Un equipo de científicos del Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) y de tres universidades españolas ha confirmado que sólo las abejas y abejorros pueden entrar en la hermética flor del dragoncillo, y que muy pocas especies la polinizan de forma eficaz. La investigación, publicada recientemente en el Journal of Natural History, demuestra la estrecha relación que existe entre estas plantas y sus polinizadores.
La forma de tubo característica de la flor del dragoncillo, una planta del género Antirrhinum presente en la cuenca mediterránea, la convierte en la más hermética del mundo. Su forma es tan cerrada (la corola parece una caja) que su polen y néctar son inaccesibles para la mayoría de los insectos.
Ahora, un estudio realizado por investigadores del Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) y de las universidades de Almería, Sevilla y Complutense de Madrid, demuestra por primera vez que, como se pensaba, sólo las abejas y abejorros pueden entrar en la flor.
Además el estudio ha dado algunas sorpresas. Aunque abejas dotadas de un peso y fuerza considerables para abrir la corola de los dragoncillos son los mejores polinizadores, también otras tan pequeñas como una hormiga consiguen polinizar. Los científicos tomaron múltiples fotografías y grabaron en vídeo a las abejas cuando visitaban las plantas.
Los investigadores han ido más allá y han comprobado que cuatro especies de abejas de las 1.000 presentes en España son capaces de fecundar de manera significativa las tres especies de dragoncillos que han estudiado.
“Su dependencia de las abejas es tal que sin ellas la mayor parte de las especies de Antirrhinum se extinguirían”, señala el investigador del Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) Pablo Vargas, uno de los autores del estudio que publica la revista Journal of Natural History.
El equipo ha estudiado la floración y polinización de Antirrhinum charidemi, Antirrhinum graniticum y Antirrhinum braunblanquetii, tres de las 23 especies de dragoncillos presentes en España, de las que 17 son endémicas de la península Ibérica y ocho se encuentran en peligro de extinción.
Según Vargas, la investigación demuestra la estrecha relación entre las flores cerradas de los dragoncillos y la especificidad de sus polinizadores. “Ahora queda por estudiar si el elevado número de dragoncillos amenazados se encuentra en esta situación de peligro por la ausencia de abejas polinizadoras en su área de distribución”, concluye el científico.
-------------------------------------
Referencia bibliográfica:
Pablo Vargas, Concepción Ornosa, Francisco Javier Ortiz-Sánchez y Juan Arroyo. “Is the occluded corolla of Antirrhinum bee-specialized?” Journal of Natural History 44 (Nos. 23–24): 1427–1443, junio de 2010.