Hoy en día, ¿quién no se enfrenta a situaciones que pueden resultar estresantes? Una gran cantidad de trabajo, encargarse de los niños, realizar tareas domésticas… Parece claro que de un modo u otro, estamos rodeados de demandas. ¿Qué hacer entonces para superar el día a día? Un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha demostrado que tomarse un tiempo para descansar de las tareas laborales, así como expresar emociones positivas, hace que terminemos el día con mayor vitalidad.
Existe una tendencia a pensar que la única forma de alcanzar el bienestar es hacer desaparecer las demandas, pero esto resultaría poco realista en el mundo en el que vivimos. En la Facultad de Psicología de la UAM, la investigadora Ana Sanz, del equipo dirigido por el Catedrático Bernardo Moreno, ha analizado diversas variables que pueden estar obstaculizando o ayudando a recuperarnos del estrés: la presión laboral, los descansos durante la jornada, y la expresión de emociones.
Dado que las variables relacionadas con el estrés y el bienestar pueden fluctuar de un día a otro, el equipo de investigación ha llevado a cabo un diseño de diario en el que los trabajadores, procedentes de diversos ámbitos profesionales, contestan a una serie de preguntas durante toda una semana laboral, tres veces al día (antes de ir a trabajar, al salir de trabajar, y antes de acostarse).
Espirales negativas para el bienestar
Los resultados del estudio, publicados en la revista Journal of Vocational Behavior, muestran que mientras que la falta de recuperación genera espirales negativas para el bienestar, aquello que nos ayuda a sentirnos recuperados aumenta la vitalidad. Por una parte, la presión laboral diaria genera un mayor conflicto entre el trabajo y la familia, así como mayor sensación de agotamiento. Sin embargo, la oportunidad de tomar un descanso durante la jornada laboral ayuda a que exista una relación positiva entre la vida laboral y familiar, además de aumentar la vitalidad.
Por último, se ha demostrado cómo la expresión de emociones juega un papel importante en nuestra vida diaria. En concreto, parece existir un patrón diferencial en función del contenido de la expresión emocional (negativo o positivo), así como del lugar en el que se expresa dicha emoción (el ámbito laboral o el personal). En concreto, expresar emociones positivas, ya sea en el trabajo o con los amigos o familiares, ayuda a establecer una buena conexión entre estos dos ámbitos, y nos hace sentirnos con mayor energía al acabar el día. Sin embargo, expresar emociones negativas al salir de trabajar, hace que la persona se sienta más agotada.
Este estudio revela una serie de implicaciones de carácter práctico. Por una parte, en línea con investigaciones previas, parece claro que la presión laboral genera mayores problemas de salud en los trabajadores. En este sentido, los descansos durante la jornada laboral son un modo de recuperarse de las presiones, reponiendo fuerzas para continuar el día.
Los resultados relativos a la expresión de emociones resultan interesantes para aclarar cómo pequeñas acciones en el día a día pueden ayudarnos a sentirnos mejor. Expresar emociones negativas puede hacer que entremos en una espiral negativa, ya que al focalizar la atención en asuntos negativos, finalmente nos sentimos con menos energía. Sin embargo, dedicar algo de tiempo para expresar emociones positivas, ya sea en el trabajo, o con los amigos, ayuda a que nos sintamos mejor al finalizar nuestro día.
Buscar un hueco para el humor y para olvidarnos de los “debería”, son algunas de las claves para enfrentarnos a las responsabilidades diarias.
La denominada ‘ilusión de causa-efecto’ es un sesgo por el que las personas validamos supersticiones o pseudociencias. Una falsa relación muy extendida entre la población. Un equipo de investigadores ha desarrollado y aplicado un taller sencillo de metodología y pensamiento científico y ha mostrado que, si se realiza en centros educativos, disminuye un 78 % estas falsas creencias a corto y largo plazo.
Las personas de este colectivo, que representan alrededor del 1 % de la población mundial, no sienten atracción sexual, pero esto no es un trastorno ni una fase transitoria. Es una orientación sexual, avalada por la ciencia, que ha sido invisibilizada y discriminada desde hace tiempo. Así lo recoge el white paper que acaban de presentar las asociaciones PRISMA y ACEs durante el Orgullo 2024.
