La misión Lucy de la NASA despega este mes para visitar por primera vez siete asteroides troyanos de Júpiter. Este viernes astrónomos españoles y estadounidenses han obtenido datos del más pequeño, Polymele, mientras pasaba por delante de una estrella. Las observaciones se han realizado en una ‘zona de sombra’ que discurría desde Asturias y León hasta Valencia.
En la madrugada del 1 de octubre, justo a las 04:23 h (hora peninsular española) el asteroide Polymele (15094) ha pasado por delante de la estrella (v20200923194353), un fenómeno conocido como ocultación que 22 equipos hispano-estadounidenses de astrónomos, con un telescopio cada uno, han seguido desde distintos puntos de León y Palencia.
Algunos no han tenido éxito debido a las nubes, pero otros lo han conseguido: “Siete telescopios han obtenido datos de buena calidad, principalmente porque su zona estuvo despejada”, confirma a SINC Javier de Cos, director del Instituto de Ciencias y Tecnologías del Espacio de Asturias (ICTEA) de la Universidad de Oviedo, que junto a la NASA han organizado esta campaña de observación.
La iniciativa forma parte de la misión Lucy de la agencia espacial estadounidense, que despegará el próximo 16 de octubre con un objetivo: estudiar en los próximos años los asteroides troyanos de Júpiter, facilitando información crucial sobre los orígenes y formación de nuestro sistema solar.
Entre los siete asteroides troyanos que visitará la nave figura el más pequeño, Polymele, que la NASA prevé alcanzar en 2027. Cualquier nueva información sobre este objeto, como la que aporta esta ocultación, resulta de interés para la misión.
Ayer al final se nubló la noche, pero por suerte pudimos tomar datos.
— ICTEA (@ictea) September 30, 2021
Aquí tenéis un resumen del montaje de uno de los telescopios
(vídeo de @CienciaXl ).@NASA #polymele #NASA #Lucy #ocultation pic.twitter.com/Cj1e6qz4ZX
“Los datos que hemos recogido necesitarán ser ahora procesados y analizados, y eso llevará tiempo”, comenta De Cos, “y con el lanzamiento de la nave a la vuelta de la esquina y tantas campañas en ciernes es difícil decir cuándo se liberarán los finales, probablemente este mes no”.
En esta campaña han participado algo más de 100 personas: unos 30 estadounidenses, 10 investigadores del ICTEA y, con el apoyo de la Sociedad Española de Astronomía (SEA) y la Federación de Asociaciones Astronómicas de España (FAAE), unos 50 astrónomos amateurs españoles y de otros países europeos como Francia, además de profesionales de centros como el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Algunos participantes han aportado sus propios equipos y han informado que han obtenido observaciones positivas.
“Este encuentro es muy importante para estudiar el asteroide”, ha destacado Marc Buie, jefe científico de la misión y astrónomo del Southwest Research Institute (SwRI, en Boulder Colorado, EE UU), “del que tenemos limitada información sobre su tamaño, forma y órbita, así que cualquier cosa que podamos aprender de esta observación nos dará una imagen más exacta sobre él”.
Los 22 telescopios de 40 centímetros de diámetro que se han utilizado en las observaciones proceden del SwRI, a donde pronto volverán empaquetados. A España llegaron en barco y se presentaron en el campus de Gijón el 27 de septiembre con la presencia de Buie y más de 20 observadores de la NASA, incluyendo Adriana Ocampo, una de las directoras científicas de la misión Lucy.
Esta semana el personal estadounidense ha formado a unos 60 astrónomos profesionales y aficionados en el manejo de los telescopios. Además de en las instalaciones de la Universidad de Oviedo, la puesta en marcha de los equipos y los ensayos se han llevado a cabo también en el campus de la Universidad de León.
Probablemente la 'starparty' más especial en la que he participado. Anoche en León, colaborando con la misión Lucy de la NASA para observar la ocultación de una estrella por parte del asteroide troyano Polymele. pic.twitter.com/oz2OwXsl8a
— Fernando Cabrerizo (@FerCabPal) September 29, 2021
Luego los grupos se han distribuido en 22 puntos distintos para montar los equipos, realizar un ensayo previo y, finalmente, grabar la ocultación de la estrella v20200923194353 por parte de Polymele en la madrugada del 1 de octubre.
“Como el objetivo era observar la disminución de brillo que ocasiona este pequeño asteroide al interponerse entre el telescopio y una estrella no demasiado brillante, las condiciones de observación eran críticas y estaban limitadas por la meteorología”, comenta De Cos, “por tanto, la ubicación exacta final ha variado hasta el último momento en función de la claridad del cielo, aunque siempre dentro de unas ‘cuerdas’ o líneas asignadas”. Estas discurren dentro de la zona de sombra que traza el asteroide al observarlo desde España.
El investigador lo explica: “Esa zona de sombra, por donde iba a ser visible, empezaba en Asturias y terminaba en Valencia. Cada telescopio está controlado por un equipo que, dentro de su ‘cuerda’ asignada, tiene que buscar su ubicación de forma independiente. Las cámaras tienen un GPS que geolocaliza y registra cada foto tomada, por lo que no importa cuán alejados estén los equipos: mientras estén en su cuerda, podremos componer la imagen”.
Los equipos de NASA-SwRI-ICTEA se han distribuido por León y Palencia, pero otros astrónomos lo han hecho a lo largo del resto de la franja que llegaba hasta Valencia.
Esquema de la ocultación de un asteroide seguida desde la Tierra. / IOTA
Zona de sombra del asteroide a su paso por España, con las 22 ‘cuerdas’ (en rosa) donde se podían colocar los 22 telescopios. / ICTEA
En el momento y lugar exacto previsto, los distintos equipos han grabado durante 6 minutos el evento, aunque la información clave se registra en un periodo de entre 2 y 5 segundos, según si en su zona pasa la parte central del asteroide o los extremos (que son más pequeños y ocultan la estrella menos tiempo).
De Cos subraya que campañas de ocultación como esta son vitales para recopilar información previa de los asteroides a los que llegará la sonda: “Analizando esa disminución de brillo y observada desde varios puntos distanciados, es posible inferir datos fundamentales de los asteroides, como su forma y tamaño [confían haberlo conseguido con datos útiles] y si tenemos suerte hasta su periodo de rotación”.
El investigador reconoce que su equipo tuvo mala suerte porque se les nubló la noche, al igual que al de Buie, pero que en general “la campaña ha sido excelente, hemos disfrutado hasta el último momento de una experiencia agotadora pero absolutamente enriquecedora, y compartido momentos inolvidables; agradeciendo también el apoyo incondicional de las autoridades locales, el interés de los medios y la entrega incansable de amateurs y profesionales”.
También recuerda que la NASA va a realizar en breve diversas campañas de ocultación a lo largo de todo el globo con objeto de recopilar cuanta información pueda antes de la llegada de Lucy a Júpiter. El 16 de octubre se seguirá la ocultación del asteroide Orus desde Senegal y el día 20 la de Eurybates desde el oeste de Estados Unidos.
Los preparativos para el lanzamiento de Lucy el próximo 16 de octubre ya están en marcha en Cabo Cañaveral (Florida, EE UU). Será la primera nave espacial que estudie los asteroides troyanos. Estos pequeños cuerpos son restos del primitivo sistema solar atrapados en dos ‘enjambres’ (unos bautizados con nombres griegos y otros troyanos) que encabezan y siguen a Júpiter en su órbita alrededor del Sol.
Ilustración de la nave de la misión Lucy. / SwRI
Durante una misión de 12 años, la nave viajará hasta ocho asteroides nunca vistos de cerca (siete troyanos, incluido Polymele, y otro más del cinturón principal). Al estudiarlos, los científicos esperan perfeccionar sus teorías sobre cómo se formaron los planetas de nuestro sistema solar, hace unos 4.500 millones de años, y por qué evolucionaron hacia su configuración actual.
La misión Lucy se llama como el famoso ancestro humano fosilizado encontrado en Etiopía, cuyo esqueleto proporcionó una visión única de la evolución de la humanidad, y de la misma manera, trata de revolucionar nuestro conocimiento sobre la formación del sistema solar y sus planetas, incluido el nuestro.