El artículo se publica en la revista ‘Science’

A diferencia de los chimpancés, los niños cooperan para resolver problemas

La mayoría de animales aprenden unos de otros, pero los humanos, además, son capaces de acumular conocimiento y compartirlo. Un estudio internacional plantea las condiciones sociales y capacidades cognitivas necesarias para su transmisión. Los resultados destacan la importancia de las instrucciones verbales, la imitación y la ‘prosocialidad’ en el aprendizaje.

Una niña manipula el rompecabezas, utilizado en los experimentos. Imagen: Gillian Ruth Brown.
A diferencia de los chimpancés, los niños cooperan para resolver problemas. Foto: Gillian Ruth Brown

La mayoría de animales aprenden unos de otros, pero los humanos, además, son capaces de acumular conocimiento y compartirlo. Un estudio internacional plantea las condiciones sociales y capacidades cognitivas necesarias para su transmisión. Los resultados destacan la importancia de las instrucciones verbales, la imitación y la ‘prosocialidad’ en el aprendizaje.

A la hora de resolver un problema, los chimpancés y los monos capuchinos no comparten sus conocimientos con otros congéneres, sin embargo, los niños sí colaboran entre ellos. Un trabajo internacional publicado esta semana en Science muestra que el aprendizaje en los seres humanos no solo depende de las capacidades cognitivas, sino que también se ve favorecido por el trabajo cooperativo.

Muchos animales, en especial los mamíferos, los pájaros y los peces, adquieren las habilidades propias de su especie a partir del comportamiento de los demás. A diferencia del aprendizaje social de estos grupos, las personas han sofisticado la trasmisión de conocimiento gracias a procesos psicológicos que facilitan su acumulación. El nuevo estudio demuestra la importancia de las instrucciones verbales, la imitación y la prosocialidad en la enseñanza y el aprendizaje de conocimientos.

Los experimentos se centraron en niños de tres y cuatro años, chimpancés y monos capuchinos, que tuvieron que resolver un rompecabezas diseñado en tres niveles secuenciales de dificultad. En cada prueba debían manipular un mecanismo distinto (puerta, tecla y dial) para conseguir una compensación cada vez mayor. La mayoría de los niños acabaron los experimentos, solo un chimpancé lo consiguió y ningún mono capuchino llegó hasta el final.

Según una de las coautoras de la investigación, Rachel Kendal, los resultados son “una evidencia de cultura acumulativa en seres humanos” y aclara a SINC que “la mayor diferencia fue cómo los diferentes grupos afrontaron los problemas”, porque los logros de los niños están asociados a un conjunto de procesos sociales y cognitivos que no mostraron el resto de especies.

Los niños se lo tomaron como un ejercicio social y así, en 2,5 horas se dieron 215 casos de trabajo cooperativo. En cambio, los chimpancés y los monos capuchinos mostraron más egoísmo e independencia. Los chimpancés necesitaron 33 horas y los monos capuchinos 53 horas para registrar un único caso de trasmisión de conocimiento en cada grupo.

Referencia bibliográfica:

Dean, L.G.; Kendal, R.L.; Schapiro, S.J.; Thierry, B.; Laland, K.N. “Identification of the social and cognitive processes underlying human cumulative culture”. Science [335]: 1114-1118, 2 marzo de 2012 DOI: 10.1126/science.1213969

Fuente: SINC
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