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Analizan por primera vez la calidad del polvo mineral atmosférico

Un estudio realizado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) dentro de un proyecto europeo ha evaluado por primera vez productos de polvo atmosférico mineral procedentes de dos de las fuentes de polvo mineral más importantes del mundo: el Sahara-Sahel y Oriente Próximo. El análisis, de los más completos realizados hasta ahora gracias a los medios utilizados, permitirá vigilar y predecir la composición del polvo.

Analizan por primera vez la calidad del polvo mineral atmosférico
Nube de polvo procente del desierto del Sahara en noviembre de 1998. / Wikipedia

La mayor parte del polvo mineral atmosférico que respiramos en Europa procede del Norte de África, y específicamente del desierto del Sahara, que es la región fuente de polvo mineral más importante del mundo. Inyecta a la atmósfera entre 50 y 200 millones de toneladas de polvo mineral al año, y afecta con ello al transporte aéreo, a la salud, y a numerosas actividades económicas (industria, energía, agricultura, ganadería, entre otras).

Por esta razón, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), adscrita a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha publicado un estudio de validación de los productos de polvo mineral atmosférico del modelo MACC –II.

Los datos y análisis de modelos de una serie de componentes atmosféricos son importantes para el clima, la calidad del aire y la radiación solar

El objetivo de este proyecto europeo, coordinado por el Centro Europeo de Predicción a Plazo Medio (CEPPM), es desarrollar, mejorar y operar datos de observación y de análisis de modelos de una serie de componentes atmosféricos que son importantes para el clima, la calidad del aire y la radiación solar.

Según la AEMET, esta investigación, liderada por científicos del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, ha permitido evaluar por primera vez productos de polvo atmosférico del modelo MACC-II. Además, la evaluación se ha llevado a cabo en un dominio geográfico “de enorme interés”, ya que incluye dos de las fuentes de polvo mineral más importantes del mundo: el Sahara-Sahel y Oriente Próximo (Península Arábiga y países circundantes).

Utilización de los medios más avanzados

Los expertos confirman que se trata de una de las evaluaciones más completas hasta la fecha. Esto se debe a los medios utilizados para su validación: lidars (que permiten determinar la altura a la que se encuentran las partículas de polvo, y su cantidad), estaciones AERONET (red de estaciones de medida de aerosoles), y estaciones PM10, (que miden en tiempo real las partículas en suspensión de tamaño inferior a 10 micras que son respiradas).

También se usaron los cuatro sensores más avanzados que vuelan a bordo de satélites y que proporcionan una “visión espacial” de las nubes de polvo.

Este trabajo analiza la variabilidad diaria, mensual, estacional e interanual de diferentes parámetros que dan cuenta del contenido de polvo en la atmósfera y, realiza un análisis crítico de las propias observaciones, “ya que el polvo mineral no puede medirse de forma directa”, señalan los científicos.

Datos asociados a la salud y la energía solar

Los resultados pueden jugar un papel “muy importante” en estudios relacionados con la salud y la energía solar

Los resultados muestran que la capacidad del proyecto MACC-II para vigilar la atmósfera en el ámbito del polvo mineral es muy buena en todas las regiones estudiadas, sobre todo en aquellas regiones de transporte de polvo, como la cuenca del Mediterráneo y el Atlántico norte.

Para los expertos, los datos de reanálisis de polvo de MACC-II pueden jugar un papel “muy importante” en estudios relacionados con la salud y la energía solar en regiones donde apenas hay datos de observación in situ y donde los satélites tienen gran dificultad para medir con exactitud debido a la elevada reflectividad del suelo, al ser zonas desérticas.

En este estudio también han participado investigadores del CEPPM, Barcelona Supercomputing Center (BSC, España), CNRS (Francia), Universidad de Lille (Francia), Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA, España) y del Instituto Meteorológico Noruego.

Fuente: AEMET
Derechos: Creative Commons
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