Una flota de naves espaciales ha sido testigo de algo que muchos astrónomos pensaban imposible. El cometa Lovejoy ha pasado esta semana a través de la atmósfera caliente del Sol y, contra todo pronóstico, ha salido intacto.
"Es absolutamente asombroso", dice Karl Battams del Laboratorio de Investigación Naval en Washington DC (EE UU). "No pensé que el núcleo helado del cometa fuera lo suficientemente grande como para sobrevivir tras pasar durante cerca de una hora por la corona solar, a varios millones de grados; pero Lovejoy todavía sigue con nosotros".
Las imágenes más espectaculares del acercamiento provienen de momento del observatorio espacial SDO (Solar Dynamics Observatory) de la NASA, que consiguió grabar el pasado 16 de diciembre la secuencia de la aproximación del cometa al Sol y su posterior alejamiento de la estrella.
El encuentro del cometa también fue captado por al menos otras cuatro naves espaciales: las dos sondas gemelas de STEREO (Solar TErrestrial RElations Observatory) de la NASA, el microsatélite europeo Proba2 y SOHO (Solar and Heliospheric Observatory) de la NASA y la Agencia Espacial Europea.
El cometa Lovejoy fue descubierto el pasado 2 de diciembre desde tierra por el astrónomo australiano Terry Lovejoy, de ahí su nombre. Desde entonces el objeto ha seguido una trayectoria de casi-colisión hacia el Sol.
Los científicos esperaban que se encontrara con su destino el 15 de diciembre. Su órbita lo acercó a sólo 120.000 kilómetros por encima de la superficie solar. A esa distancia, se considero erróneamente que el helado cometa no iba a sobrevivir al calor de la estrella.
El hecho de que los cometas sean masas de hielo y roca muy poco cohesionadas hizo pensar en que Lovejoy se podría desintegrarse en cualquier momento. El máximo acercamiento se produjo en la cara oculta del Sol, pero para sorpresa de todos volvió a reaparecer pasado un tiempo.
En cualquier caso, "todavía hay una posibilidad de que cometa Lovejoy comience a fragmentarse, porque ha sido un evento tremendamente traumático y estructuralmente podría estar muy débil”, dice Battams. “Aunque, por otro lado, también podría mantenerse unido y desaparecer en las profundidades del Sistema Solar".
El cometa Lovejoy pertenece al grupo Kreutz, integrado según se cree por cometas que en realidad son fragmentos de otro más grande fracturado hace siglos. Algunos de los cometas más brillantes de la historia formaban parte de este grupo, como el Ikeya–Seki, que en 1965 llegó a ser visible incluso durante el día.