Analizan el papel de los dedos del pie en la aparición del bipedismo

Un equipo de investigación de España y EE UU ha analizado cómo cambió la morfología de los dedos de los pies para permitir el desplazamiento bípedo de los primeros homininos. Según el estudio, el dedo gordo mantuvo su capacidad prensil hasta hace relativamente poco tiempo en el linaje humano.

Analizan el papel de los dedos del pie en la aparición del bipedismo
El dedo gordo del pie mantuvo su capacidad prensil hasta hace relativamente poco tiempo en el linaje humano: / Creative Commons

Un paso clave en la historia de la humanidad fue la aparición de la locomoción bípeda en nuestros ancestros. El bipedismo supuso grandes cambios tanto en la organización social como en el desarrollo de la cultura. Cuándo y cómo apareció la capacidad de desplazarse de forma habitual sobre las dos piernas es un tema que ha intrigado a los investigadores desde hace mucho tiempo.

El pie de los primates tiene la función de agarrar objetos y los huesos, las articulaciones y los tejidos blandos de esta extremidad evolucionaron para una máxima eficiencia de estas acciones. En este contexto, los humanos actuales somos bípedos obligados y hemos perdido, en gran medida, la capacidad prensil de los dedos de los pies que conservan el resto de primates.

Ahora, un equipo internacional de investigadores con la participación de Peter Fernandez, de la Universidad de Stony Brook (EE UU) y Sergio Almécija, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (Sabadell), se ha fijado en cómo cambió la anatomía los dedos de los pies en el género humano a lo largo del tiempo para facilitar el bipedismo.

Nuestros ancestros aún conservaban cierta capacidad prensil con el dedo gordo del pie que nosotros ya hemos perdido

Para ello, han comparado la estructura de las articulaciones entre el metatarso y las falanges (en la base de los dedos de los pies) de diferentes especies que van desde homininos fósiles a los humanos actuales, pasando por los grandes primates antropomorfos (orangutanes, gorilas y chimpancés) y también varias especies de monos.

Adaptaciones en la estructura de los dedos de los pies

El estudio, publicado en la revista PNAS, revela que Ardipithecus ramidus (el hominino bípedo más antiguo estudiado) ya muestra determinadas adaptaciones en la estructura de los dedos de los pies para facilitar el bipedismo. Estas adaptaciones consisten en que la articulación entre el metatarso y las falanges del pie están orientadas dorsalmente (hacia arriba), lo que facilita extensión de la articulación para propulsar el cuerpo durante la locomoción bípeda. En cambio, otros primates muestran articulaciones orientadas distalmente (hacia abajo) y facilitando la flexión, porque los utilizan para agarrar objetos o sujetarse a las ramas.

Estos cambios aparecieron hace más de 4 millones de años y se han conservado hasta los humanos actuales. Sin embargo, el estudio también revela que el dedo gordo del pie evolucionó mucho más tarde, con las primeras especies del género Homo. Esta característica sugiere que hasta la aparición de los humanos, hace unos 2.2 millones de años, nuestros ancestros aún conservaban cierta capacidad prensil con el dedo gordo del pie que nosotros ya hemos perdido.

Por qué apareció el bipedismo es un tema de debate recurrente entre la comunidad científica. El cambio climático que comenzó en África hace unos 7 millones de años y que provocó una disminución de la superficie arbórea y la aparición de las sabanas actuales habría favorecido el desarrollo de este sistema de desplazamiento. Al mismo tiempo, la liberación de las manos de la función locomotora habría permitido dedicar las extremidades superiores a otras funciones, como la elaboración de herramientas, destacan los investigadores.

Referencia bibliográfica:

Fernández, P.J, Mongle, C.S., Leakey, L., Proctor, D.J., Orr, C.M., Patel, B.A., Almécija, S., Tocheri, M.W., Jungers, W.L. (2018, published online). "Evolution and function of the hominin forefoot". PNAS (2018) https://doi.org/10.1073/pnas.1800818115

Fuente: Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont
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