Todos los estudiantes de Física le conocen por su libro Mecánica Cuántica, el manual de referencia para comprender la asignatura. El físico francés Claude Cohen-Tannoudji (Constantina-Argelia, 1933), premio Nobel de Física en 1997 por sus métodos para enfriar y atrapar átomos con láser, pasó este mes por el festival científico Passion for Knowledge de San Sebastián. El veterano científico habló sobre su experiencia como investigador, profesor y escritor de libros de texto.
¿Cómo se atrapan los átomos con frío y luz?
De la misma forma que cuando andas, si tienes el viento en contra, vas más despacio, lo mismo les pasa a las partículas con la luz. Los fotones bombardean los átomos y su velocidad decrece. Ahora es posible enfriar átomos a temperaturas extremadamente bajas –próximas al 0 absoluto–. Como en física la temperatura está relacionada con la velocidad, se consigue desacelerar átomos a velocidades cercanas a 1 mm/s, mucho menos que 1 km/s, a la que que viajan las moléculas del aire alrededor de la Tierra. Además, al enfriarlos se los puede estudiar mejor –utilizando la luz láser como una pinza óptica–, así como hacer medidas de tiempo muy precisas. Esto ha supuesto grandes avances en el desarrollo de los relojes atómicos, por ejemplo.
¿Qué tiene que ver enfriar átomos con la precisión?
Esto lo explica la mecánica cuántica, que demuestra que cuando mides la resonancia atómica entre dos niveles de energía existe un ancho concreto. Este ancho es 1/t donde t es el tiempo de observación. Si aumentas el tiempo de observación –por ejemplo por 100– el ancho de resonancia es más pequeño. Y a bajas temperaturas, cuando la resonancia es mucho más estrecha, puedes medir su centro de una forma más precisa. Por eso los átomos muy fríos son interesantes para tomar medidas de gran precisión.
Su obra Mecánica Cuántica es todo un referente en la materia. ¿Cómo fue su experiencia como escritor de libros de texto?
La mecánica cuántica no es nada fácil, no casa bien con nuestra percepción del mundo macroscópico. Sin embargo, es muy importante porque muchos de los objetos que tenemos alrededor –como los móviles y otros dispositivos electrónicos– al final están relacionados con la mecánica cuántica. Cuando era profesor me parecía muy importante enseñar bien esta disciplina y tratar de que los conceptos se hicieran familiares para los estudiantes. Nos llevó seis o siete años redactarMecánica Cuántica, pero espero que sea útil para los estudiantes universitarios. Para los interesados en el tema también recomiendo las Lecturas de Física de Feynman.
¿Le ha gustado más ser investigador o profesor?
La investigación y la enseñanza están conectadas. Sería inútil descubrir cosas si no pudieras transmitirlas a otra gente. Por otra parte, cuando quieres entender algo en profundidad, la mejor forma es enseñarlo. Te obliga a tener un background más allá de lo que explicas. La enseñanza es muy buena para ampliar conocimientos y aprender más. Mi idea es que un verdadero científico es un estudiante toda su vida.
¿Cómo ve la situación actual de la educación y la ciencia en Europa?
Depende. Aquí, en San Sebastián, hemos tenido encuentros con jóvenes muy interesados en temas científicos, y esto es muy importante. Pero, en general, el problema de la gente joven es que el modelo que ven por televisión no es precisamente el de aprender, sino el de los jugadores estrella del fútbol. Aprender es un trabajo duro y es un problema que los medios de conocimiento transmitan más la importancia del dinero que la del conocimiento.
¿Y sobre la ciencia europea?
Desgraciadamente ha llegado la crisis, también a Francia. Quizá el único camino sea unirse en grupos de investigación europeos. En Europa cada país es demasiado pequeño en comparación con EE UU o Asia. Hace poco he viajado por este continente y he quedado impresionado del empuje de Singapur, Taiwán, China, incluso India. Es importante estar juntos en Europa, con iniciativas como el European Research Council (ERC), que selecciona a los mejores científicos y aporta fondos importantes para la investigación.
Acaba de cumplir 80 años. ¿Considera que el Nobel ha sido lo más importante en su vida?
Es verdad que te cambia la vida. El premio Nobel supone bastante presión, y no es que me esté quejando, pero muchos colegas y colaboradores te solicitan que escribas y participes en trabajos. Además el público también presta atención a lo que dicen los Nobel. En este sentido, hay personas que piensan, de forma equivocada, que puedes opinar sobre todos los temas. En política, la opinión es personal y no puedes imponer tus ideas a otra gente. No es fácil, pero intento tener cuidado y limitar mis declaraciones públicas a los asuntos relacionados con la investigación, la ciencia y la educación.
De padres judíos, Claude Cohen- Tannoudji nació en 1933 Constantina, una ciudad argelina por entonces territorio francés. Sus antepasados procedían de Tánger, en Marruecos. De hecho su apellido significa ‘de la familia Cohen de Tánger’. En el siglo XVI tuvieron que escapar de la Inquisición española y su periplo por el norte de África llevó a su familia sefardí a residir primero a Túnez y luego a Argelia. Los judíos argelinos consiguieron la nacionalidad francesa en 1870 por pertenecer a la colonia gala.
Tras terminar el instituto en 1953 en su país natal, Cohen-Tannoudji viajó a París para asistir a la École Normale Supérieure. Sus estudios fueron interrumpidos cuando le reclutó el ejército 28 meses durante la guerra de Argelia. Después completó su doctorado en 1962 y comenzó a enseñar mecánica cuántica en la Universidad de París. En 1973 se convierte en profesor del Collège de France y en 1997 obtiene el Nobel.