En contra de los datos de anteriores estudios, una amplia investigación realizada en hermanos concluye que no hay relación entre la ingesta de este analgésico y antipirético durante la gestación y el riesgo de autismo, TDAH y discapacidad intelectual en los niños.
Las mujeres embarazadas pueden necesitar medicación para tratar diversas afecciones de salud nuevas o preexistentes. Según los datos de un informe de 2011 del Ministerio de Sanidad sobre Manejo de fármacos durante el embarazo, el 92,4 % de ellas toma algún medicamento en este periodo. Sin embargo, su ingesta está especialmente supervisada dadas las posibles consecuencias de dicha toma.
En el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre paracetamol durante la gestación -usado como analgésico y antipirético-, los investigadores no encontraron pruebas que apoyen una relación causal entre su consumo durante el embarazo y un mayor riesgo de autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y discapacidad intelectual en los niños.
Los resultados, obtenidos a partir de datos de una cohorte nacional de más de 2,4 millones de niños nacidos en Suecia entre 1995 y 2019, incluidos los hermanos no expuestos al fármaco antes del nacimiento, se han publicado esta semana en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA) por investigadores de la Escuela Dornsife de Salud Pública de Drexel (EE UU) y del Instituto Karolinska de Suecia.
Renee Gardner, coautora principal del artículo e investigadora en el Karolinska, explica a SINC la importancia de este nuevo trabajo: “En 2021, un grupo de investigadores publicó en Nature Reviews Endocrinology una declaración de consenso en la que se afirmaba que se debía desaconsejar a las mujeres embarazadas el uso de paracetamol, debido a los estudios existentes que examinaban la posibilidad de que el compuesto alterara el sistema nervioso en desarrollo e influyera en la señalización endocrina”.
“Esto corría el riesgo de aumentar el miedo y la ansiedad de futuros padres de todo el mundo, y sabíamos que había algunas limitaciones sustanciales en los estudios existentes que examinaban la relación entre el paracetamol y los trastornos del neurodesarrollo”, añade.
Tras realizar un seguimiento de cada niño hasta 26 años después de su nacimiento, el equipo descubrió un pequeño aumento del riesgo de autismo, TDAH y discapacidad intelectual en la población general, como se había observado en investigaciones anteriores similares que informaban de dicha asociación.
Cuando analizamos a los hermanos completos, no observamos diferencias de riesgo entre los hermanos expuestos y los no expuestos
Sin embargo, los autores no observaron un aumento del riesgo de ninguna de estas afecciones al comparar a hermanos cuando uno de ellos había estado expuesto al paracetamol en el útero antes del nacimiento y el otro no.
“Cuando comparamos a los niños, observamos exactamente el mismo tipo de asociaciones que se han descrito en otras poblaciones, con un aumento del 26 % del riesgo de autismo asociado al consumo de paracetamol. Eso sí, cuando controlamos las diferentes indicaciones de uso en la madre en nuestros modelos, este riesgo se atenuó hasta un 5 % a 7 % más para cada uno de los resultados del neurodesarrollo que estábamos interesados en estudiar”, indica a SINC Brian Lee, autor principal y profesor en Dornsife.
Dado que los hermanos comparten una parte sustancial de sus antecedentes genéticos, así como una exposición similar a muchos de los mismos factores ambientales durante el desarrollo, la comparación entre ellos ayuda a controlar estos factores compartidos que, de otro modo, son difíciles de medir en los estudios epidemiológicos, señalan los autores.
“Los que consumen paracetamol difieren de los no usuarios, y los análisis estadísticos estándar sin un control de hermanos no pueden vigilar todas las diferencias”, apunta Lee. “Cuando analizamos a los hermanos completos, no observamos diferencias de riesgo entre los hermanos expuestos y los no expuestos”.
Solo alrededor del 7,5 % de la muestra del estudio -185.909 niños- estuvieron expuestos al paracetamol durante el embarazo. En estudios anteriores, su uso durante el embarazo varió mucho dependiendo del entorno del estudio; un estudio en Dinamarca informó un uso del 6,2 %, mientras que un estudio en los EE UU informó de un uso 10 veces mayor.
“Nuestros análisis indican que existen pruebas sustanciales de que la correlación entre el uso de paracetamol durante el embarazo y el riesgo de los niños de padecer trastornos del neurodesarrollo no se debe probablemente a una relación causal entre ambos”, continúa.
En 2015, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos afirmó que los estudios sobre analgésicos de venta libre “son demasiado limitados para hacer recomendaciones”, pero señaló que “el dolor intenso y persistente que no se trata eficazmente durante el embarazo puede provocar depresión, ansiedad e hipertensión arterial en la madre”.
Po ello, los autores insisten en que todas las pacientes deben seguir las orientaciones de su médico sobre si el paracetamol es seguro para ellas y sus futuros hijos. “Esperamos que nuestros resultados tranquilicen a los futuros padres cuando se enfrentan a la decisión, a veces tensa, de tomar o no estos medicamentos durante el embarazo cuando sufren dolor o fiebre”, afirma Gardner.
Aunque el estudio utilizó datos sobre el paracetamol prescrito y los informes de las embarazadas a sus matronas durante la atención prenatal y puede que no capte todo el uso sin receta en todos los pacientes, los resultados representan datos de una muestra representativa amplia y controla muchos otros factores que pueden estar relacionados con los trastornos del neurodesarrollo.
“Este trabajo puede proporcionar más información para que los médicos aconsejen a sus pacientes embarazadas si estas tienen alguna preocupación sobre los riesgos de trastornos del neurodesarrollo en sus hijos”, concluye Lee.
Referencia:
Viktor H. Ahlqvist et al.: “Acetaminophen Use During Pregnancy and Children’s Risk of Autism, ADHD, and Intellectual Disability”. JAMA 2024