Esta científica ha evaluado en la revista médica The Lancet los puntos de la Sanidad española que el coronavirus pondrá a prueba y las lecciones que ya se pueden sacar de la experiencia. Insiste en que una vez pase esta crisis será fundamental estudiar lo que se hizo bien y mal, pero ahora “no se debe permitir que los políticos exploten la situación en su beneficio”.
No hay sistema sanitario que pueda resistir el tsunami que supone la pandemia de COVID-19 una vez que el número de casos se descontrola. En la ya famosa gráfica de la epidemia el objetivo es aplanar la curva por debajo de la capacidad del sistema sanitario para que este no colapse. Sin embargo, ese listón no es inamovible: su altura depende del estado de salud de la Sanidad pública.
Un comentario publicado la semana pasada en la revista médica The Lancet analiza este listón del sistema de salud español a la hora de enfrentarse al coronavirus. La autora principal del artículo es Helena Legido, investigadora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido). Junto con ella lo firman varios investigadores españoles junto con el experto en salud pública europea Martin McKee.
Los autores consideran que nuestro sistema sanitario “aguantó bien” durante las primeras seis semanas. “[Al principio] había una tasa de contagio asumible, en las próximas semanas es cuando se pondrá a prueba”, explica Legido a SINC.
Este cambio de escenario ya empieza a observarse en ciudades como Madrid. Por ello, la investigadora teme que se “colapsen” las unidades de cuidados intensivos de las zonas más afectadas. “Esperemos que se puedan acondicionar hospitales ‘Arca de Noé’ y de campaña lo antes posible”.
El comentario analiza los seis bloques del sistema de salud que el coronavirus pondrá a prueba: su gobernanza, “crucial” en un sistema descentralizado como el español; su financiación “tras casi una década de austeridad de la que todavía no se ha recuperado”; su capacidad de servicio; sus medicinas y equipamientos; sus trabajadores, “exhaustos”; y su capacidad de información, que valora positivamente tanto a nivel administrativo como de los medios.
El artículo también extrae cinco lecciones preliminares de la experiencia española. Tres de ellas hacen referencia, de una forma u otra, a la inversión en Sanidad. Las otras dos, al comportamiento individual y a la coordinación entre las regiones y el gobierno central.
“Mi impresión es que una buena planificación y una buena financiación podrían haber evitado el contagio comunitario en los países europeos”, asegura Legido, que considera que España debería aprender las experiencias de Singapur, Corea del Sur, Japón y Hong Kong.
La mayoría de lecciones del artículo hacen referencia a la parte económica. En primer lugar, aseguran que “serán necesarios recursos financieros adicionales para apoyar los sistemas regionales”. En segundo lugar, que “la falta de inversión a largo plazo en los servicios de salud que se ha visto en muchos países tras la crisis de 2008, deteriora su resiliencia al agotar su capacidad de respuesta [ante la crisis]”.
La última lección financiera menciona directamente a nuestro país: “Una vez que la pandemia termine, España deberá abordar la década de falta de inversión en su sector de salud, anteriormente fuerte, que lo ha dejado en apuros en estos tiempos de crisis”, advierten los investigadores en el artículo.
“Esperemos que la mentalidad en España cambie en referencia a la importancia de financiar adecuadamente el sistema sanitario y la investigación —comenta Legido a SINC— y que los partidos políticos sepan que pueden perder elecciones si no financian estas dos partidas adecuadamente”.
Otras de las lecciones habla del papel de cada español ante una crisis que está lejos de terminar. “Aunque parecen haber respondido positivamente de momento, será importante […] garantizar que esta conducta continúa durante lo que podrían ser muchos meses”, escriben los autores.
Por eso Legido defiende la importancia de la responsabilidad individual. “Debemos ser conscientes de que si no ponemos de nuestra parte podemos infectar a nuestros seres queridos. Si no seguimos las indicaciones de distanciamiento físico del Gobierno hay personas que pueden morir. Necesitamos mucha más concienciación”.
La investigadora explica que en los países asiáticos “cuando tienes la gripe o un resfriado no vas a trabajar o te pones una mascarilla”, algo que reconoce que le sorprendió durante su estancia en Singapur. “La gente es responsable y no quiere infectar a los demás. Hace falta educación en las escuelas sobre estos aspectos básicos de salud pública”.
La última lección que extraen los investigadores hace referencia a la coordinación de la crisis. “Aunque en general ha sido buena entre el Gobierno nacional y los regionales, hará falta trabajo para asegurar que continúa en los próximos meses”, dicen en el artículo. “No se debe permitir que los políticos exploten la situación en su beneficio”.
En este sentido, Legido considera que “los partidos políticos, tanto nacionales como regionales, tienen la gran responsabilidad de estar unidos en el mensaje y no utilizar esta crisis para sus propios intereses”.
“Creo que una buena planificación inicial es crucial”, afirma la investigadora. “En un futuro sería deseable que se planifique cómo debe colaborar el Gobierno central con las autonomías y qué responsabilidades necesitan de una coordinación nacional o regional”.
Legido deja claro que los análisis sobre la gestión deberán esperar al final de la pandemia. “Una vez pase esta crisis será fundamental hacer un estudio riguroso de lo que se hizo bien y mal, y preparar un plan exhaustivo que nos prepare para la próxima epidemia. Ahora hacen falta mensajes claros y medidas bien explicadas para que la población confíe en el Gobierno y haga caso de las medidas”.