Un estudio sobre la imagen turística de la ciudad de Madrid demuestra que la capital es valorada como una ciudad hospitalaria y más bonita e interesante de lo esperado. Asimismo, se pone de manifiesto la falta de coherencia entre lo que los madrileños consideramos interesante para quienes nos visitan y lo que realmente les resulta a ellos atractivo de nuestra ciudad.
¿Quién decide qué es interesante y qué no?; ¿Cómo se consigue?; ¿Cuáles son las imágenes que actúan como referentes turísticos en Madrid?; ¿Comparten estas imágenes los madrileños y los visitantes? Todas estas preguntas han llevado a la elaboración de una investigación que durante el último año ha realizado Carmen Mínguez, profesora del Departamento de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), aunando intereses y metodologías propias de la Antropología, la Sociología y la Geografía. Este estudio abre un nuevo camino de investigación en materia de turismo.
La ciudad turística nace como el resultado de una sucesión de etapas, en las que diferentes agentes (instituciones, empresas y viajero) eligen y descartan los aspectos que consideran que pueden ser atractivos en función de sus propios intereses y de su percepción de la realidad. Y es que precisamente estas diferencias inherentes a cada uno de los actores son esenciales en la construcción de la imagen simbólica de la ciudad, puesto que van a condicionar la organización y desarrollo de la visita, poniendo de manifiesto, entre otras cosas, la falta de diálogo entre los agentes.
Además, el estudio llevado a cabo en las Oficinas de Información Turística del Ayuntamiento de Madrid y diversos grupos guiados de diferentes empresas turísticas, revela que la ciudad de Madrid presenta diferentes caras, en función de la procedencia de los viajeros y de la forma en la que realizan la visita. Llaman la atención las diferencias existentes entre aquellos que viajan por su cuenta o en grupos organizados, quienes demandan los iconos de nuestra ciudad: el Palacio Real, la Plaza Mayor, el Madrid de los Austrias, el eje Prado-Recoletos, el museo del Prado, el estadio Bernabéu, la paella y la artesanía. Todos estos elementos se han consolidado en el imaginario como los símbolos que nos representan, al ser recomendados desde las instituciones, los guías turísticos y los propios madrileños.
La tendencia está cambiando y cada vez es más frecuente que los turistas –españoles y extranjeros- pidan convivir con los madrileños e integrarse en nuestras vidas, es decir, comer, beber, comprar, pasear… lo que nosotros habitualmente comemos, bebemos, compramos o vivimos. En este sentido, barrios como Chueca, Latina o Huertas y los mercados se han incorporado al listado de lo “digno de ser visitado”, gracias, especialmente, a los blogs y páginas webs que actualmente marcan las tendencias. Debido a la interactividad y dinamismo de la Red las preferencias y recomendaciones de los viajeros son cada vez más amplias y cambian con mayor rapidez que años atrás.
De esta manera, lugares cotidianos y con un carácter poco monumental son cada vez más solicitados hasta convertirse en representativos de la ciudad de Madrid, a la que valoran como hospitalaria y sorprendente. Sin duda la capital ofrece una imagen mejor de lo que se aprecia en las guías y folletos turísticos, algo que lejos de enorgullecernos nos debería obligar a una reflexión que reoriente las políticas de promoción turística. Éstas, que actualmente se basan en los intereses y las ideas de las cosas que creemos que son interesantes, deberían ser más sensibles a lo que verdaderamente demandan quienes visitan Madrid.