Tras cumplir 25 años de seguimiento de aves comunes en España, el programa Sacre, impulsado por la organización SEO/BirdLife, hace balance de los datos de los que dispone, gracias a la labor de más de 1.000 voluntarios. Los resultados muestran que especies tan emblemáticas como la perdiz o la golondrina se encuentran en una situación de conservación desfavorable.
El Programa de Seguimiento de Aves Comunes en Primavera (Sacre) cumple durante esta temporada su 25 aniversario en España. SEO/BirdLife, organización que impulsa y coordina este programa de ciencia ciudadana, destaca la relevancia de la iniciativa, que ofrece datos consolidados y validados científicamente sobre el estado de conservación de más de 100 especies de aves presentes en nuestro país, las más comunes, aportando más conocimiento que ningún otro sistema de seguimiento de fauna había facilitado hasta ahora.
“El programa Sacre es trabajo sobre el terreno, rigor científico, generación de conocimiento, y colaboración y activismo para defender el bien común. Hoy es un día para dar las gracias: a los técnicos que levantan cada año este programa, a los investigadores que generan ciencia a partir de sus datos y, sobre todo, al millar de personas que, cada temporada, se calzan las botas y salen a poner en valor y a reivindicar el papel fundamental de la ciencia ciudadana en la conservación de la naturaleza a escala mundial”, señala la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
La información, fruto del esfuerzo de más de 1.000 voluntarios que salen cada primavera a contar pájaros, es un claro indicador sobre el impacto del ser humano sobre la biodiversidad: el 37% de las aves comunes, incluyendo especies tan conocidas como la perdiz o la golondrina común, se encuentran en una situación de conservación desfavorable. Este extremo ofrece señales de impactos como el del cambio climático o las prácticas agrícolas insostenibles.
“Los datos del Sacre constituyen uno de los indicadores mejor consolidados sobre la salud de nuestra naturaleza. Y no son buenos. Que más de un tercio de las aves comunes se halle en una situación desfavorable es una señal de alarma que debe activar políticas y actuaciones claras para atajar la crisis ecológica que sufrimos, y de la que especies tan populares como el gorrión, la perdiz o el vencejo, Ave del Año 2021, nos vienen alertando desde hace demasiado tiempo”, añade la directora.
Los resultados del programa Sacre facilitan información, con base en la evolución de sus poblaciones, sobre qué especies tienen estado de conservación favorable, estable o desfavorable. Aunque el 44 % de las especies presente tendencia poblacional positiva y otro 19 % refleje una situación estable en sus poblaciones, no significa que la situación sea buena.
Estos datos también indican que el 37 % de las especies se encuentra en situación desfavorable, una cifra elevada, sobre todo si se tiene en cuenta que para 26 de ellas (el 62 % de las que tiene declive) su porcentaje de descenso poblacional desde 1998 es superior al 30 %.
Algunas de estas especies en declive están presentes en gran parte del territorio: alcaudón real, alondra común, calandria común, codorniz común, collalba gris, collalba rubia, curruca rabilarga, escribano cerillo, escribano montesino, golondrina común, grajilla occidental y perdiz roja.
A priori, se trata de una tendencia que obliga a las administraciones públicas a incluirlas en categorías de amenaza a escala estatal y regional, y que implica la elaboración de sus planes de gestión correspondientes para encauzar la mejora de su estado de conservación.
Con una metodología diseñada y validada por la comunidad científica, y aplicada internacionalmente, los datos del programa Sacre en España ofrecen información consolidada que permiten activar políticas claras de conservación por parte de las administraciones.
De momento, se consideran bien establecidas las tendencias poblacionales de 114 especies de aves comunes con distinta abundancia y distribución por el territorio. Algunas son muy comunes como el mirlo común, el gorrión común y el serín verdecillo que han sido registradas en más del 90 % de las unidades muestrales consideradas, y otras están más localizadas y/o presentes en menor número: tarabilla norteña, pájaro moscón europeo y picamaderos negro, que lo han sido en menos del 5 %.
Entre todas las especies de las que se puede obtener información, SEO/BirdLife pone el foco en cinco de ellas, dado que ilustran la situación de otras muchas en los distintos hábitats: el roquero rojo, el alcaudón real, la perdiz roja, el vencejo común y el petirrojo europeo.
El roquero rojo, con un descenso del 95,3 % en sus poblaciones desde 1998, podría entrar en peligro crítico en base al análisis preliminar de la evolución de su población. Es una especie ligada a la alta montaña y la disminución de sus efectivos es de las más altas registradas entre las aves comunes. El cambio climático podría ser uno de los causantes de ese declive, pues es en la alta montaña donde este fenómeno está originando cambios en la fauna y flora a mayor velocidad.
El alcaudón real es un ave rapaz a pequeña escala, un gran depredador de saltamontes, grillos y pequeños vertebrados que cada día son más escasos (presenta un declive del 62,6 %) por el enorme uso de productos químicos que limitan las “malas hierbas” de las explotaciones agrícolas pero que eliminan también gran parte de la vida animal en las mismas.
La perdiz roja tiene una gran proporción de su población ligada a los medios agrícolas y a pesar de ser granívora, el desarrollo de sus pollos y parte de su biología depende en gran medida de insectos, por lo que sufre una gran amenaza por la desaparición de su sustento, mostrando una tendencia de disminución del 38,4 % en sus poblaciones. Además, tiene otras amenazas como el uso de fungicidas, la repoblación e hibridación con especies de perdices no autóctonas o la caza en lugares donde sus poblaciones están muy mermadas.
El vencejo común pasa su vida en vuelo y solo descansa para incubar los huevos que darán origen a las nuevas generaciones y para alimentar a sus pollos. Es una especie común que, durante siglos está ligada a las construcciones humanas, donde encuentra huecos en los que sacar adelante a sus pollos. Cada vez es más escasa por problemas ligados a los medios urbanos, como la contaminación, la falta de lugares donde criar, o la falta de alimento con una tendencia negativa del 27,2 %.
El petirrojo europeo, por el contrario, como otras especies ligadas a los medios forestales (no todas) parece tener una evolución positiva en sus poblaciones con un aumento del 44,4 %. El abandono de la actividad agraria y forestal en algunas zonas, así como las reforestaciones pasadas que van madurando, conllevan el avance o madurez de los bosques y zonas arbustivas, lo que parece explicar que gran parte de las especies más generalistas ligadas a estos medios tengan tendencias positivas y mejor estado de conservación que las anteriores.
“Sorprende ver en la lista de declives a aves que forman parte de nuestro imaginario colectivo porque son aves que siempre nos han acompañado. El gorrión es, probablemente, el mejor ejemplo, pero hay otras aves comunes que están lanzando la misma voz de alarma. Son el termómetro de la salud de nuestro medio ambiente, pero también ponen números al estado de nuestra calidad de vida”, expresa Asunción Ruiz. No en vano, el Sacre es uno de los indicadores para que Eurostat determine la calidad de vida de la ciudadanía europea.
Aunque el programa Sacre está dirigido a las aves comunes, durante los muestreos de campo se registra información de todas las aves detectadas y se dispone de registros de más de 200 especies (teniendo en cuenta rapaces, limícolas, anátidas, etc.), ofreciendo información adicional que, como en el caso del sisón común (un ave esteparia que muestra un declive acusado y que atestigua el difícil momento que atraviesan las aves vinculadas a los medios agrícolas).
Muchas de ellas no son abundantes (por ejemplo, el treparriscos) mientras que otras sí (por ejemplo, busardo ratonero), y en muchos de estos casos se empieza a disponer de tanta información que también se podría evaluar la evolución de sus poblaciones.
Un aspecto muy importante del programa Sacre es la información que facilita sobre el estado de conservación de diferentes tipos de hábitat a través de los datos poblacionales de las aves asociadas a ellos. La mayoría de las especies dependen principalmente de determinados ambientes y la tendencia de estas puede dar una idea de la existencia o no de problemas de conservación en los mismos.
La evolución en los medios arbustivos se encuentra en torno a la estabilidad y la de medios forestales y urbanos en general en aumento. Esto no quiere decir que todas las especies de aves que se encuentran en estos medios tengan una tendencia también positiva, aunque sí la mayoría.
De hecho, en las más relacionadas con los medios urbanos, se registran importantes declives en aves tan emblemáticas y representativas como el gorrión común o el vencejo, mientras que se observa una importante evolución positiva de la tórtola turca, del estornino negro o de nuevas especies en este medio como la paloma torcaz o la cotorra argentina, si bien esta última no está incluida en el cálculo de la tendencia en estos medios.
El caso de las aves ligadas a medios agrarios es, sin embargo, más contundente, especialmente de las especies asociadas a cultivos herbáceos, para los que los datos muestran un declive constante a lo largo de estos años, con casos destacables como los del ya citado sisón y el aguilucho cenizo (declives confirmados con censos específicos), la codorniz, o las más discretas calandrias.