Luc Steels (Bélgica, 1952) fue uno de los investigadores que reavivó el campo de la evolución del lenguaje hace unos quince años. Tras estudiar lingüística en Bélgica y ciencias computacionales en el MIT, en EEUU, regresó a Europa para investigar sobre inteligencia artificial en la Universidad Libre de Bruselas y fundar en París el Laboratorio de Ciencia Computacional de Sony. Primero estudió sistemas expertos, robots y música, pero luego se centró en los orígenes y evolución de los lenguajes humanos. En 2011 se convirtió en profesor de investigación ICREA en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) de Barcelona, y ahora investiga en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).
¿Por qué un lingüista estudió ciencias computacionales?
Mientras estudiaba lingüística me di cuenta de que el procesamiento del lenguaje es básicamente un tipo de tratamiento de la información, y los informáticos son los expertos en este campo. Decidí ir al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, en EE UU) y aprender todo lo posible. Cuando volví a Bélgica creé mi laboratorio de inteligencia artificial, hasta el 1996, cuando Sony me pidió montar un laboratorio en París.
¿Cuándo cambiaste tu enfoque de la inteligencia artificial a la evolución del lenguaje?
Hace unos quince años quedé fascinado por los orígenes del lenguaje humano. En aquel momento yo organizaba un programa de divulgación científica en la televisión de Bélgica en el cual entrevistaba personas en diferentes campos (físicos, economistas, informáticos, biólogos) para conocer su punto de vista sobre los sistemas complejos y el caos. Me di cuenta de que todos miraban hacia los orígenes, ya fuese del cosmos, de la vida o de las estructuras económicas. Y me di cuenta de que en mi propio campo, el lenguaje, no había teorías serias en absoluto sobre los orígenes. No tenemos ni idea de cómo, por qué o incluso cuando apareció el lenguaje humano. Así que me decidí a profundizar en esta cuestión.
¿Cómo se estudia esto?
¡Es un gran reto! Muchas personas, incluyendo lingüistas conocidos como Noam Chomsky, aún creen que no sabremos nunca cómo apareció el lenguaje, ya que no hay fósiles o ninguna otra evidencia física de su aparición o su existencia en los primeros tiempos. Pero yo creo que hay dos maneras de explorar esto. Una forma es empíricamente, mediante el estudio de la historia de las distintas lenguas y la búsqueda de patrones en los cambios de las lenguas.
¿Y la otra?
El otro enfoque, en el que me centro, es mecanicista: tratar de comprender qué procesos tienen lugar en el cerebro durante el procesamiento del lenguaje, el aprendizaje y la innovación, y cómo se llega a crear dinámicamente un consenso dentro de una comunidad lingüística. Para ello utilizo simulaciones por ordenador y robots. Mi objetivo es tratar de crear una evolución de lenguaje artificial: no enseñar a los robots a hablar, sino tratar de conseguir que ellos mismos creen su propio idioma. Creo que esto nos ayudará a entender cómo el lenguaje se podría haber originado en los seres humanos.
¿Por qué decidiste venir al Instituto de Biología Evolutiva en Barcelona?
Cuando me interesé por el origen del lenguaje, me di cuenta de que las personas que sabían más sobre la evolución eran los biólogos. Como se suele decir, en biología nada tiene sentido si no es a través de los ojos de la evolución... ¡Quizás por eso los biólogos tienden a ser más abiertos y comprensivos con mis ideas! Así que me decidí a tomar un 'baño' de biología y evolución. Dejé el laboratorio en París y vine al IBE.
¿Qué encontraste aquí?
Aquí me encuentro en un contexto 'bio', donde puedo conseguir ideas y feedback. Nunca había trabajado en el sur de Europa, así que pensé que un lugar nuevo y una lengua nueva también me ayudarían a abrir la mente. No podría haber hecho una elección mejor. En todo caso, me arrepiento de no haber empezado a estudiar la biología evolutiva mucho más serio antes.