Un equipo internacional de científicos ha analizado la relación entre los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para la mitad de siglo y la probabilidad de lograrlos a largo plazo. El estudio que se publica hoy en Proceedings of the Nacional Academy of Science (PNAS) sugiere a los gobiernos deben centrarse en las reducciones para los próximos 40 años para evitar niveles de calentamiento peligrosos.
Los investigadores del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, en sus siglas en inglés), el Instituto Internacional de Sistemas de Análisis Aplicados (Austria), y el Centro de Investigación de Energía de Holanda han utilizado por primera vez un modelo de sistema energético detallado para analizar la relación entre objetivos y resultados de la reducción de emisiones a largo plazo.
“Establecer objetivos para la mitad de siglo puede ayudar a preservar opciones de políticas a largo plazo mientras se gestionan los riesgos y costes que acompañan a los objetivos a largo plazo”, explica Brian O'Neill, co-autor del estudio que se publica hoy en PNAS e investigador en el NCAR.
Los investigadores utilizaron una simulación por ordenador para representar las interacciones entre el sector de la energía y el sistema climático. Comenzaron con escenarios “de operación cotidiana”, desarrollados por el informe 2000 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), que proyecta futuras emisiones de gases de efecto invernadero en ausencia de una política climática. Después analizaron las implicaciones de restringir las emisiones en 2050, utilizando un rango de niveles.
El equipo se centró en cómo los niveles de emisiones en 2050 afectarían a la viabilidad de cumplir los objetivos de temperatura de final de siglo de entre 2 y 3ºC sobre la media pre-industrial.
Umbrales para la mitad de siglo
El estudio ha identificado los umbrales críticos para la mitad de siglo que, en caso de superarse, podrían hacer que determinados objetivos a largo plazo sean inalcanzables con las actuales tecnologías energéticas. Por ello, los científicos examinaron lo que habría de cumplirse antes de 2050 para lograr el objetivo de no superar los 2ºC de calentamiento para final de siglo que respaldan muchos gobiernos.
Un escenario “de operación cotidiana” mostró que sería necesario reducir las emisiones globales en torno al 20% a partir de los niveles de 2000 para 2050. En un segundo caso, con una mayor demanda de energía, las reducciones para 2050 deberían ser mucho más agresivas: del 50%. Sin embargo, para los investigadores, lograr estas reducciones es apenas viable con las fuentes de energía conocidas.
“Nuestras simulaciones muestran que en algunos casos, aún haciendo todo lo posible por reducir las emisiones de aquí a 2050, sólo tendríamos las probabilidades de lograr el objetivo de 2ºC, y sólo si también hiciéramos todo lo posible en la segunda mitad del siglo”, señala Keywan Riahi, co-autor del estudio y científico del Instituto Internacional de Sistemas de Análisis Aplicados en Austria.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación realizó una serie de suposiciones sobre el sector energético, como la rapidez a la que el mundo podría pasar a fuentes de cero o reducidas emisiones de carbono para lograr los objetivos de emisiones. Sólo se tuvieron en cuenta las tecnologías actuales que se han revelado válidas al menos en la fase de demostración, como la fisión nuclear, la biomasa, la energía eólica y la captura y almacenamiento de carbono. Se excluyeron del estudio lLa geoingeniería, la fusión nuclear y otras tecnologías que no se han demostrado como modos viables de producir energía o reducir las emisiones.
El objetivo de 2ºC
La investigación demuestra que las temperaturas globales medias se han calentado a aproximadamente 1ºC desde la era pre-industrial. Gran parte del calentamiento se debe al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero debido a las actividades humanas. Muchos gobiernos han decidido limitar la temperatura global a no más de 1ºC adicional para evitar efectos más graves del cambio climático.
“Incluso poniéndonos de acuerdo en un objetivo a largo plazo, si no limitamos las emisiones lo suficiente en las próximas décadas podríamos ser incapaces de lograrlo. Existe el riesgo de que las opciones potencialmente deseables no sean tecnológicamente viables, o demuestren ser prohibitivamente caras de lograr”, apunta O'Neill.
Según O’Neill, “la investigación sugiere que si adoptamos una estrategia efectiva a largo plazo, nuestras emisiones pueden ser más altas en 2050 de lo que algunas propuestas han defendido, aunque se mantenga el objetivo de 2ºC a largo plazo”.