Según los nuevos datos del estudio de la OMS que evalúa en España las actitudes ante la COVID-19, la preocupación se mantiene pero baja la percepción del riesgo: en julio, solo un 43 % la consideró como una enfermedad “grave o muy grave” frente al 83 % en mayo. Las medidas más populares frente a una segunda ola son prohibir los eventos de masas y confinar las provincias afectadas.
El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha publicado hoy los resultados de la primera ronda del estudio COSMO-Spain, que monitoriza la percepción y el nivel de preocupación de la población durante la pandemia de la enfermedad COVID-19. Esta institución coordina este trabajo desde el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y está impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los resultados de las diferentes rondas del estudio, que se irán completando a lo largo del año, ayudan a elaborar políticas públicas para hacer frente a la epidemia, aportando información relevante y actualizada para diseñar estrategias de salud y campañas de sensibilización.
El trabajo, que busca contar con información sobre los conocimientos y la percepción el riesgo de la población ante la pandemia de COVID-19 y que ya presentó el mes pasado sus primeros resultados preliminares, se está llevando a cabo en otros 31 países. Con él se espera que sus resultados, que se irán completando a lo largo del año con nuevas rondas, ayuden a hacer frente a la epidemia aportando información relevante y actualizada a la hora de diseñar estrategias de salud y campañas de sensibilización.
Según muestran las respuestas, la preocupación de la población encuestada respecto a la pandemia sigue siendo elevada: un 64 % dice que el coronavirus le preocupa “mucho o muchísimo”, y en los resultados preliminares esta respuesta llegó al 62 %. Por otro lado, un 43 % considera que, de ser infectados, la enfermedad sería “grave o muy grave”, en contraste con el 83 % que expresaban los encuestados en la fase preliminar a esta pregunta.
Las principales inquietudes de los encuestados con respecto a la COVID-19 son, de mayor a menor preocupación: perder a un ser querido, las personas que no utilizan mascarilla, la posible saturación de los servicios sanitarios y un nuevo confinamiento.
La percepción del riesgo frente al virus y la enfermedad sigue siendo alta: un 42 % de los encuestados cree que lo peor de la pandemia “está por venir”; un 23 % considera que ya se está viviendo lo peor y un 21% cree que es “difícil o muy difícil” poder evitar la infección.
Ir a sitios concurridos y utilizar el transporte público son las circunstancias que se consideran más propicias para el contagio; mientras que reunirse en casas particulares, trabajar fuera de casa y hacer la compra se consideran, según las respuestas, actividades de menor riesgo.
Con respecto a las posibles vacunas que están en desarrollo, el 70 % de las personas encuestadas señalan que se la pondrían si estuviera disponible y fuera indicada por las autoridades sanitarias. Por otro lado, el 59 % responden que se descargarían una aplicación gratuita de rastreo para el teléfono móvil que le advirtiera si puede haber sido infectado.
Al preguntar sobre las medidas que debería tomar el Gobierno en el caso de que se produjera un segundo brote generalizado de la COVID-19, las que tienen más aceptación en el momento de la encuesta (del 27 de julio al 3 de agosto) son prohibir los eventos de masas de cualquier tipo y confinar los núcleos urbanos o las provincias más afectadas. Las medidas que más desacuerdo generan serían volver a cerrar la actividad empresarial no esencial, volver a los horarios de salida y reinstaurar un Estado de Alarma.
Sobre el uso de la mascarilla, el 94 % piensa que sirve para evitar contagiar a los demás, mientras que el 70 % señala que son útiles para protegerse de ser infectado. El 86 % señala, de manera correcta, que las mascarillas tienen que tapar la nariz y la boca, pero todavía hay algunas lagunas de conocimiento: un 10 % que cree que hay que quitarse la mascarilla para toser o estornudar.
La dificultad percibida por los encuestados a la hora de encontrar, comprender, evaluar y aplicar la información relativa al coronavirus es muy variable. Más del 75 % de los encuestados contesta que le es “fácil o muy fácil” encontrar información sobre los síntomas y las restricciones, averiguar qué hacer en el caso de sospechar que tiene la enfermedad, entender y seguir las restricciones y recomendaciones que dan las autoridades o decidir cuándo quedarse en casa.
La dificultad aumenta, por ejemplo, cuando deben valorar si ir al médico por un problema sin relación con la COVID-19 o cuando tratan de saber si la información de los medios de comunicación es fiable.
Las medidas más frecuentemente seguidas por los encuestados para evitar el contagio durante la última semana fueron usar mascarillas (91 %), lavarse las manos (90 %), usar gel hidroalcohólico (86 %) y guardar distancia física (84%). Además, un 32 % aseguró haberse quedado en casa al tener síntoma.
Los participantes consideran, casi por igual, que las decisiones tomadas han sido adecuadas (3,9) e improvisadas (3,8). / COSMO-Spain
Telediarios, prensa y ruedas de prensa oficiales son las fuentes de información más consultadas por la población; mientras que la información procedente de los profesionales sanitarios, la OMS y el Ministerio de Sanidad son las que más confianza generan.
En el otro extremo, las redes sociales son bastante consultadas, pero se confía poco en ellas como ya señalaba la encuesta preliminar de mayo. La información ofrecida por los programas de debate de radio y televisión es la segunda que menos confianza genera.
Preguntados sobre la confianza que se tiene en distintas instituciones o colectivos para abordar los desafíos que supone el coronavirus/COVID-19, los encuestados confían en primer lugar en los científicos, seguidos de hospitales, centros de salud, Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas.
Al consultar sobre la opinión sobre las decisiones tomadas hasta la fecha en relación al coronavirus, los participantes consideran, casi por igual (con respuestas del 1 al 5, en las que 5 es la máxima confianza), que las decisiones tomadas en España para reducir la propagación de la COVID19 han sido adecuadas (3,9) e improvisadas (3,8).
Las decisiones que generan mayor acuerdo entre los participantes son el uso obligatorio de mascarilla, la apertura de comercios, la libertad de movimientos entre provincias y que sean las comunidades autónomas las que determinen las normativas. Las que mayor desacuerdo generan son la libertad de movimiento entre países, la apertura de gimnasios o instalaciones deportivas, la realización de eventos y espectáculos de masas y la apertura de los bares y restaurantes.
En esta primera ronda, que refleja datos recabados entre el 27 de julio y el 3 de agosto, han participado 1.033 personas residentes en España, todas mayores de 18 años, con una distribución casi idéntica similar por sexos (50,1 % hombres y 49,9 % mujeres).
El 30 % de los participantes tenían entre 30 y 44 años y un tercio de la muestra, entre 45 y 60. El 45 % tenían estudios universitarios o FP superior y la mayor parte (56%) de los participantes aseguraron estar trabajando.
La investigación, está liderada por la investigadora M. João Forjaz, en colaboración con Carmen Rodríguez Blázquez (ambas del CNE) y María Romay-Barja (Centro Nacional de Medicina Tropical). Además, participan María Falcón, de la Universidad de Murcia, un equipo de la universidad de Cádiz, el Ministerio de Sanidad y la propia OMS.
La encuesta preliminar de COSMO-Spain se realizó entre el 5 y 6 de mayo de 2020, con el Estado de Alarma vigente y la población en situación de confinamiento aunque con algunas medidas de alivio. Por entonces, los lugares donde los encuestados consideraban más probable el contagio son al hacer la compra (82 %), en el transporte público (60 %) y en el trabajo (57 %).