Investigadores del Centro del Cáncer Fox Chase (EE UU) han reunido pruebas que indican que algunos ensayos clínicos excluyen explícitamente a los individuos en función de su orientación sexual. Sus conclusiones se publican en una carta científica que aparece en el último número del New England Journal of Medicine.
Todos los ensayos clínicos tienen directrices que explican quiénes pueden participar y quiénes no. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés) de EE UU, estas directrices se basan en la edad, el sexo, el historial de tratamientos previos, así como el tipo y estado de la enfermedad, todos factores relevantes desde el punto de vista médico.
A partir de búsquedas exploratorias en la web clinicaltrials.gov (un portal que contiene información detallada de más de 80.000 análisis clínicos patrocinados por los NIH, otros organismos gubernamentales y el sector privado estadounidense), un equipo de investigadores del Centro del Cáncer Fox Chase ha analizado los criterios explícitos de inclusión y exclusión para los ensayos clínicos.
Según el estudio, que aparece en forma de carta científica en el último número del New England Journal of Medicine, en estos protocolos se exige que los participantes de ensayos clínicos tengan relaciones heterosexuales. Brian Egleston, catedrático de investigación adjunto de bioestadística y bioinformática en Fox Chase, y su equipo –entre los que se encuentran reconocidos expertos como Roland Dunbrack Jr y Michael Hall- confirman que la exclusión de lesbianas y gays de ensayos clínicos en EE UU “no es infrecuente, especialmente en estudios cuyo objeto es la función sexual”.
“La mayoría de los pacientes homosexuales probablemente no sean conscientes de que su orientación sexual se utiliza como factor de filtrado en la participación en ensayos clínicos”, señala Egleston. “Y es un asunto grave, tanto para los pacientes como para la comunidad investigadora médica”, puntualiza.
Abunda el lenguaje homófobo
Las búsquedas, que sólo incluyen ensayos clínicos realizados en centros estadounidenses, muestran que el 15% de los estudios identificados que emplean los términos “disfunción eréctil”, “parejas” e “hipoactivo” tienen un lenguaje excluyente.
Además, los resultados indican que los ensayos patrocinados por el sector privado, los ensayos multirregionales y los ensayos en fase III (ya en humanos) tienen más probabilidades de excluir a las personas homosexuales.
Además, al exigir a los pacientes que tengan relaciones heterosexuales, muchos estudios también están excluyendo a pacientes solteros o sin pareja, independientemente de su orientación sexual”, señala Dunbrack.
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