la UAM, han permitido hacer un seguimiento sistemático de la contaminación ambiental presente en suelos y aguas de antiguas zonas mineras de Asturias con el objetivo de que sirvan para evaluar el grado de contaminación residual y buscar actuaciones correctivas que en la medida de lo posible remedien la contaminación potencial de la zona.
La explotación de los depósitos de mercurio en Asturias —que se remonta a la época romana— llegó a tener una gran importancia durante los siglos XIX y XX, hasta 1972, cuando la grave crisis internacional sufrida por el mercurio dio lugar al cierre sucesivo de la totalidad de las minas activas.
Si bien las labores mineras dedicadas a la extracción de mercurio de las que queda constancia en Asturias son muy abundantes, las más destacadas en cuanto al volumen de material extraído (y por tanto con mayor capacidad de haber producido un importante impacto ambiental sobre los suelos y las aguas de su entorno), son las correspondientes a las minas de “La Peña-El Terronal” y “Los Rueldos” en el concejo de Mieres, así como “La Soterraña” en el concejo de Pola de Lena.
El mercurio aparece generalmente en forma de cinabrio aunque también se puede encontrar ocasionalmente en forma de metacinabrio y mercurio nativo. Otros minerales metálicos presentes en la paragénesis del depósito mineral son pirita, escalerita, marcasita, calcopirita, así como galena, estibina, rejalgar y, excepcionalmente, oro nativo. Además, el arsénico es un metaloide asociado a diversos minerales que puede liberarse al medio ambiente en estas actividades mineras.
El estudio multidisciplinar llevado a cabo por los investigadores[1] ha permitido realizar un seguimiento de diferentes parámetros físicos y químicos durante un período hidrogeológico completo en dieciocho puntos de muestreo a lo largo del cauce del río Caudal, tomando muestras de aguas tanto antes como después de su paso por las distintas zonas mineras. Además, los datos recogidos fueron sometidos a un estudio estadístico que ayuda a visualizar mejor el impacto medioambiental originado por cada mina, y a evaluar su contribución a la contaminación fundamentalmente de arsénico en cada punto y en sus aportes al río Caudal.
El impacto de la minería resulta reflejado fundamentalmente en un aumento significativo del nivel de arsénico en las aguas en las zonas La Soterraña y La Peña-El Terronal, así como en la disminución del pH en la zona Los Rueldos acompañada de un aumento de concentración de varios metales. Todos estos parámetros que se ven alterados, vuelven a sus valores normales en puntos de muestreo alejados de las zonas mineras.
Respecto a la evaluación del nivel de mercurio en las aguas, se han aplicado nuevas metodologías de análisis basadas en el desarrollo de sensores electroquímicos que pueden llegar a detectar mercurio en concentraciones del orden del microgramo por litro de agua. En ninguna de las aguas analizadas se han encontrado concentraciones de mercurio detectables, lo que indica que a pesar de los altos niveles de este elemento encontrados en suelos y sedimentos no se libera a las aguas de forma importante.
[1] (J. Loredo, M.D. Petit Domínguez, A. Ordoñez, M.P. Galán, R. Fernández Martínez, R. Álvarez y M.I. Rucandio J. Hazardous Mat. 2010, 176, 323-332).