El 6,2% de todos los trasplantes renales que se realizan en nuestro país (137 el pasado año) procede de donante vivo. La Organización Nacional de Transplantes (ONT) quiere elevar este porcentaje hasta alcanzar un 15%, evitando así la diálisis a entre 250 y 300 enfermos. La esperanza funcional para trasplante de riñón de vivo es de más de 16 años, tanto si procede de un familiar como de un donante no emparentado.
En la actualidad, sólo 1 de cada 15 trasplantes renales proceden de donante vivo. En España, 42.631 enfermos se han beneficiado de esta terapia que hoy se practica en 44 centros de 16 Comunidades Autónomas. De ellos, menos de 1.000 (alrededor del 2%) han sido con donante vivo, ya que la solidaridad de la ciudadanía tras el fallecimiento de sus familiares ha permitido desarrollar un modelo basado en la donación de cadáver.
“Se pretende librar de la diálisis cada año a entre 250 y 300 enfermos, personas jóvenes en su mayoría”, ha asegurado el coordinador nacional de trasplantes Rafael Matesanz, en el simposio ‘Trasplante renal de donante vivo: nuevos retos’, organizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña.
Según datos del Registro Mundial de Trasplantes, que gestiona la ONT como organismo colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los 62.000 trasplantes renales que se hacen en el mundo, más de 24.000 (alrededor del 40%) son de donante vivo, con un claro predominio en Asia y África, y una actividad creciente en Estados Unidos y Latinoamérica, así como en algunos países del centro y norte de Europa.
Potenciar la donación de vivo
Matesanz ha explicado la importancia de fomentar el trasplante renal de vivo en nuestro país. A su juicio, el cambio en el perfil del donante, que tiene cada vez más edad, y el aumento de enfermedades que llevan a la insuficiencia renal como la hipertensión o la diabetes, aconsejan este tipo de donación, sobre todo en pacientes jóvenes, “como alternativa a la diálisis e, incluso, antes de que empiecen a dializarse”.
En nuestro país, alrededor de 22.500 pacientes están en diálisis y una cifra similar vive con un riñón trasplantado. La lista de espera para un trasplante renal es de 4.285 personas (alrededor de un 20% de los que están en diálisis), y el pasado año se efectuaron un total 2.211 intervenciones. La edad media del donante es 53,4 años, y el 43% de los casos sobrepasa los 60 años.
Para el Ministerio de Sanidad y Consumo, llegar a los 250 trasplantes de donante vivo anuales permitiría liberar de la diálisis a un número similar de enfermos. En este sentido, Matesanz ha subrayado que “la donación de riñón de vivo es un derecho que toda persona puede ejercer, que debe ser conocido por el paciente y explorado dentro de su entorno familiar”.
Mejor calidad de vida para el paciente
La mayoría de los centros realizan la extracción renal mediante laparoscopia, una técnica que ha reducido de forma considerable las molestias para el donante. Los riesgos son mínimos cuando el paciente es seleccionado de forma rigurosa, como se hace en nuestro país. Entre 2006 y 2007, 27 centros hospitalarios de toda España han mantenido un programa de trasplante renal de donante vivo.
El transplante mejora la calidad de vida del receptor, lo libera de la diálisis y aumenta su tasa de supervivencia. La esperanza funcional para los riñones trasplantados es de 10,2 años de media cuando el donante es una persona fallecida; de 16,1 años cuando se trata de un familiar haploidéntico, y de 16,7 en el caso del donante vivo no familiar. Esta cifra se eleva a 39,7 años cuando el donante es un gemelo idéntico.
El fomento de la donación renal de vivo forma parte del Plan 40, un programa puesto en marcha por la ONT a final de 2007, que trata de incrementar un 20% la donación y el trasplante de órganos en nuestro país. Su objetivo es alcanzar los 40 donantes por millón de población (pmp) para todo el país, a los que habría que sumar la donación de vivo. En la actualidad España tiene la mayor tasa de donación del mundo, con un total de 34,3 donantes pmp.