Este economista estadounidense es uno de los mayores especialistas en movimientos migratorios a escala global. Sus estudios son conocidos por ser una de las fuentes más importantes y fiables de datos, números y tendencias demográficas internacionales.
El ser humano es migrante. El deseo de hallar la tierra prometida –que en el siglo XXI, significa estabilidad económica y política– ha provocado que el éxodo forme parte inherente de nuestra historia.Hoy la inmigración preocupa a muchos, en especial en Occidente, donde se está considerando reforzar las políticas migratorias a las personas que demandan trabajo y solicitan asilo político.
Frente a las actuales crisis migratorias, se ha abierto una polémica que está lejos de ser resuelta y han proliferado fuentes de desinformación que difunden mensajes xenófobos apoyados por falsas afirmaciones. ¿Quién es quién en la inmigración de hoy en día? ¿Cómo será la demografía del futuro? ¿Cuál es la verdadera opinión pública sobre el inmigrante?
Estas son preguntas que sabe responder con datos contrastados Mark Hugo López (1967, Los Ángeles), director de investigación en Migración Global y Demografía del Pew Research Center (EE UU). Nos encontramos con él en Madrid, minutos antes de su charla enmarcada en la serie de conferencias Demography Today de la Fundación BBVA.
Cuando hablamos sobre inmigración, nos refreimos a alrededor de 258 millones de personas (cerca del 3,5 % de la población mundial). De ellas, el 21 % surge solo de cinco países, que son India, México, Rusia, China y Bangladesh.
“Muchos de estos son inmigrantes económicos e indocumentados, por lo que es difícil conocer su número exacto. Luego están los refugiados, que son cada vez más y, por último, tenemos a los desplazados, que representan cerca del 1 % de la inmigración mundial”, comenta López.
Entre los destinos, Estados Unidos encabeza la lista con casi 50 millones de habitantes nacidos en el extranjero. A este le siguen Arabia Saudí, Alemania, Rusia, y Reino Unido. Pero falta un detalle a tener en cuenta: el número absoluto de extranjeros no cuenta la historia completa.
Mark Hugo López responde a las preguntas de Sinc en la Fundación BBVA en Madrid. / Álvaro Muñoz / SINC
Mientras que EE UU tiene el mayor número de inmigrantes, solo el 14 % del país es de origen extranjero (una proporción que se repite en España, con seis millones de inmigrantes aproximadamente). En comparación, hay países del Golfo Pérsico donde tres de cada cuatro personas son migrantes. En esta zona del medio oriente, potencias emergentes como Emiratos Árabes Unidos alcanzan casi el 90 % de población inmigrante.
“La mayoría provienen de Asia y quieren trabajar en ciudades como Dubai, sin embargo, en esta parte del mundo encontramos también algunas de las mayores concentraciones de refugiados”, cuenta López. “Pero estos flujos de migrantes son muy diferentes de los que atraen países como EE UU o España”, añade. En efecto, ‘Spain is different’ y está viviendo actualmente una situación parecida a la del gigante económico.
Proporcionalmente, acogemos al mismo porcentaje de personas que EE UU, la mayoría por razones económicas y muy pocos por asilo político. Ambos países de destino tenemos frontera con importantes fuentes de inmigración: América Latina, ellos y África, nosotros. Aunque España es el segundo destino que escogen los latinoamericanos. “Por motivos de idioma y cultura”, dice el experto. Entre ellos, Ecuador es el único que nos prefiere al sueño americano. Colombia, Perú y Venezuela también tienen una presencia importante en nuestro país.
“Las circunstancias están cambiando para ambos”, reflexiona López. “México es para EE UU lo que Marruecos para España. Ambos han supuesto fuentes importantes de inmigración. Sin embargo, cada vez son menos los jóvenes que quieren salir de estos países. Ahora, las personas de América Central y África Subsahariana se están convirtiendo en los nuevos inmigrantes de nuestros países”, explica.
El investigador continúa explicando que la preferencia del destino suele estar directamente ligada a las políticas del país. “En Canadá, por ejemplo, dos de cada tres inmigrantes tienen un título universitario porque eso es lo que favorece su política migratoria. Esta es una tendencia que está empezando a calar también en Australia y Estados Unidos”.
Los países europeos han tratado de sumarse a la dinámica, pero “están perdiendo el ‘concurso’ de quién tiene los mejores inmigrantes”, comenta. “Por su lado, China y Japón no han entrado en el juego, aunque ya de por sí son menos accesibles, dadas sus exigentes políticas”, añade.
Entonces, ¿nadie quiere al ‘peor’ inmigrante? ¿Qué opinan los habitantes de cada país sobre la inmigración? Para recabar datos con los que responder a estas preguntas, López llevó a cabo un estudio de percepción en 18 países que, en su totalidad, contienen la mitad de los migrantes del mundo.
“En el mundo existen tanto opiniones positivas como negativas respecto a la inmigración”, señala López, basándose en los resultados de su último informe sobre actitudes frente a la inmigración titulado Around the World, More Say Immigrants Are a Strength Than a Burden, donde en 10 de los 18 países encuestados (tanto de origen como de destino), la mayoría ven a los inmigrantes como una fortaleza y no como a una carga.
Además, López y su equipo han comparado muchas de las respuestas a las que obtuvieron cuatro años antes en algunos de los países encuestados. Una de sus mayores sorpresas durante la investigación fue descubrir que la percepción sobre la inmigración puede cambiar completamente en un país con el paso de los años.
Este ha sido el caso en EE UU, donde casi un 60 % contestó en 2018 que la inmigración hace a un país más fuerte gracias a su trabajo y talento, mientras que en el pasado, “en 1990, el juicio era más pesimista”, afirma López. “Es posible que el número creciente de hijos de inmigrantes nacidos en el país haya provocado un impacto positivo en la opinión pública”, añade.
Ocurre lo mismo cuando se comparan las respuestas de 2014 y 2018 en Reino Unido, Francia y España. “La opinión ha mejorado”, resume. En cambio, Italia, Grecia y Polonia, se muestran ahora más que nunca reticentes a la llegada de nuevos foráneos.
Según el experto, es posible que una de las razones que han llevado al rechazo en estos países es que “sirvieron y siguen sirviendo como camino de paso al resto de Europa para los inmigrantes de Siria, Irak y Afganistán”. “Lo mismo sucede con Alemania, que ha sido uno de los países que más refugiados ha acogido durante los últimos años”, añade.
Ente los diferentes puntos de vista, España es un caso especial por la polarización de nuestras opiniones frente a la inmigración. Aquí tenemos posiciones divididas al 50 % ante ciertas preguntas: ¿La inmigración incrementa el riesgo de terrorismo? ¿Los inmigrantes indocumentados deben ser deportados a su país de origen? ¿Quieren los inmigrantes integrarse o vivir apartados?
A escala global, “hay menos preocupación por la delincuencia que por el terrorismo, una mayoría a favor de la deportación de los inmigrantes que viven en su país en situación irregular y una opinión divida sobre la disposición de los inmigrantes a adoptar las costumbres y el estilo de vida de las sociedades de acogida”. Así resume el Pew Research Center su informe.
Entre tanta disparidad, el tema que realmente preocupa a los españoles es la salida sus habitantes hacia otros países (1,3 millones en 2017). “Creo que es interesante ver cómo, por un lado, los españoles en su mayoría apoyan a los inmigrantes, y por el otro, no quieren que los suyos emigren, quieren que se queden trabajando aquí, en España”, comenta el investigador. ¿Será por los problemas demográficos y el envejecimiento de la población en nuestro país?
“La inmigración es importante para la demografía, pero no es una solución de futuro para los problemas”, explica López. “En EE UU –añade–, los hijos de inmigrantes nacidos en el país reducen también el número de hijos por pareja. La situación no se soluciona, sino que se pospone”.
Según López, pese a que empieza a haber un freno en ciertos flujos migratorios –como en México–, “la tendencia va a seguir aumentando y las fuentes actuales serán sustituidas por nuevos países donde surjan conflictos o problemas económicos. Aunque todo depende de la políticas migratorias”, subraya.
“Hay una diferencia muy grande entre la opinión pública y las actuaciones de los gobiernos”. Entre las preferencias gubernamentales actuales, se observa una clara inclinación por acoger únicamente a los inmigrantes desplazados por motivos de trabajo que poseen, por lo general, estudios universitarios. “Quizás, la inmigración del futuro sea pasajera y no para quedarse”, concluye.