Investigadores del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) han conseguido establecer claras relaciones entre diferentes patrones de personalidad de pacientes con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y los subtipus de trastorno que estos pacientes padecen. Los resultados han servido para validar los subgrupos de TDAH cuya existencia se apunta, de un tiempo a esta parte, y para orientar, de manera diferente, el tratamiento psicológico de apoyo que se aconseja a estos pacientes, en función del subgrupo al que pertenezcan.
“Estudiar los patrones de personalidad de estos adultos con TDAH era un paso necesario para saber si simplemente se trataba de pacientes con diferentes personalidades o realmente los pacientes con TDAH seguían unos patrones de personalidad característicos y había una correlación entre estos patrones diferentes y los subtipos de TDAH”, explica Josep Antoni Ramos-Quiroga, coordinador del grupo de TDAH del VHIR y del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d’Hebron .
Siendo el VHIR uno de los pocos centros que concentra grandes grupos de adultos con TDAH, se empezaron a visualizar dos grandes grupos del trastorno, que en adultos se evidencian más que en niños y jóvenes: los miembros de un grupo son individuos hiperactivos e inatentos, mientras que los del otro, sólo son inatentos.
“Los resultados nos dividieron a toda la muestra de adultos con TDAH en dos grupos: unos tenían un patrón de personalidad más agresiva, con más salidas de tono y reacciones más explosivas. Estos pacientes tenían un TDAH con componente hiperactivo e inatento. El otro grupo tenía un patrón de personalidad más introvertido y con menos contacto social. Se ha visto que, en este segundo grupo, los pacientes tenían un TDAH de componente sólo inatento”, aclara Yolanda Martínez Ortega, primera firmante del estudio.
Ramos-Quiroga insiste en que este hallazgo, publicado en la revista Psicothema, “valida los subtipos de TDAH a la hora de hacer estudios, mejora el diagnóstico y disminuye los problemas asociados a la enfermedad”. Los resultados del estudio permiten preveer determinadas conductas y orientar las terapias psicológicas de apoyo al tratamiento teniendo en cuenta estos patrones de personalidad.
También permite diferenciar el tratamiento por subgrupos y ajustarlo a las necesidades reales del trastorno en cada caso, pues hasta ahora la propia heterogeneidad del grupo dificultaba la orientación de las terapias. “La existencia de estos subgrupos de TDAH en base a la personalidad posiblemente explica los diferentes genes que hemos encontrado asociados a la carga familiar de este trastorno y, a la vez, el propio test de personalidad ayuda al diagnóstico, pues permite clasificar a los pacientes según el subgrupo de TDAH al que pertenenezcan”.
Un trastorno cada vez más conocido
Los niños que sufren TDAH tienen una gran facilidad para distraerse, son impulsivos e hiperactivos. Por su dificultad a mantener la atención, presentan problemas de adaptación y de rendimiento en clase. En la etapa adulta, si persiste el trastorno, puede ser el origen de alteraciones en la esfera laboral y social del individuo que lo padece (más posibilidad de ser consumidor de drogas, de sufrir accidentes o de tener problemas legales, por ejemplo).
El TDAH se empezó a diagnosticar en el año 1902. Pero todavía quedan muchos interrogantes por responder en relación a este trastorno. El grupo de expertos en TDAH de la Vall de Hebron cada vez consigue dibujar el trastorno con más claridad. Hace años se inició una línea de investigación genética que identificó algunos genes responsables de una mayor susceptibilidad de la transmisión del TDAH de padres a hijos.
Este grupo también identificó bases genéticas comunes entre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños y en adultos y, así, reforzó la idea de que se trata del mismo trastorno en ambos grupos de población y no de dos trastornos diferentes, tal y como algunos investigadores habían sugerido.
Todos estos hallazgos sucedían gracias a la posibilidad de trabajar con padres que acudían con sus hijos y que, entre pruebas genéticas y visitas de acompañante, también evidenciaban sufrir el trastorno y, de esta manera, se explicaban algunas de las problemáticas que vivían en su vida personal o profesional.