Mentxu Ramilo ha presentado en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) una tesis que analiza las estrategias en las que se apoyan Cataluña y la CAV para socializar las Tecnologías e la Información y la Comunicación (TIC) a través de conceptos como 'innovación', 'interacción' y '2.0'.
Los conceptos sociedad de la información y sociedad del conocimiento están de moda. Se trata de sociedades que apuestan por la innovación y la interacción mediante el uso de Internet y otras tecnologías de la información y la comunicación. El concepto sociedad de la información (1.0) se refiere a las infraestructuras de estas tecnologías, a la cantidad; la sociedad del conocimiento (2.0), en cambio, a la socialización de estas infraestructuras, a la calidad. Mentxu Ramilo cree imprescindible crear estrategias adecuadas para fomentar ambos conceptos, y ha estudiado las del País Vasco (CAV) y Cataluña.
Su tesis se titula Políticas públicas, instituciones y actores para la promoción de la sociedad de la información y/o del conocimiento: un análisis comparado de Catalunya y Euskadi.
Para llevar a cabo la investigación, ha evaluado las redes de políticas públicas que fomentan las sociedades de la información y el conocimiento en Cataluña y la CAV. Con este propósito, ha reparado, entre otras cosas, en la actitud de las instituciones, la participación de otros actores y la interacción entre todos ellos.
De abajo a arriba o de arriba abajo
Según ha concluido Ramilo, hay diferencias entre las estrategias de Cataluña y la CAV. Sobre todo, en cuanto a la configuración de las redes de actores que intervienen en el diseño y aplicación de estas estrategias. En Cataluña, participan más actores no institucionales en el diseño de las estrategias que buscan fomentar la sociedad de la información y del conocimiento. Además, la red de actores es nueva, y ha sido creada en la órbita del Departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información de la Generalitat. Han realizado un trabajo de abajo a arriba. Es decir, existen numerosos actores que trabajan desde la base para diseñar estrategias. Pero cuando se trata de ejecutarlas, las instituciones limitan la intervención de estos actores.
En cambio, en la CAV, la red es mucho más hermética y jerárquica, ya que las estrategias son diseñadas por las instituciones y los entes han estado siempre alrededor de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a la hora de ejecutar estas estrategias, hacen hueco a otros actores, y por lo tanto, en esta segunda fase la participación no institucional es mayor que en Cataluña.
Estas diferencias hacen mella en el desarrollo de estrategias, tal y como ha concluido Ramilo. Así, el modelo catalán, que consiste en ir de abajo a arriba, garantiza la pluralidad, y es más flexible cuando se trata de modificar estrategias. El de la CAV, en cambio, es más hermético, aunque las relaciones son más sólidas; se prioriza la efectividad por encima de la innovación y la pluralidad. Según la autora, hacen falta nuevos ejemplos que garanticen un equilibrio entre estas dos tendencias.
Carencias en la coordinación
En cuanto al futuro, Ramilo ha concluido que hay margen de mejora tanto en la CAV como en Cataluña. En primer lugar, hoy por hoy las dos comunidades dan más importancia a las estrategias para fomentar la sociedad de la información que a las que fomentan la sociedad del conocimiento. Es decir, están más preocupados por desarrollar las infraestructuras y los recursos que por su socialización.
Por otra parte, ha recordado la importancia de la continuidad y la coherencia, y ha subrayado las carencias que hay en cuanto a este asunto. Por ejemplo, según dice, las estrategias de Cataluña dependen de la legislatura, y hay también una falta de coordinación entre todos esos actores que participan en el trabajo de base. En la CAV, en cambio, falla la coordinación interinstitucional, ya que el nivel de acuerdo es escaso.
Además de la continuidad y la coherencia, como retos para el futuro ha mencionado, entre otras cosas, garantizar la pluralidad y la participación, tener compromiso, definir los objetivos y rechazar el electoralismo.