En los últimos años, el número de embarazos en mujeres de 35 años o más ha crecido exponencialmente. Tanto es así que en la actualidad el 24,6% de los que se registran en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid (una cuarta parte) corresponde a mujeres de esta edad. El dato forma parte del estudio La edad materna como factor de riesgo obstétrico. Resultados perinatales en gestantes en edad avanzada, elaborado por el Servicio de Ginecología y Obstetricia del complejo asistencial vallisoletano.
Blanca Heras, autora del trabajo, apunta que el 29,3% de este grupo de embarazadas presenta algún tipo de patología como la diabetes gestacional, en primer lugar, seguida de la metrorragia del primer trimestre (hemorragia procedente del útero), los estados hipertensivos del embarazo y la amenaza de parto prematuro.
Para la realización del trabajo se han diferenciado dos grupos. Por un lado se ha registrado un grupo de estudio formado por gestantes de 35 años o más, en total 355. Por otro, se ha cerado un grupo de control con 354 pacientes que dieron a luz los últimos 10 días de cada mes del mismo periodo, de un total de 1.455 partos que acontecieron en el Servicio a lo largo del año estudiado. Finalmente, cada una de las embarazadas rellenó un formulario sobre distintos aspectos del embarazo y del parto.
En cuanto al perfil epidemiológico de las gestantes de edad avanzada, apunta la especialista,“se caracteriza por escasa presencia de población inmigrante, un nivel socioeconómico y de estudios alto y una actividad laboral cualificada”. Asimismo, las mujeres de edad avanzada presentan con más frecuencia “antecedentes de aborto y esterilidad, y han planificando su gestación de forma más exhaustiva que las jóvenes”.
Según el estudio, estas pacientes son sometidas “con más frecuencia” a la inducción médica del parto, la estimulación ocitócica (la administraciónón endovenosa de oxitocina para la aceleración del parto) y las cesáreas, y presentan “una mayor tasa de prematuridad y de complicaciones asociadas al parto”. Los factores de riesgo identificados con prematuridad fueron, señala Heras, “la presencia de abortos previos, la esterilidad, el tabaquismo, la actividad laboral muy cualificada y la patología gestacional”. El general, el tiempo de gestación medio fue de 39 semanas, mientras que los partos prematuros en mujeres de edad se situaron en el 9,6%, “destacando sobre todo los prematuros entre las 28 y 32 semanas y entre las 32 y las 35 semanas”.
Del mismo modo, los factores de riesgo asociados con la probabilidad de finalizar el embarazo mediante cesárea fueron “la primiparidad añosa (el primer bebé), el antecedente de cesárea previa, la hipertensión arterial y la oposición fetal”. En la misma línea, aquellas pacientes con epidural tuvieron un mayor número de partos instrumentados, ya fueran del grupo control o del de estudio, con un descenso del número de partos eutócicos (partos normales), si bien no se observó un incremento de las cesáreas en pacientes con esta anestesia.
Embarazo y tabaquismo
Uno de los datos recogidos se centra en la relación entre embarazo y tabaquismo. El trabajo pone de manifiesto que el porcentaje de recién nacidos con bajo peso (menos de 2.500 gramos) es mayor en las mujeres con más edad y fumadoras, mientras que no se observaron diferencias en las pruebas de valoración de bienestar fetal, aunque el porcentaje de ingresos de recién nacidos fue mayor. Respecto a la tasa de mortalidad perinatal, que se sitúa en 16,5 por cada 1.000, es tres veces superior a la global del Servicio.
Tal y como asegura Blanca Heras, el hecho de que la edad materna haya sido considerada como un factor de riesgo desde hace años y que la edad media de la maternidad no haya dejado de incrementarse en los últimos años les impulsó a realizar este trabajo. Del mismo modo, se trata “de un grupo de gestantes que demanda cuidados perinatales específicos que deben tenidos en cuenta a la hora de planificar los partos”.