El Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale), de la Universidad de Salamanca, participa en un proyecto Consolider-Ingenio 2010 del Ministerio de Educación y Ciencia. Éste pretende investigar el potencial biotecnológico de los factores de transcripción de las plantas, es decir, de las proteínas que regulan sus genes y controlan su crecimiento y la respuesta al estrés causado por enfermedades o causas ambientales. El profesor Óscar Lorenzo ha recibido 125.000 de los 6.200.000 euros del proyecto, en el que participan 20 grupos españoles formando el consorcio Transplanta.
La iniciativa "se basa en crear una serie de plataformas y de estructuras de investigación básica en Biotecnología vegetal que va permitir la mejora de especies mediante el uso de factores de transcripción, tanto en su desarrollo como en su defensa frente a estrés", ha declarado a DICYT Óscar Lorenzo. El estrés puede ser biótico, el causado por seres vivos, sobre todo microorganismos, o abiótico, por otras circunstancias ambientales. Los factores de transcripción son los reguladores directos de los genes que codifican las proteínas más importantes que intervienen tanto en el desarrollo de la planta como en sus respuestas al estrés. Esto supone que "modificando un factor de transcripción vamos a lograr modificar la estructura de la planta y adaptarla a las condiciones ambientales para que sea capaz de resistir a algunos tipos de estrés, como la sequía, el frío, la salinidad", explica.
Trabajo para cinco años
El proyecto Función y potencial biotecnológico de los factores de transcripción de las plantas se desarrollará a lo largo de los próximos cinco años. "En los dos o tres primeros se van a crear una serie de estructuras y plataformas utilizando investigación básica con la planta modelo Arabidopsis thaliana y los dos últimos están pensados para poder aplicar los conocimientos obtenidos a plantas de interés agronómico y biotecnológico, como el tomate", indica Óscar Lorenzo. El trabajo del Cilae se centrará "en la señalización frente a estrés abiótico y en la respuesta básica de las plantas al estrés".
De los 20 grupos de investigación participantes en el consorcio, 13 pertenecen al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ubicados en Madrid (Centro Nacional de Biotecnología, Centro de Biología Molecular Severo Ochoa y Centro de Investigaciones Biológicas), Barcelona (Instituto de Biología Molecular), Valencia (Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas) y Sevilla (Instituto de Bioquímica Vegetal y Fotosíntesis e Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología). Otros seis pertenecen a universidades: Málaga, Castilla-La Mancha (Toledo), Valencia, Politécnica de Madrid, Miguel Hernández (Elche) y Salamanca. Finalmente, hay también un grupo del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). La coordinación de Transplanta corresponde a Javier Paz-Ares, profesor de Investigación del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología.
Continuidad en la línea de investigación
Por lo que respecta a Óscar Lorenzo, este proyecto supone una continuidad en su línea de investigación, que hace pocos meses fue reconocida con el Premio Sabater 2007 de la Sociedad Española de Fisiología Vegetal (SEFV) por su trayectoria como científico en el campo de la señalización molecular de plantas. Entre sus publicaciones, destaca un artículo aparecido recientemente en Nature sobre un mecanismo de defensa de las plantas contra amenazas externas, que firmó junto a científicos del Centro Nacional de Biotecnología y de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Este científico del Departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad de Salamanca prepara en la actualidad su traslado inminente al nuevo edificio del Ciale, ubicado en el campus de Villamayor.
Agricultura sostenible
De los factores de transcripción dependen numerosos caracteres de interés económico de los cultivos. Por eso, el consorcio Transplanta pretende sentar las bases para conseguir plantas más productivas, más resistentes a plagas y enfermedades, y más tolerantes a la sequía, el frío y la salinidad. Estas plantas mejoradas contribuirían a una agricultura sostenible, al necesitar un menor aporte de insumos, como plaguicidas, bactericidas, fertilizantes y agua. La mayor parte del trabajo experimental se llevará a cabo empleando la planta modelo Arabidopsis thaliana, en la que se identificarán factores de transcripción cuyo potencial biotecnológico se evaluará después en especies cultivadas como el tomate.