La revista JAMA publica en su último número dos artículos científicos que ponen de manifiesto los beneficios del ejercicio físico para los pacientes con insuficiencia cardíaca. La actividad física aeróbica se ha asociado con una modesta reducción del riesgo de muerte y hospitalización, con cierta mejoría de la calidad de vida.
Los pacientes con insuficiencia cardíaca presentan un peor estado de salud, que incluye una disminución de la funcionalidad física y social. Este síndrome cardiovascular es cada vez más frecuente entre la población. Sólo en EE UU se estima que unos 5 millones de personas la padecen, diagnosticándose cada año 500.000 casos nuevos.
Según los expertos, numerosos pacientes con insuficiencia cardíaca sometidos a tratamiento farmacológico y a base de dispositivos de asistencia manifiestan dificultades respiratorias y fatiga, tolerancia al ejercicio reducida, calidad de vida reducida, hospitalizaciones recurrentes y muerte prematura.
El equipo de investigación de Christopher M. O'Connor, médico de la Universidad de Duke (EE UU), ha analizado si el ejercicio de tipo aeróbico reduce la muerte o la hospitalización por cualquier causa en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica, médicamente estables, debida a disfunción sistólica (alteración de la contracción del corazón).
Los 2.331 pacientes del estudio fueron distribuidos aleatoriamente entre el tratamiento habitual más ejercicio físico aeróbico y el tratamiento habitual solo (que incluye tratamiento médico óptimo y la recomendación de actividad física regular). Durante el seguimiento, 759 pacientes del grupo de ejercicio físico (65 por ciento) y 796 pacientes del grupo de tratamiento habitual (68 por ciento) murieron o tuvieron que ser hospitalizados.
Efectos modestos, pero valiosos
Aunque los resultados no indicaron ninguna reducción significativa en la muerte cardiovascular o en la hospitalización por insuficiencia cardíaca en el grupo de ejercicio físico frente al grupo de tratamiento habitual, después de ajustar por factores predictivos se vio que el ejercicio físico reducía significativamente la incidencia de muerte o de hospitalización por cualquier causa en un 11% y de muerte cardiovascular o de hospitalización por insuficiencia cardíaca en un 15 %.
“Los resultados muestran que el ejercicio físico estructurado tiene, en el mejor de los casos, un efecto modesto sobre los criterios de valoración clínicos en una cohorte grande de pacientes, y respaldan la prescripción de un programa de ejercicio físico para los pacientes con función ventricular izquierda reducida y síntomas de insuficiencia cardíaca, además del tratamiento basado en la evidencia”, señalan los autores.
El otro estudio, realizado por el grupo de investigación de Kathryn E. Flynn, de la misma universidad, examinó los efectos del ejercicio físico sobre el estado de salud entre pacientes con insuficiencia cardíaca que participaban en el estudio anterior. El estado de salud se evaluó utilizando el Cuestionario de Cardiomiopatía de la Ciudad de Kansas (KCCQ).
“Los resultados demuestran que la participación en un programa de ejercicio físico proporciona un aumento modesto, pero estadísticamente significativo en el estado de salud notificado por el paciente en comparación con el tratamiento habitual. El significado clínico de la magnitud del cambio medio requiere un estudio más detallado”, concluyen los investigadores.
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Referencias bibliográficas: JAMA, 301[14]:1439-1450, abril de 2009 y JAMA, 301[14]:1451-1459, abril de 2009.