Un grupo de científicos de Gran Canaria ha fotografiado por primera vez medusas ingiriendo plásticos en el Atlántico Norte. El 97 % de los organismos analizados, que constituyen sobre todo presas para otros animales, confirmó la presencia de microplásticos, lo que demuestra la entrada de estos contaminantes en la cadena trófica marina.
La fotografía de una medusa Pelagia noctiluca con un fragmento de plástico azul en su interior, realizada en aguas de Sardina del Norte en Gran Canaria por Alicia Herrera, constituye un hito en el estudio del impacto de la contaminación por microplásticos en esta especie. Es la primera vez se documenta la ingestión de plástico de las medusas de este tipo en su medio natural, en el Atlántico Norte.
La investigación, publicada ahora en la revista Marine Pollution Bulletin, se realizó en verano de 2019 cuando un bloom (grupo grande) de medusas Pelagia noctiluca llegó a las costas canarias. Para el estudio se recogieron 30 ejemplares en la playa de Las Canteras y se analizaron por separado los microplásticos en su interior (cavidad gastrovascular) y los presentes en los tentáculos.
En 29 de las 30 medusas estudiadas se encontró algún tipo de basura marina de origen antropogénico. Un gran porcentaje eran fibras de algodón, pero también se encontraron fragmentos plásticos y restos de redes de pesca. El 53% presentó microplásticos en la cavidad gastrovascular, dato que confirma su ingestión.
A pesar de su aparente fragilidad y su sencilla anatomía, las medusas han habitado en la Tierra por más de 500 millones de años y han sobrevivido a las grandes extinciones masivas, por lo que resulta paradójico que ahora sufran el impacto de la contaminación generada por los humanos.
Mascarilla flotando en aguas de La Graciosa, tomada en septiembre de 2020. / Alicia Herrera Ulibarri
Las medusas son un componente esencial de los ecosistemas marinos, por lo que pueden ser un importante vector para la entrada de microplásticos a la cadena trófica marina, ya que son las principales presas de muchos animales.
La tortuga laúd (Dermochelys coriacea), por ejemplo, puede llegar a ingerir diariamente un 73 % de su peso en medusas. Este estudio, liderado por el grupo de Ecofisiología de los Organismos Marinos (EOMAR) del Instituto Universitario ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), evidencia así que los plásticos ya se han incorporado a la cadena alimentaria y que representan un riesgo para la salud no solo de las propias medusas, sino de los eslabones superiores como tortugas, peces, aves y mamíferos marinos.
Estos datos confirman la crítica situación respecto a la contaminación por plástico de los océanos. Además, debido a la actual crisis sanitaria por la covid-19, el uso de guantes y mascarillas ha sumado un nuevo problema, ya que estos, si no son desechados correctamente terminan llegando al mar y complicando aún más la situación.
Desde la asociación Latitud Azul, que también ha participado en el estudio, advierten que es “urgente tomar conciencia respecto a esta problemática que causa miles de muertes de animales marinos al año, algunos de ellos en peligro de extinción”.
Por ello, llaman a hacer un uso racional del plástico, así como de guantes y mascarillas, y siempre que sea posible optar por las alternativas reutilizables. La pérdida de biodiversidad y el daño a los ecosistemas es una de las causas de la aparición de nuevas pandemias, así que, recuerdan, “si no cuidamos nuestro entorno, difícilmente podremos cuidar de nosotros como especie”.
Referencia:
Jorge Rapp et al. "Microplastic ingestion in jellyfish Pelagia noctiluca (Forsskal, 1775) in the North Atlantic Ocean" Marine Pollution Bulletin